Verhonica Zamudio Santos, investigadora de la CISS: «Las Américas es la segunda región más propensa a desastres por peligros de origen natural»

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Entrevista a Verhonica Zamudio Santos, investigadora de la Conferencia Interamericana de Seguridad Social

Por Nicolás Retamar, de la redacción de NODAL

América Latina y el Caribe es una de las regiones más afectadas por los desastres naturales. Las consecuencias del cambio climático se dejan ver y cada vez son más frecuentes los huracanes, las inundaciones, las sequías y las lluvias torrenciales, afectando principalmente a las poblaciones más vulnerables.

NODAL dialogó con Verhonica Zamudio Santos, doctora en Estudios Urbanos y Ambientales por el Colegio de México e investigadora de la Conferencia Interamericana de Seguridad Social, quien elaboró un documento denominado «Protocolo de desastres para instituciones de seguridad social en las Américas».

¿Por qué es necesaria la construcción de un Protocolo de Desastres para instituciones de la Seguridad Social en las Américas?

Las Américas es la segunda región más propensa a desastres por peligros de origen natural. En las dos últimas décadas 13 millones de personas han resultado afectadas cada año a causa de desastres, y los más habituales son los hidrometeorológicos: huracanes, inundaciones, sequías, lluvias torrenciales, que han afectado a 200 millones de personas en las últimas dos décadas.

Un protocolo de desastres para las instituciones de seguridad social facilita la elaboración de planes y guías de acción para la preparación ante los peligros relacionados con el medioambiente, que no podemos prevenir ni eliminar, y que cada año orillan a 26 millones de personas en el mundo a situación de pobreza.

Las instituciones de seguridad social son un pilar de bienestar con base en las prestaciones de salud, de pensiones, de accidentes laborales, maternidad y diferentes servicios (según la legislación de cada país), por lo que se trata de instituciones esenciales que no pueden dejar de funcionar ni de garantizar los beneficios a las personas afiliadas y beneficiarias en caso de desastres, que son momentos crisis en que las personas necesitan de mayor protección social.

¿Cuáles son los principales desafíos que se encuentran las instituciones a la hora de hacer frente al riesgo de desastres?

Son varios los desafíos que se encuentran las instituciones a la hora de hacer frente al riesgo de desastres. El primero, se trata de la falta de planes de continuidad de las operaciones. Las instituciones no están preparadas para mantener operaciones ininterrumpidas en caso de que peligros naturales impacten a las instalaciones físicas y tecnológicas. Esto incluye mantener la atención presencial y/o a distancia a las personas afiliadas y beneficiarias, garantizar mecanismos de entrega de prestaciones y servicios eficientes, en tiempo y en forma, y con cobertura quese adapte a las necesidades apremiantes durante la situación de crisis.

El segundo, se trata de la falta de especialización ante riesgos socioambientales. Los sistemas de seguridad social en las Américas se han enfocado a las medidas de protección civil necesarias ante emergencias que se suscitan al interior de las instalaciones. Pocos son los registros de instituciones de seguridad social que se preparan ante contingencias relacionadas a factores medioambientales, de tipo global, como la crisis sanitaria que hoy enfrentamos por la COVID-19.

El tercero es que los sistemas de gestión de riesgos están muy delimitados a la protección civil y a los mecanismos regionales y nacionales de gestión. Aún predomina la noción asistencialista de la atención a los desastres y emergencias, y una escasa comprensión del desastre como consecuencia de las formas del desarrollo que requiere de la implementación de programas sociales de protección.

Por último, las instituciones de seguridad social traen a cuestas una serie de retos por los cambios demográficos en la Región referidos al sistema de pensiones, a la cobertura en salud, además de la segmentación de la política social en cada país, lo que puede incidir en posponer la atención de los retos socioambientales.

¿Dónde radica la importancia de la articulación entre instituciones de la Seguridad Social de América Latina y el Caribe?

En la socialización de las experiencias valiosas de atención a desastres y emergencias entre los países. Las lecciones aprendidas tienen un potencial para la cooperación sur-sur. Además, la articulación a nivel regional puede facilitar iniciativas que permeen en los sistemas nacionales. Y, por último, hay una mayor efectividad al gestionar el riesgo de manera compartida, que evita la subida de los índices de pobreza, migración y de desigualdad a nivel regional.

¿En qué consiste el Plan de Respuesta que propone la CISS en el Protocolo?

El Plan de respuesta de la CISS consiste en dos momentos principales. El primer momento tiene como fin último la especialización en contingencias socioambientales, es decir, plantear las bases legales y organizativas al interior de la institución para estar preparados en caso de que los peligros naturales impacten social y económicamente a las personas y comunidades. Mientras que el segundo se centra en la operatividad de la respuesta en caso de que un huracán o lluvia torrencial, por dar un ejemplo, haya dejado un saldo de personas sin viviendas, sin servicios sociales y otras necesidades básicas.

El primero implica la preparación de aspectos normativos que faciliten la integración y la participación efectiva del sistema de seguridad social en las estrategias nacionales y locales de reducción del riesgo de desastres. Además de una serie de arreglos organizativos institucionales para la conformación de un Área de Atención a Emergencias (AED) que facilite la atención de las personas afectadas y en situación de vulnerabilidad ante desastres.

Por su parte, el segundo implica la identificación, comunicación y enlace de las instituciones de seguridad social con los sectores encargados de servicios sociales y bienes necesarios en caso de desastres, es decir, la coordinación multisectorial. Y, por último, es fundamental la planificación al interior de las instituciones de seguridad social que facilite la continuidad de operaciones sustantivas para garantizar los beneficios a las personas afiliadas y beneficiarias ante situaciones de desastres, nos referimos a unacoordinación intrainstitucional.

Es muy importante destacar que el plan se desarrolla con base en las necesidades y prioridades de cada una de las instituciones de seguridad social. No se trata de un plan único, estandarizado, sino de una guía que delinea posibles rutas pata atender los impactos de los peligros naturales que continuamente aquejan a nuestra región.

 Protocolo de Desastres para instituciones de Seguridad Social en las Américas

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