La solidaridad de los que menos tienen – Por Nicolás Retamar

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Caribe | La solidaridad de los que menos tienen

Por Nicolás Retamar, de la redacción de NODAL

San Vicente y las Granadinas es un conjunto de islas e islotes ubicados al oeste de Barbados, al sur de Santa Lucía y al norte de Granada, con una población aproximada de 110 mil habitantes que conquistó la independencia política de Reino Unidos en 1979. Su forma de gobierno es una democracia parlamentaria dentro de la Mancomunidad Británica de Naciones y el primer ministro, Ralph Gonsalves, fue reelecto por quinta vez consecutiva en noviembre de 2020. El país es protagonista de organismos regionales como la Comunidad del Caribe (CARICOM) y la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP).

Si bien las alertas y los cuidados estaban pendientes de la situación, todo se desencadenó en un puñado de horas. El jueves 8 de abril, Ralph Gonsalves emitió un alerta de desastre por el aumento de la actividad del volcán La Soufriere ubicado en la isla de San Vicente que incluyó la evacuación de todas las personas que habitan el norte de la isla. Las estaciones de monitoreo ubicadas en el volcán reportaron actividad sísmica con largos terremotos que incluyeron humo, cenizas y vapor, lo que indicaba que la erupción no iba a tardar en llegar. Con el correr del día, las especulaciones se hicieron realidad y hasta el momento hubo dos erupciones. La última erupción de La Soufriere había sido en 1979 y anteriormente en 1902, donde se estima que fallecieron más de 1500 personas.

Lejos de quedarse en las lamentaciones, oraciones y buenos deseos, los países miembros de la Comunidad del Caribe optaron por poner la otra mejilla y ser parte de la solución para recibir a las personas evacuadas y enviar los elementos necesarios para enfrentar esta catástrofe. Al ser islas tan pequeñas y con recursos tan escasos, la respuesta ante estos fenómenos siempre debe ser colectiva, desdibujando los territorios para actuar como un todo regional.

Ya el mismo jueves 8 de abril, Barbados y Trinidad y Tobago estaban a disposición para recibir evacuados por orden de la primera ministra Mia Mottley y el primer ministro Keith Rowley respectivamente. Además, los primeros ministros de Antigua y Barbuda, Dominica, Granada, Jamaica, San Cristóbal y Nieves y Santa Lucía se contactaron con Gonsalves para hacerle saber que sus países estaban listos para recibir a contingentes.

A pesar de economías vapuleadas por la pandemia en una región donde las vacunas llegan a cuenta gotas mediante donaciones provenientes de India y algunas miles de dosis que distribuye el mecanismo COVAX, más lo que implica el traslado de personas entre países (traslado del virus) con los protocolos que se están adaptando rápidamente en hoteles cerrados a causa del Covid-19 y en casas particulares de familias, ningún gobierno dudó en recibir a familias escapando de La Soufriere.

Allen Chastanet, primer ministro de Santa Lucía, anunció que recibirán a 300 personas en una primera instancia. Keith Mitchell, primer ministro de Granada, afirmó que ya hay 1600 camas listas en la Universidad St. George para acoger a contingentes de evacuados. Gaston Browne, primer ministro de Antigua y Barbuda, dialogó con su par de San Vicente y las Granadinas ofreciendo alojo para 250 personas que llegarán a través de un vuelo de la empresa Liat, proporcionándoles no solo cama sino también comida y elementos de protección en el marco de la pandemia.

El gobierno de Barbados dialogó con las empresas Caribbean Royal y Carnival, logrando enviar cruceros solo con personal a bordo a San Vicente y las Granadinas para que funcionen como hoteles y traslados para miles de evacuados. Roosevelt Skerrit, primer ministro de Dominica, dialogó con Gonsalves para poner el país a disposición de lo que sea necesario y lo propio hicieron Timothy Harris y Andrew Hollness, primeros ministros de San Cristóbal y Nieves y Jamaica. Además, Cuba y Venezuela, miembros del ALBA-TCP, pusieron a disposición insumos humanitarios y personal experto en riesgos para cooperar en la evacuación. La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) con México a la cabeza también ofreció su colaboración no solo a San Vicente y las Granadinas sino a la Comunidad del Caribe.

Al repasar los comunicados oficiales y las declaraciones gubernamentales de cada país, todos tienen en común algunas palabras que se transforman en conceptos que estructuran la columna vertebral del presente del Caribe oriental: amor, hermandad y solidaridad. Esta parte del Caribe está compuesta por varios gobiernos de carácter progresista que pelean por un acceso equitativo a las vacunas, plantean las consecuencias del cambio climático para la región y exigen que los países ricos reduzcan las consecuencias de los fenómenos que ellos mismos han provocado, proponen la independencia definitiva del Reino Unido, defienden las relaciones con China a pesar de las presiones de Estados Unidos, apoyan al movimiento Black Lives Matter, critican las decisiones de la Unión Europea y denuncian la injerencia de la Organización de Estados Americanos (OEA) y su secretario general Luis Almagro en Venezuela y los procesos eleccionarios regionales.

Cuánto tiene para aprender América Latina del Caribe y de esos conceptos –amor, hermandad y solidaridad- que marcan el camino y muchas veces se repiten vacíos de contenido por estos lugares.


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