Colapso sanitario en Ecuador | Los tres hospitales más grandes de Quito están llenos y tienen lista de espera

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Alison Hildago y su madre Herminia Panches recuerdan, con detalles, la desesperación que sintieron al no conseguir una cama en la unidad de cuidados intensivos (UCI), para Patricio -padre y esposo, respectivamente- quien dio positivo para covid-19.

El jueves 4 de marzo, Patricio, de 51 años, empezó con complicaciones respiratorias graves. De inmediato le llevaron al centro de salud público cercano a su casa, ubicada en Pisulí, en el norte de Quito.

Allí le acogieron por cuatro días. Lo conectaron a oxígeno, pero no había medicación. “Compramos medicinas que costaban USD 17 cada una. Tomaba cuatro diarias”, relata Herminia, de 46 años.

De esta manera Patricio se mantenía estable. El domingo 7 de marzo, la situación cambió. Alison fue a dejarle el almuerzo, ya que el centro médico no cuenta con ese servicio.

“Me dijeron que estaba mal y que requería una UCI. La noticia nos devastó; sabíamos que no había disponibilidad”, cuenta la joven, de 23 años.

Desde el mes pasado la ocupación de camas en la urbe llegó a sus niveles máximos, en especial en terapia intensiva, donde se alberga a los pacientes con síntomas graves.

Según cifras del Ministerio de Salud Pública (MSP), con corte al 15 de marzo -último dato proporcionado-, el 97% de sitios habilitados para covid-19 en esa área estaba ocupado.

Los tres hospitales más grandes de la capital: Eugenio Espejo a cargo del MSP, Carlos ­Andrade Marín (HCAM) y Quito Sur, del IESS, están ­llenos; incluso hay 148 ciudadanos que se encuentran en lista de espera.

En el primero, tres personas necesitaban una UCI. La mayoría llega descompensada, por lo que requiere ingresar a allí, explica el intensivista y jefe del área, Manuel Jibaja. La estadía supera los 15 días. Patricio, por ejemplo, estuvo 22 días en ese sanatorio.

En el HCAM hay 27 sitios, todos ocupados. En la lista de espera hubo ocho pacientes, hasta el jueves. Ellos aguardaban en emergencias, dice el intensivista Freddy Maldonado.

Pero, sin duda, la situación más compleja se vive en el Quito Sur, que desde marzo de 2020 centró su atención en los casos de covid. Incluso el último fin de semana de marzo hubo ciudadanos esperando en sillas y hasta en el suelo. Este centro médico “colapsó”, admiten sus autoridades. Hasta el jueves, su capacidad se desbordó y llegó al 150%. 54 personas buscaban un puesto en hospitalización y otras 83 rogaban por una UCI.

Rodrigo Ponce, de 67 años, enfrentó esta problemática. El fin de semana anterior ingresó a esta casa de salud, del sur de Quito, con síntomas respiratorios. Allí le hicieron la prueba y ratificaron que estaba infectado con SARS-CoV-2.

Durante varios días permaneció hospitalizado; aparentemente estable. El miércoles se agravó y la búsqueda se activó.

“La familia empezó a llamar a clínicas que tengan convenio con el IESS o a alguna pública. Lo hicimos por nuestra cuenta”, relata Katya Ponce, hermana de Rodrigo.

Después de tanto insistir -cuenta la mujer de 58 años- encontraron una cama en un sanatorio privado. El problema fue que el trámite de la derivación demoró casi siete horas, por lo que “casi la perdemos; el centro no podía esperar porque hay muchos pacientes en la misma situación”.

Eso generó molestias en la familia de Rodrigo, quien es hipertenso. “Encontramos la cama, que es lo más difícil; pero no había la derivación del IESS. Esos procesos deben mejorar, porque los minutos son oro para un paciente como mi hermano”.

Afortunadamente, Patricio y Rodrigo encontraron una cama y están en proceso de recuperación. El primero ya recibió el alta el miércoles 31 de marzo, por lo que está junto a su familia. Mientras que el segundo sigue hospitalizado.

Sin embargo, hay pacientes que no lograron acceder a un espacio. Pedro -nombre protegido- tenía 40 años y se infectó de coronavirus.

La semana anterior, este quiteño, quien padecía otra patología, ingresó al Quito Sur, tras presentar dificultad respiratoria. Estuvo unos días; lastimosamente no pudo acceder al área crítica. Falleció, cuenta brevemente un familiar, que no puede superar la pérdida.

La situación en los establecimientos privados no es diferente. La ocupación llegó al 100% en Quito, ratifica Ana Delgado, directora ejecutiva de la Asociación Nacional de Clínicas y Hospitales Privados del Ecuador (Achpe). “La ciudadanía necesita protegerse más. Y las autoridades deben reforzar los controles”.

El Comercio

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