Esperanza Martínez, senadora y exministra de Salud de Paraguay: “Bolsonaro ha sido prácticamente un genocida y Brasil ha producido un daño terrible a la región en la propagación del virus”

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Entrevista a Esperanza Martínez, senadora y exministra de Salud de Paraguay

Por Denise Godoy, de la redacción de NODAL

América Latina vuelve a enfrentar una situación crítica en sus sistemas sanitarios debido a la segunda ola de contagios y al surgimiento de variantes que aceleran la propagación del virus. Con los hospitales desbordados, escasez de oxígeno y de camas de terapia intensiva, los diversos gobiernos se han visto forzados a aplicar restricciones de circulación para frenar el avance del Covid-19.
El acceso a las vacunas sigue siendo un problema debido a la desigualdad en la distribución por parte de los grandes laboratorios, afectando principalmente a los países más empobrecidos.
En entrevista con NODAL, Esperanza Martínez, senadora y exministra de Salud de Paraguay, analiza el contexto sanitario de la región y los resultados de las políticas aplicadas para contrarrestar el avance de la pandemia.

¿Cómo encontró la pandemia a los sistemas sanitarios de la región?

América Latina ha sido uno de los espacios de experimento de las políticas neoliberales desde fines de los ’80, con el achicamiento de los espacios públicos y con las políticas de privatizaciones y tercerizaciones de los sistemas sanitarios, perjudicando a países que tenían fuertes sistemas sanitarios públicos en ese momento. Eso dio como resultado una fuerte desigualdad, donde sectores de mejores niveles socioeconómicos optaron por sistemas privados y el resto de la población por sistemas públicos precarizados, con baja paga y multiempleo de los trabajadores de la salud.

Hoy el resultado es más desigualdad y mayor pobreza. Es el continente más desigual en todos los aspectos sociales y económicos y la salud no escapa a eso. Se disminuyeron los procesos de inversión pública y de políticas en favor de sistemas universales. Cuando llega esta pandemia lo primero que delata es la baja inversión de las últimas décadas, el abandono de los sistemas públicos por aquellos de carácter más privatizados. Cuando el sector privado pierde dinero rápidamente entiende la importancia del Estado, le pide socorro y le transfiere sus responsabilidades, que es lo que ha pasado en la mayoría de los países, no solamente de América Latina. Incluso Europa, que abandonó su fuerte posición de protección social para avanzar hacia modelos privatizados y hoy está replanteando esta vieja filosofía política que tenemos los sectores progresistas y de izquierda, que creemos que la salud es un derecho y no una mercancía, que tiene que haber un sistema público, universal y gratuito para toda la población. La pandemia ha sido la mejor maestra para demostrar, primero lo que hicimos mal y segundo hacia dónde debemos cambiar para que las cosas mejoren.

¿Cómo evalúa la respuesta sanitaria de los distintos países? ¿Se pudo-puede evitar el colapso hospitalario?

Creo que ningún país ha logrado escapar de esta crisis. Cada país lo está enfrentando con su sistema sanitario histórico, con sus fortalezas y debilidades. Algunos gobiernos son más eficientes, están más preocupados por la protección social y otros, como en el caso de Paraguay, han priorizado los negocios, la corrupción y el sostener a un gobierno políticamente incapaz de hacer frente a una guerra como la que se presenta hoy al enfrentar una pandemia.

Hay que tener una firmeza y una capacidad de liderazgo, de conducción, para construir escenarios, lo cual muchos carecen. Tenemos también ejemplos como Brasil, con un presidente que ha sido prácticamente un genocida que ha dejado a libre expresión de la enfermedad, no solamente sin tomar medidas para apoyar a su población y evitar tantas muertes, sino queha hecho una campaña de ignorar las medidas internacionales contribuyendo así a que el país sea hoy el foco regional más importante de desestabilización con la cepa Manaos, que ha producido un daño terrible a Brasil y a toda la región, incluso al mundo porque tiene abiertas sus fronteras y sigue propagando esta cepa tremendamente agresiva y de alta contagiosidad.

¿Qué opina acerca de que los gobiernos de la región autoricen a los sectores privados la compra de vacunas?

Considero que los gobiernos tienen que defender el tema de la vacuna como un bien público de derecho a la salud universal, priorizando las negociaciones con las industrias y países productores. Deben tener un plan de emergencia de habilitación de las vacunas de la manera más soberana posible, porque sabemos que esta contingencia también ha demostrado la fachada hipócrita de toda esta posición internacional de una visión de solidaridad y cooperación que han tenido los organismos internacionales como las Naciones Unidas.

En este momento, los que se ve es un alto nivel de egoísmo y una concentración de recursos, de tecnologías en los países ricos para defender a su población a expensas de los países menos desarrollados y en condiciones económicas muy básicas. Esto hace que estemos en la lista final a espera de lo que les sobre una vez que ellos hayan garantizado el cien por ciento de la vida de sus ciudadanos. Se ha puesto en evidencia el fracaso internacional de la supuesta solidaridad de los países ricos y también el fracaso que traen las políticas neoliberales que rompen con la solidaridad regional de bloques como Mercosur, Unasur o Celac.Las políticas neoliberales han perseguido destruir esa unión latinoamericana después de los golpes parlamentarios produciendo un fuerte ataque a todos los organismos de integración regional para avanzar con sus políticas de negociaciones bilaterales. Lo mismo están implementando las industrias productoras de vacunas hoy en día a los diferentes países haciéndonos perder nuestra soberanía sobre la posibilidad de transparencia y de publicar los costos de las vacunas a través de cláusulas de confidencialidad o también de poder reclamar a través del derecho internacional un eventual resarcimiento por daños en casos de fraude o irregularidades.

Hay una dificultad por parte de los gobiernos pero no debe ser eso una razón para dejar en manos del sector privado la vacuna como un fuerte negocio. Sobre todo en momentos de crisis, se debe evitar que, como buitres, los sectores privados saquen fortunas a expensas de la situación de miles de familias latinoamericanas.


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