Colombia | Internet: ¿otro campo de represión en el Paro Nacional?

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Debido a la situación de pánico que sentimos, en MANIFIESTA quisimos entender si en realidad podíamos hablar de censura en internet. ¿Qué está pasando realmente en el campo digital con el Paro Nacional? ¿El gobierno está detrás de esto? ¿Nos están censurando?

‘Se metieron con la generación que no tiene miedo de grabar sus propias masacres en lives de Instagram’ es una frase desoladora que ha circulado por internet en estos diez días que hemos vivido de Paro Nacional.

La frase es triste, pero cierta. En nuestras casas, con el nudo en la garganta y llenxs de impotencia, muchxs hemos presenciado en tiempo real ataques armados de la fuerza pública contra civiles. Como el caso de Nicolás Guerrero, un joven de 21 años al que le dispararon en la cabeza miembros del Esmad cuando estaba en un plantón pacífico al norte de Cali el dos de mayo, mientras un DJ caleño transmitía en vivo desde su cuenta de Instagram. Nicolás murió esa misma noche.

Las redes sociales han tenido un rol fundamental en este Paro Nacional. Mientras entidades estatales como la Defensoría del Pueblo fueron criticadas de manera extensiva por su desconexión con la delicada situación del país, la gran espiral de contenido gráfico en ciudades como Cali, Medellín, Pasto y Pereira se reproduce cada noche en nuestros celulares casi en vivo, y nos traslada allí. Historias de Instagram y Facebook, hilos de Twitter y cadenas de Whatsapp, son los otros lugares que estamos habitando y que nos conectan con el horror cuando regresamos de las calles en medio de esta coyuntura nacional.

Ese flujo desbordado de contenido que registra cada minuto del Paro se vio interrumpido por dos hechos principales en los últimos días. Sucesos que han aumentado la confusión y el miedo entre lxs habitantes del país que usan internet. Uno relacionado con fallas de internet y otro relacionado con la eliminación de contenido en plataformas como Instagram. Estos hechos generaron un rumor generalizado sobre qué estábamos viviendo en el país.

Hablar de censura es gravísimo. Y da paso a otras conversaciones. Por eso, antes de unirnos a las denuncias, en MANIFIESTA quisimos recoger voces expertas para entender si en realidad podíamos hablar de censura. ¿Qué está pasando realmente en el campo digital con el Paro Nacional. ¿El gobierno está detrás de esto? ¿Nos están censurando?

¿Qué pasó con Cali e Instagram?

El primer hecho que prendió las alarmas ocurrió el 4 de mayo en la noche. Se reportaron caídas en la conexión a internet en algunas zonas de la capital del Valle del Cauca. Algunas periodistas y políticas reportaron que la falla de conexión se presentó sobre todo en Siloé, uno de los epicentros del abuso de la fuerza pública durante estos días de paro.

Netblocks, un observatorio internacional que monitorea el internet y sus caídas a nivel global, confirmó al otro día el incidente. Luego, otros observatorios como Kentik confirmaron que la falla se debió a un corte de fibra que afectó a 7000 usuarios de Movistar Colombia. Algo que luego confirmó el Ministerio de las TIC y que “No hay evidencia de un cierre de Internet dirigido por el gobierno como se ha informado en otros lugares”.

El segundo hecho, que generó una alerta más grande, tuvo que ver con bloqueos masivos de historias ayer en Instagram. Muchas personas fuera del país reportaron en sus redes sociales que sus historias relacionadas con el Paro Nacional aparecían bloqueadas. El mensaje decía: ‘contenido no disponible’.

Muchas de estas historias no estaban infringiendo ninguna norma de la comunidad. Lo anterior aumentó el temor, luego de una jornada de movilizaciones masivas por todo el país. Amenazas sobre censura, tips para volver visibles estas historias, y hasta casos de eliminación de chats empezaron a inundar Whatsapp, Instagram, Facebook y Twitter.

Al respecto, Instagram declaró que se trataba de “Un problema técnico global generalizado que no está relacionado con ningún tema en particular y lo estamos solucionando ahora mismo”. Al cierre de esta nota, varias personas nos registraron que sus historias en Instagram sobre el Paro volvían a aparecer de manera normal.

Por su parte, Facebook respondió que tienen normas para mantener un ambiente seguro, “Que no permiten publicar imágenes violentas”. Pero que estaban trabajando para “Habilitar publicaciones que sean de interés público, advirtiendo a los usuarios que pueden tratarse de imágenes sensibles”. Sin embargo, muchxs publicaciones eliminadas no eran violentas, lo cual generó más confusión entre lxs usuarixs.

Ante estas denuncias de posibles amenazas de censura, la preocupación más grande de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) es por la cantidad de funcionarixs y figuras públicas que animan a moderar el contenido de las plataformas, que piden que haya una veeduría externa que pueda regular lo que se está diciendo.

Y hay motivos. Hace unos días, la periodista Paola Ochoa hizo afirmaciones preocupantes en Blu Radio. “Pensando en el paro, en las manifestaciones y en lo que nos han dicho todos los alcaldes (…) que todo esto se viene inflamando a través de redes sociales, las convocatorias (…) tengo un artículo de El País que dice: apagar internet para apagar las propuestas”.

La intervención de Paola clasifica como una propuesta dictatorial. Su afirmación atenta contra internet, un espacio que potencializa la libertad de expresión y garantiza los derechos de la ciudadanía. Desde organizaciones como la FLIP, Linterna Verde y Karisma señalan que “tanto la Comisión Interamericana de Derechos Humanos como la Corte Constitucional han dicho que las protecciones a los derechos humanos son las mismas en Internet que por fuera de él”.

Sugerir o suspender, cortar, interrumpir internet o disminuir la capacidad de navegación de lxs usuarixs “no puede estar justificada en ningún caso, ni siquiera por razones de orden público o seguridad nacional”, explica el comunicado del Índice Derechos Digitales, que agrupa a distintas organizaciones, incluidas las mencionadas.

¿La falta de conectividad es una forma de censura?

Para Luisa Isaza, investigadora de la organización Linterna Verde, la censura en internet es compleja de definir porque implica varios aspectos. “Hablamos de un sistema donde operan varias capas. Están las de infraestructura, que tiene que ver con cables, antenas, conexiones, lo físico. Además, existen las capas más superficiales de internet que son las capas de contenido”, explica. En medio de eso hay otro tipo de servicios como los operadores de servicios de hosting. Para que haya censura, debe haber una restricción en alguna de esas capas.

Sobre el hecho de la conectividad en Cali, la interrupción estuvo en la capa de infraestructura. La respuesta oficial del Ministerio TIC confirma que miles de usuarixs del operador Movistar quedaron sin internet por ruptura de la fibra óptica, producto de un ‘acto vandálico’, según el Ministerio. “Ellos nos reportan que en efecto ocurrió un daño que sufrió un operador en una red subterránea”.

Movistar también respondió que la caída de internet en Cali se debió al “hurto de fibra que está hecha de cobre en uno de los nodos” y explicó también que la situación de orden público no le permitió a la empresa reparar el daño.

Para Jonathan Bock, director de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), la respuesta de la compañía no es suficiente. El operador no da claridad sobre cómo fue el ‘acto vandálico’ que atacó la infraestructura. Sin embargo, afirma que varias hipótesis son probables. “Por supuesto que puede haber un acto puntual a un punto de la infraestructura o una sobrecarga de la red y se caiga el ancho de banda”.

No dar este tipo de detalles en las respuestas oficiales tienen una consecuencia: la sospecha. “Se despiertan suspicacias y se empieza a hablar de un intento de censura”. Sin embargo, desde la FLIP no tienen evidencia para contradecir las respuestas del MinTIC y de Movistar. Por lo anterior, la fundación se abstiene de hablar de censura.

Carolina Botero, directora de la Fundación Karisma nos dice que es una falla razonable. Es decir que ya ha pasado antes y que la infraestructura de internet tiene fallas todo el tiempo. Una de esas fallas tiene que ver con que hay robos de cobre, que recubren los cables de esta infraestructura. Sin embargo el cambio, para ella, es que esto había pasado otras veces y no se había explicado antes.

“Es razonable que eso haya pasado, y es razonable también que digan que no pueden entrar a arreglarlo porque hay manifestaciones. Eso tiene sentido”, explica Carolina. Por la situación social, dice, había una demanda muy grande infraestructura y “Sucedió precisamente en el sitio en el que la cosa estaba caliente”. Sin embargo aclara que la afectación no fue muy grande, cómo mostraron los reportes posteriores.

En un hilo de Twitter muy interesante, Carolina añadió los comunicados que publicaron las entidades implicadas, como la empresa prestadora de servicios públicos Emcali y la Comisión de Regulación de Comunicaciones, entre otros. La mayoría de entidades hablan de limitaciones relacionadas con la situación de orden público.

Pero hay algo que inquieta a Carolina, y es que hablar de la garantía de la conectividad como un derecho humano, mucho más en el marco de protestas, es un punto ausente en estos comunicados. “Es interesante ver cómo la pandemia sí la reconocen como un motivo de estrés en la infraestructura y de necesidad de dar transparencia y crean mecanismos de reporte y demás, pero la protesta no”, continúa Carolina.

Para ella, estas organizaciones fueron tomadas por sorpresa para salir a demostrar que lo están haciendo lo mejor que pueden, y a decir que estas fallas no han sido culpa del gobierno. Pero fue evidente que “Apenas tenemos en construcción la idea de conectividad como un derecho humano”.

No podemos llamar a todo censura

La eliminación de historias de Instagram ha causado aún más revuelo entre usuarixs de internet, sobre todo de quienes viven fuera del país, y fue después de este hecho que empezó a hablarse de manera más concreta del concepto de censura, algo que la periodista de ciberseguridad María Paulina Arango define como “un sistema de control de la información, venga de donde venga”.

¿El algoritmo de Instagram tiene que ver en todo esto? Luisa explica que las plataformas tienen un grupo de normas sobre lo que se puede publicar o no en ellas. Esos procesos de selección del contenido son muy defectuosos, porque además estamos hablando de plataformas gigantes. “Imagina la cantidad de fotos y videos que suben por segundo en el mundo”.

María Paulina pone el ejemplo de Black Lives Matter, en Estados Unidos, donde también se activó una tecnología antispam que funciona de manera conjunta entre inteligencia artificial, que puede cometer errores, y personas que hacen moderación, que también pueden cometerlos. Y para ella es normal que hayan errores, pero cuando existe una decisión que recae en una persona ¿Qué lleva a esa decisión? “¿Es un tema de evitar el spam o ahí hay una influencia de otro tipo?”

Ahora, no es tan fácil decir que este caso represente censura. María Paulina explica que en esta situación el Gobierno no está teniendo incidencia, pero “Sí es una red social que, por la razón que sea, está ejerciendo un sistema de control y moderación”. Para ella el panorama empeora si el contenido eliminado no infringe las normas de la comunidad, como en el caso de contenidos violentos que mencionó Facebook. ¿Entonces por qué se eliminaron estos contenidos? ¿Fue simplemente un error, como dice Instagram, o va más allá?

Teniendo en cuenta lo anterior, Luisa considera que lo más prudente es no apresurarse a afirmar que hay una censura orquestada por parte Facebook, dueño de Instagram. Pero “Eso no quiere decir que ellos no tengan que dar explicaciones (…) Las plataformas no son transparentes y no salen rápido a dar explicaciones”.

Jonathan por su lado explica que la eliminación de contenidos quizá no sea intencional porque el algoritmo de estas redes sociales pueden leer cierto contenido como incitación al odio, lo que claramente rompe sus reglas, pero “no todo el contenido muestra eso. Muchas de las publicaciones solo describen lo que está pasando”. Para él la situación tiene más que ver con “La interpretación del algoritmo de la realidad y el sistema interno de las compañías que no da abasto para cubrir estos momentos tan masivos que ocurren”.

María Paulina es enfática en que no podemos llamar a todo censura. “La censura es muy delicada y lo más importante es saberla identificar”. Pero por otro lado menciona que siempre existe la posibilidad de censura, y que si eso llega a pasar “Hay que saber actuar”. La clave, para ella, recae en preguntarse por las razones por las cuales se pudo haber limitado, eliminado u ocultado ese contenido.

Carolina coincide con María Paulina en que la angustia generada por situaciones de crisis, como estas, genera una sensación de censura todo el tiempo, pero no siempre es así. “La gente está muy sensible y eso se traslada también al entorno digital, aparte en una protesta que ha sido muy digital”, explica ella, y en un ambiente de estigmatización extrema de la protesta social como el que estamos viviendo, existe “Una sensibilidad fundada”.

Y ante esta duda, lo mejor es comprobar el origen de estos fallos y entenderlos. Sin embargo, Carolina es consciente de lo difícil que es sacar esa sensación de censura luego de lo sucedido “Porque igual pasó, no pudieron…pero pueden dimensionar eso diferente y creo que hay que ayudar a que eso suceda, a que la gente entienda lo que sucede para que puedan tomar y juzgar mejor, bajar tensiones y ayudar en un momento que se vive demasiado estresante”.

Frente a la preocupación de algunos usuarios de que la censura esté siendo orquestada por el Gobierno en alianza con Facebook, hay una buena noticia: “Hasta el momento, los gobiernos no tienen ninguna incidencia sobre las plataformas”, aseguró Gustavo Gómez al medio 070, director ejecutivo del Observatorio Latinoamericano de Regulación, Medios y Convergencia, Observacom.

No obstante, lo anterior implica otro problema: “nunca antes la humanidad había tenido empresas privadas con tanto poder de decidir cómo se da la deliberación pública en espacios donde la gente se comunica y se informa”, afirma Gustavo. Intencional o no, el bloqueo del contenido sobre el paro nacional en Colombia tiene un efecto negativo, como lo tuvo el bloqueo del numeral #ACAB el año pasado: “paradójicamente ayuda a proteger a un Estado que está siendo cuestionado por un porcentaje alto de población, como también pasó en Chile y en otros países”, concluyó Gustavo en conversación con 070.

¿Qué hacer entonces? Carolina en un inicio recomienda “Navegar en la complejidad”, que no es otra cosa que entender el por qué de estos eventos. Claro que, en el contexto actual, hay razones para creer que puede existir censura, pero no hay que entregarse a esta realidad sin antes investigar, cuestionar y cultivar herramientas para nuestra reflexión, recomienda ella.

María Paulina nos dio recomendaciones que queremos compartir con ustedes, pues sentimos que funciona para todxs. Por ejemplo, para evitar pérdidas de material nos recomendó respaldar la información en plataformas como Wikicommons de Wikipedia. Si la necesidad es respaldar un sitio web que puede desaparecer, usar archive.org para preservarlo. Si el contenido está en Twitter, utilizar el bot @DownloaderBot. Y como última recomendación, utilicen Signal y VPN. Un dato: Nord VPN está dando acceso gratuito durante un tiempo para emergencias a activistas y periodistas.

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