A 6 años del “Ni Una Menos” en Argentina: el impacto en América Latina

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América Latina será toda feminista: el impacto del Ni Una Menos nacido en Argentina

Por Florencia García Alegre

El 3 de junio de 2015 y la consigna Ni Una Menos inauguraron una ola de movilizaciones contra la violencia machista a partir del femicidio de Chiara Páez en la provincia de Santa Fe. Ni Una Menos fue la consigna que logró convocar y sintetizar la impotencia devenida en una poderosa movilización que se expandió en todo el continente puesto que basta con ser mujer para estar expuesta a la misoginia en cualquiera de sus dimensiones. Diez años antes la misma consigna había sido utilizada por una escritora en México, para denunciar también innumerables crímenes cometidos contra mujeres y, aparentemente inexistentes ante los ojos la Justicia y los medios de comunicación masivos.

Corría mayo del 2015 y Chiara, quien estaba embarazada de dos meses, fue asesinada a golpes por su novio y enterrada en el patio de la casa de los abuelos del criminal. Pero las mujeres reaccionamos por acumulación, porque el caso de la adolescente no fue el primero en nuestro país ni en nuestra historia.

En medio del horror generalizado, la periodista Marcela Ojeda lanzó un desafío: “Actrices, políticas, artistas, empresarias, referentes sociales … mujeres, todas, bah.. ¿no vamos a levantar la voz? NOS ESTAN MATANDO”. Una colega respondió a su tuit con la propuesta de convocar una gran movilización y la aceptación fue inmediata y masiva. A los pocos días, se determinó una fecha y una consigna que, al igual que la violencia machista, sigue vigente: Ni Una Menos.

El macabro hecho que terminó con la vida de la adolescente, se convirtió en la chispa que hizo arder nuestros temores que volaron por los aires al momento de salir a las calles para sentenciar que acá no se calla nadie y a pedir acciones por el fin de la impunidad machista en todos sus órdenes. Posteriormente la consigna se hizo fuego y se expandió a gran escala, a partir del 3 de junio de 2015, hacia varios países de Hispanoamérica y otras regiones del mundo.

En 2016, el movimiento regresó con más fuerza, pero con más dolor: Las manifestaciones se repitieron el 3 de junio y el 19 de octubre tras el espeluznante caso de Lucía Pérez, una adolescente que fue violada y asesinada en Mar del Plata. Hasta 2016 en promedio se cometía un femicidio cada 30 horas, en 2017 esta cifra se elevó a que se cometa un femicidio cada 18 horas.

Ante la violencia generalizada, la respuesta de las mujeres de América Latina fue la organización como medio para, primero, poner en evidencia los crímenes invisibilizados y, luego, apropiarse de las calles como espacios de lucha contra la violencia machista. La violación y el asesinato de Lucía encendieron la mecha que se convirtió en fuego en Chile, México, Perú, Uruguay, Bolivia, Guatemala, Ecuador y más, para arder con más fuerza de cara a un cambio social.

Los vaivenes es económicos y políticos de Latinoamérica se sucedieron acompañados por violencia estructural y la ausencia de políticas eficientes. Una de las manifestaciones más terribles de estos emergentes fueron las olas de femicidios y crímenes misóginos hacia los sujetos no contemplados en el modelo hegemónico de masculinidad que se recrudecieron a lo largo y ancho de la región. La indignación y el dolor ante la indiferencia son la causa de personas de todas las edades y de todos los orígenes que marcharon en contra de la lluvia, del frío y de las propias fuerzas de seguridad que no apoyaron tal atrevimiento por parte de mujeres y disidencias, tan formateadas para guardar silencio ante la violencia.

En Uruguay se repitió la convocatoria del primer Ni Una Menos en Argentina en repudio a la violencia hacia las mujeres, con movilizaciones en más de 15 departamentos. En Chile, la manifestación principal se hizo en plaza Italia de la ciudad de Santiago y contó con la autorización de la Intendencia de la Región Metropolitana de la capital chilena y además se realizó en forma paralela en otras 30 ciudades.

El asesinato de Karla Tapia en el país vecino elevó a 27 las mujeres que habían sido asesinadas a junio de 2015 por hombres desconocidos o de su entorno personal. Además, Chile, se ubicaba como el quinto país en Latinoamérica con mayor índice de violencia de género y a finales de mayo anotó el triste récord de nueve feminicidios en 10 días: cinco mujeres asesinadas por sus parejas, dos niñas murieron a manos de su padre, una mujer de 88 años fue asesinada por su sobrino, y una adolescente de 14 años, como a Chiara Páez, fue asesinada por su novio.

En Perú el 13 de agosto de 2016 se convocó la marcha Ni Una Menos reclamando el cese de la violencia machista en todas sus expresiones. En la marcha participaron el Presidente Pedro Pablo Kuczynski y varios de los ministros, además de la vicepresidenta Mercedes Aráoz, quien reconoció haber sido víctima de violencia psicológica. En Ciudad de Guatemala, la protesta también sumó como consigna la lucha contra los embarazos infantiles.

Según Adriana Quiñones, representante de ONU Mujeres en Guatemala, “cuando una mujer es asesinada en su casa y la gente comienza a preguntar sobre la historia de violencia en ese hogar, a menudo se descubre que la mujer había acudido a la policía o había buscado atención médica, pero nadie había puesto todas las piezas juntas para establecer el riesgo al que estaba expuesta esta persona. En 2012, por ejemplo, casi la mitad de las mujeres asesinadas en todo el mundo fueron por su pareja o expareja. Esta proporción es de 1 en 20 para los hombres «.

Ni Una Menos en Brasil

Con una participación mayoritariamente femenina, la protesta tenía especial simbolismo en uno de los países con más feminicidios del mundo y que se sumaba a la segunda movilización en nuestro país, en octubre de 2016, tras el aberrante asesinato de Lucía Pérez. «¡Ni una menos, vivas nos queremos!» fue la consigna que centenares de brasileñas gritaron al unísono en las calles del centro de Río de Janeiro.

«Este acto es contra la barbarie del feminicidio, contra la cultura de la violación, en un movimiento de solidaridad. Nuestra lucha tiene que estar unida y nuestra respuesta también», determinó Clara Saraiva, una de las organizadoras de la movilización, que estimó que la manifestación tuvo una participación de unas 3.000 personas en aquel entonces.

Aunque la manifestación fue convocada después de otro de los feminicidios que conmocionó a Argentina, se sumaron casos que generaron el dolor y la indignación colectivos en Brasil, como el caso de una mujer de 34 años que fue víctima de una violación colectiva en Sao Gonçalo, confirmando una tasa de de 4,8 mujeres asesinadas por cada 100 mil, según los datos relevados por ONU Mujeres con la colaboración del gobierno del país en el 2016.

La solidaridad y la causa común de las cariocas con las mujeres del continente quedó demostrada con una gran pancarta en español con la frase “Ni una menos”, también reproducida en portugués: “Nenhuma menos”. Al igual que en distintos puntos de la protesta a lo largo del continente, la mayoría de las manifestantes iban vestidas de negro y también lucían partes del cuerpo pintadas de rojo emulando la sangre derramada por miles de mujeres latinoamericanas.

Ni Una Menos en Bolivia
Organizaciones de defensa de los derechos de las mujeres en Bolivia participaron el 25 de noviembre de 2015 en una movilización en el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Las marchas se iniciaron el martes 24 en la ciudad de El Alto, y prosiguieron en La Paz, Potosí y otras ciudades bolivianas.

En La Paz, el punto de concentración fue la calle Comercio, cerca al centro del poder político donde cientos de mujeres se concentraron vestidas de negro y con carteles en mano exigiendo el cese a la violencia. Además de colectivos de defensa de las mujeres, participaron la representante de la Organización de Naciones Unidas (ONU) Mujeres para Bolivia, Elizabeth Salguero, la presidenta de la Cámara de Diputados, Gabriela Montaño, y otras legisladoras. Por otro lado, la plaza principal 14 de Septiembre, de Cochabamba, fue otro centro de las protestas. Los manifestantes colgaron en árboles prendas de vestir de mujeres con los nombres de las víctimas de feminicidios y se movilizaron hasta distintos juzgados para exigir justicia.

Fue la primera vez que las bolivianas levantaron la bandera de Ni Una Menos, a partir del fogonazo que nació en junio de ese año en Argentina, según afirmaron distintos medios del país vecino. Por aquel entonces, la Policía de Bolivia llevaba reportados 61 casos de feminicidios de enero a octubre, mientras que el Ministerio Público recibió 25807 denuncias bajo la Ley 348 contra toda forma de violencia que está en vigor desde marzo de 2013 en Bolivia. La fiscalía de Bolivia precisó que con dicha ley, en dos años y siete meses, hubo 192 casos de feminicidios, de los cuales 38 concluyeron con sentencia máxima de 30 años de prisión para los feminicidas.

Ni Una Menos en Colombia
En el marco del paro nacional de mujeres en Argentina, como respuesta al feminicidio de Lucía Pérez en octubre de 2016, el movimiento feminista de Colombia sumó su organización e indignación para reclamar a la sociedad latinoamericana no más feminicidios.

Este año, la Fiscalía General de la Nación de Colombia entregó un informe en el que confirma que, entre el 1 de enero y el 28 de febrero del 2021, se registraron 37 feminicidios en Colombia, estas cifras indicarían, según la entidad, que con relación a los asesinatos de mujeres registrados en 2020, la cifra aumentó en un 8.8%.

El año pasado, al hallazgo del cadáver de una joven estudiante en las aguas del río Cauca, en los límites de Caldas y Antioquia, se sumó el asesinato de una mujer y su hijita en un barrio de la perisferia bogotana en un lapso de pocas horas. Los dos crímenes estremecieron a Colombia donde, según cifras oficiales, al menos 315 mujeres han sido asesinadas y más de 16.000 han sufrido violencia intrafamiliar en el 2020. Debido a las medidas para evitar contagios de coronavirus, organizaciones de mujeres y diversidades colombianas se manifestaron a través de redes sociales y actos simbólicos en reclamo de justicia.

Ni Una Menos en Perú
En el caso peruano, el movimiento NiUnaMenos se formó en julio del 2016 y logró reunir a un aproximado de 50 mil personas, convirtiéndose en una de las movilizaciones ciudadanas más grandes de la historia del país. Al igual que en Argentina, lo que motivó una respuesta de tal magnitud no fueron las cifras, sino la brutalidad de los intentos de asesinato contra dos mujeres y la impasibilidad de un Poder Judicial que sólo considera que hay delito cuando se acaba con la vida de la mujer y no en las instancias “intermedias”.

La protesta fue convocada como una muestra de indignación luego de la liberación del golpeador Adriano Pozo Arias quien, en julio de 2015, fue captado en un video atacando a su pareja en un hotel en la ciudad de Ayacucho, y arrastrándola por el suelo. El ataque le dejó dañada una de sus piernas, lo que requirió el uso de un bastón. El 22 de julio de 2016, un panel de tres jueces emitió una sentencia de prisión suspendida de 1 año contra Pozo y le concedió la libertad.

Al igual que en la mayoría de los casos en la región, las redes sociales jugaron un rol importante: en Perú se creó un grupo de Facebook llamado «Ni una menos, movilización nacional ya», cuyo objetivo principal era organizar la marcha del 13 de agosto. Sin embargo este grupo se convirtió en una plataforma donde, por primera vez en su vida, muchas mujeres compartieron los distintos abusos de los que habían sido víctimas. La solidaridad y el apoyo como respuesta a los testimonios hizo que cada vez más mujeres se animaran a contar su historia y a salir a reclamar por sus derechos.

Este grupo sirvió de inspiración y fuerza para las peruanas que vivían en Francia y que decidieron también organizarse en la misma fecha. Esto, dio el nacimiento del Ni Una Menos en el país europeo, agrupando a todos los países de América Latina. El 13 de agosto de 2017 se llevó a cabo la segunda marcha Ni Una Menos. Entre las demandas se planteó la despenalización del aborto, la promulgación de una ley de identidad de género e igualdad de derechos para las mujeres transexuales, así como el incremento de penas para los casos de feminicidio.

El 25 de noviembre de 2017, Ni Una Menos convocó nuevamente a decenas de miles de personas para marchar contra la violencia hacia las mujeres en el Palacio de Justicia. El 2 de junio de 2018, después del feminicidio de Eyvi Ágreda, una mujer de 22 años que fue quemada por su acosador, los manifestantes fueron atacados por la policía mientras se manifestaban en Lima, pidiendo justicia y acabar con la impunidad.

Ni Una Menos en España
El grito circuló por toda la geografía española para exigir el fin de la violencia machista en las multitudinarias manifestaciones que se han sucedido en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el 25 de noviembre de 2018, luego del feminicidio de una mujer senegalesa de 44 años en manos de su expareja.

Ese día, el movimiento feminista español derribó, sin dudas, el muro simbólico que lo opone a la violencia patriarcal en ciudades como Madrid, Zaragoza, Toledo, Santander, La Palma, Valencia, Murcia, Euskadi, Andalucía, Zamora, Barcelona, Pamplona, Castilla-La Mancha, entre otras, al canto de «ni una menos, libres nos queremos».

Ni Una Menos en México
En la Ciudad de México se realizó una concentración en el Monumento a la Independencia, a partir de la primera movilización argentina. Diversas agrupaciones denunciaron los femicidios y las trágicas cifras de la violencia contra las mujeres en ese país y referentes como Norma Andrade, fundadora de Nuestras Hijas de Regreso a Casa de Ciudad Juárez y la organización Padres de hijas asesinadas y desaparecidas del Estado de México.

Lejos de disminuir, los delitos contra mujeres y niñas se han incrementado en México. Desde 2015 a noviembre de 2020 se han duplicado los feminicidios, de acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). En 2015 se registraron 411 delitos tipificados como feminicidios. En 2016 aumentaron a 605, en 2017 fueron 742, en 2018 contabilizaron 893, en 2019 escaló a 940, mientras que hasta noviembre de 2020 oficialmente fueron 860.

Hay que señalar que las cifras anteriores únicamente corresponden a los delitos que legalmente se tipificaron como feminicidios, sin embargo la muerte de mujeres es inmensamente mayor. No casualmente, los datos brutos de las muertes de mujeres por homicidio doloso también sufrieron un imparable incremento: En 2015 fueron 1735, para 2016 aumentaron a 2191, en 2017 se incrementaron a 2535, en 2018 fueron 2763, para 2019, 2869 y para 2020 sólo hasta noviembre habían sido 2567, según las cifras oficiales.

Ya en 1995, la poeta y escritora Susana Chávez escribió un poema con la frase “Ni una muerta más” como respuesta a los feminicidios en Ciudad Juárez, Chihuahua, en donde la escalada de violencia no cesa y en 2011, fue víctima de femicidio. A partir de este hecho alegórico, se utiliza la expresión “Ni una menos” como consigna contra la violencia hacia las mujeres.

¿Quién fue Susana Chávez?
La historia del movimiento Ni Una Menos está escrita con sangre y con la narrativa propia de la región, el realismo mágico, en donde la tragedia, lo esperable o lo impensado se entralazan sin diferenciarse. Susana Chávez, escritora mexicana, indígena y activista incansable por los derechos de las mujeres, en 1995 pronunció la frase “Ni una mujer menos, ni una muerta más” haciendo referencia a los feminicidios en Ciudad Juárez y en todo México.

Con esta frase, emprendió una cruzada para detener las desapariciones y asesinatos masivos de mujeres, principalmente mujeres pobres, que quedaban sin investigar, pero pagó con su propia vida el haberse opuesto a un sistema que permite y fomenta que nos maten y donde nadie hace nada por evitarlo. Como ninguna mujer está exenta, tan lastimosa como alegóricamente, Susana se convirtió en parte de las estadísticas de feminicidios en México.

En el 2011, su cadáver fue encontrado con una bolsa de plástico en la cabeza y en un intento de disfrazar el asesinato con un ajuste de cuentas propio del narcotráfico, le amputaron la mano izquierda. La versión del procurador de Chihuahua Carlos Manuel Salas es que la noche del 6 de enero Susana tuvo «un encuentro desafortunado» con tres menores de edad que «decidieron matarla».

De los 25 países con las tasas más altas de feminicidio en el mundo, 14 se encuentran en América Latina. La tendencia se replica a lo largo y ancho del continente y las movilizaciones se convierten, año tras año, en una realidad imposible de eludirse.

El Destape


A 6 años de Ni Una Menos, mujeres analizan avances y desafíos pendientes para frenar los femicidios

Por Silvina Molina

El grito Ni Una Menos, lanzado desde Argentina y extendido como marea en distintas regiones del mundo reclamando políticas públicas y compromiso social para frenar la violencia femicida, llegará el jueves a su sexto aniversario con avances y pendientes que son analizados por mujeres que atravesaron situaciones de violencia y familiares de víctimas de femicidios.

Las últimas cifras oficiales sobre femicidios, difundidas el fin de semana por la Oficina de la Mujer de la Corte, revelan que el año pasado hubo 251 víctimas, es decir, hubo al menos 251 hombres que mataron mujeres y trans travestis.

El Registro Nacional de Femicidios fue uno de los reclamos escuchados en la Plaza del Congreso el 3 de junio del 2015, inicio del Ni Una Menos, y uno de los primeros en concretarse en política pública.

Pero los femicidios no bajan en país.

«La respuesta estatal ante la violencia de género fue insuficiente. A las mujeres nos siguen matando solo por el hecho de ser mujeres», es la primera conclusión de la comunicadora Ana Correa cuando hace un balance a Télam de los seis años transcurridos desde el primer Ni Una Menos, movimiento del cual fue una de las impulsoras.

«La respuesta estatal ante la violencia de género fue insuficiente. A las mujeres nos siguen matando solo por el hecho de ser mujeres» ANA CORREA

El programa Acompañar

Para frenar a los femicidas es necesario dar respuestas concretas a las mujeres en situación de violencia de género, y en ese contexto el programa Acompañar, del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, implementado en septiembre del año pasado, es un avance.

Acompañar brinda ayuda económica equivalente a un salario mínimo, durante un plazo de seis meses, y acompañamiento a mujeres y población LGBTIQ+ en situación grave de violencia de género.

No requiere de denuncia judicial, una de las novedades que potencian esta política que necesita de la articulación entre la Nación y los gobiernos provinciales y municipales para que sea efectiva.

Desde Río Negro, Ana María, de 44 años y quien vive con su hija de 11, cuenta a Télam que acceder a este programa la ayudó «a sostener» su decisión de alejarse del violento «porque sin apoyo económico es imposible, además, yo no tengo familia acá, entonces el Acompañar significó un montón para mí».

Su testimonio y el de otras mujeres y travestis permiten hacer un recorrido en primera persona en este balance Ni Una Menos, donde la elección periodística fue buscar historias de reconstrucción y compromiso.

Historias de reconstrucción y compromiso

A las mujeres nos matan, realidad que reportamos cada día.

También hay mujeres que sobreviven a la violencia machista, cuyas voces y acciones potentes no siempre son noticia.

María Carolina Rodríguez, de la Unión de Trabajadores de la Tierra

Como la de María Carolina Rodríguez, de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) de La Plata, una vida atravesada por todas las violencias en sus jóvenes 40 años. Con su relato muestra cómo, acompañada por otras, hoy es una referente en el área de género de la organización y una de las constructoras del primer refugio para campesinas en situación de violencia de género.

Lean «Carolina transformó una vida de violencias en proyectos que acompañan a otras mujeres campesinas» y «La noche que Carolina debió dormir con su hijo bajo un árbol tras escapar de un violento».

Robaron esta semana en el refugio, allí hay datos para hacer donaciones.

María, Lorena y Patricia, familiares de víctimas

Del dolor devastador que provocan los femicidas nacen luchas colectivas protagonizadas por familiares de las mujeres asesinadas.

En «La historia de tres familiares de víctimas de femicidio que transformaron su dolor en lucha» están los testimonios de María, Lorena y Patricia, unidas por haber perdido a más de un familiar tras ataques de femicidas. Todas comenzaron a asistir a otras mujeres violentadas por sus parejas.

Florencia y Cielo

Otra historia elegida para este especial es la de Florencia y Cielo. Un femicidio seguido de travesticidio que develó una historia de solidaridad entre una travesti y una mujer cisgénero, dos amigas que fueron asesinadas, una por defender a la otra, en el mismo rapto de violencia machista de un policía que luego se suicidó con su arma reglamentaria.

En «El femicidio y travesticidio que develó una historia de solidaridad entre dos víctimas de violencia» hablan una amiga de Cielo y la hermana de Florencia que es policía.

Así, las vidas de mujeres sobrevivientes de violencia, y de amistades y familiares de víctimas de femicidas siguen adelante con sus proyectos reparadores que interpelan a los poderes estatales.

El más cuestionado es el Judicial, algo que quedó en evidencia en febrero cuando Matías Martínez, policía bonaerense, asesinó a su novia Úrsula Bahillo quien ya había realizado varias denuncias.

Y antes de ella y luego de ella, esa situación es reiterada.

A partir del femicidio de Úrsula «empezó a haber un diálogo muy productivo con ciertos sectores de los poderes judiciales que, al menos durante el año pasado, no se habían podido llevar adelante», dijo este fin de semana a Télam, la ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizaberth Gómez Acorta.

El femicidio de Úrsula también derivó en la creación del Consejo Federal para el Abordaje de Femicidios, Travesticidios y Transfemicidios.

Las mujeres asesinadas generan políticas públicas, como la Ley Micaela, que lleva el nombre de la joven entrerriana que mató Sebastián Wagner en 2017.

Esta norma que fija la obligatoriedad de capacitación en perspectiva de género a los tres poderes del Estado es destacada por Correa como «un enorme avance pero es importante que no perdamos de vista que es el punto de partida, no de llegada. Sobran ejemplos de capacitaciones tomadas o dadas por quienes luego se comportan en sus ámbitos con actitudes de violencia patriarcal».

Otro progreso que señala la profesional es la Ley 27210 que creó el cuerpo de abogadas y abogados para patrocinar a las víctimas de violencia de género en todo el país «pero aun no está implementada cabalmente».

«Una deuda pendiente es la falta de seguimiento de las denuncias al 144, o el monitoreo insuficiente de todas las denuncias que no son tenidas en cuenta y terminan en femicidios», añade.

El impacto de Ni Una Menos se extendió a las pantallas. Surgieron series y películas nacionales como «Cada 30 Horas», «Monzón» y «Crímenes de familia», producciones que evidencian una mirada más cercana a la perspectiva de género sobre la temática, histórica y generalmente representada con naturalidad y sin intenciones de problematizarla.

En «#NiUnaMenos: cuando el cine y la TV nacionales posan la mirada sobre la violencia de género» hay un análisis sobre ficción y violencia de género con títulos para ver y anticipos de lo que viene.

A 6 años del grito colectivo, una frase de la dirigente de la UTT, Carolina Rodríguez es el mejor epílogo para seguir trabajando por lo pendiente: «Me valoro yo misma, siento que valgo, sufrí todas las violencias, me arruinaron la infancia y mi juventud no la disfruté, pero quiero decir que se puede salir. Yo salí y hoy día soy libre».

Por primera vez se conmemora el Ni Una Menos con aborto legal

El sexto aniversario de la convocatoria Ni Una Menos, que surgió en la Argentina y se extendió a distintas regiones del mundo, se conmemora por primera vez con el derecho garantizado a la interrupción voluntaria del embarazo (IVE) en al país, gracias a la ley sancionada en diciembre último por impulso de los movimientos de mujeres y de las disidencias.

El debate por la legalización del aborto que logró la Ley 27.610 de IVE, tiene una cronología impulsada y sostenida por las organizaciones de mujeres, feministas y personas LGBTIQ+, en un entramado único en el mundo que confluye en la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.

La Campaña surgió de otro espacio que no reconoce antecedentes en otros países: el Encuentro Nacional de Mujeres que ya lleva 35 ediciones.

Estos dos movimientos feministas son la siembra histórica que dio sus frutos el 3 de junio del 2015 con la masividad en las calles y en la agenda periodística del pedido colectivo Ni Una Menos, Vivas Nos Queremos.

La violencia de la ilegalidad del aborto, que impulsaba la clandestinidad de la práctica generando la muerte de mujeres o la mutilación de sus cuerpos, cerró un ciclo en el país con la sanción de la Ley IVE.

En ese proceso, la presentación que hizo el último viernes el Ministerio de Salud de un protocolo que brinda herramientas concretas para realizar la IVE y la interrupción legal del embarazo (ILE), fue otro corolario al largo proceso de lucha feminista.

El Protocolo para la Atención Integral de las personas con derecho a la Interrupción Voluntaria y Legal del Embarazo «estandariza las buenas prácticas en términos de atención clínica integral que es propia de los saberes de la salud, con la finalidad de despejar dudas acerca de los cursos de acción terapéutica que sanitariamente se abren como opción frente a una interrupción de embarazo autorizada por la ley», destacó a Télam, la abogada Soledad Deza.

Deza, abogada feminista y presidenta de la organización Mujeres x Mujeres, valoró la ley 27.610 «que fija los principios rectores para reflejar los derechos de pacientes y las responsabilidades médicas ya estaban también expresados en la ley».

En cuanto a la objeción de conciencia, la profesional consideró que «está debidamente explicada en su funcionamiento ético saludable para no afectar a las usuarias».

Consideró el documento oficial «valioso, siempre que la ciudadanía y los equipos de salud entiendan que el derecho a decidir abortar no sale de un Protocolo y que las obligaciones sanitarias son las que rigen para cualquier prestación médica lícita, así evitamos confusiones sociales y jurídicas que ya ocurrieron».

Télam


Ni Una Menos convoca a «cartelazo» por un nuevo aniversario

«Creá tu cartel y Sumate al Cartelazo en este #3J», anunciaron desde las cuentas del colectivo que trabaja desde el 3 de junio de 2015 en crear conciencia sobre la violencia de género.

Para participar de la acción difundieron en el enlace (http://bit.ly/Carteles3J) imágenes con las consignas para compartir en redes o imprimir y pegar en puertas, ventanas o en la vía pública.

En Córdoba, convocaron a una marcha presencial en Colón y General Paz para las 17.

El colectivo Ni Una Menos subrayó a través de un comunicado que “ante la crisis profundizada por la pandemia mundial, frente a una feroz disputa geopolítica por cómo enfrentarla, las mujeres cis, mujeres trans, travestis, lesbianas, no binaries y varones trans, sostenemos en las casas, las calles y en cada territorio la resistencia, la salud y la vida”.

“Después de conquistar el derecho al aborto, seguimos confrontando el poder patriarcal porque afirmamos que este movimiento es antineoliberal, antirracista, anticolonial y antifascista. Nos acuerpamos con las luchas de Latinoamérica y el mundo: con la resistencia de los pueblos de Colombia y Palestina y el triunfo constituyente en Chile”, añade la nota.

Entre otros puntos, el colectivo Ni Una Menos exige la Ley de cupo e inclusión laboral travesti trans; políticas de prevención contra femicidios, travesticidios y transfemicidios; una reforma judicial feminista; recursos y vacunas para las trabajadoras sociocomunitarias; la eliminación de la violencia económica sobre los cuerpos; y la implementación efectiva de la Ley de interrupción legal del embarazo y de la Ley de parto respetado entre otras reivindicaciones.

Un informe de la organización MuMalá-Mujeres de la Matria Latinoamericana difundido el domingo último registró un total de 94 femicidios en lo que va del año en la Argentina, entre ellos 15 vinculados y 4 trans-travesticidios, lo que significa una cada 38 horas.

Además, en el 2021 hubo 143 muertes violentas de mujeres, travestis y trans, lo que registró una cada 25 horas, según el informe.

Para el próximo jueves también se espera una Asamblea feminista latinoamericana, organizada por el colectivo, que se emitirá por el canal de YouTube de Ni Una Menos a las 19.

A pedido de Ni Una Menos se sumaron este 3 de junio los reclamos por la aparición con vida de Tehuel de la Torre, quien lleva desaparecido dos meses; el cupo laboral travesti trans y la reforma judicial feminista.

Cadena 3


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