Argentina | Claudia Vásquez Haro, presidenta de Otrans: “La ley de cupo laboral travesti-trans es histórica y reparatoria porque nos devuelve la dignidad”

Foto: vía Página 12
2.740

Por Luciana Mazzini Puga, de la redacción de NODAL

Con 55 votos afirmativos, 1 negativo y 6 abstenciones, el Senado argentino convirtió en ley el cupo laboral travesti–trans, que lleva el nombre de dos referentes del movimiento: Diana Sacayán y Lohana Berkins. La aprobación de esta ley se da en el contexto de búsqueda de Tehuel de la Torre, un joven trans que desapareció en la ciudad de Alejandro Korn, Buenos Aires, cuando iba a buscar trabajo.

La normativa establece que el Estado debe ocupar el 1% de la totalidad de su planta laboral con personas travestis, transexuales y transgénero. Asimismo, contempla incentivos para el sector privado que contrate a las personas beneficiarias de la ley al tomarse como pago a cuenta de impuestos nacionales. Claudia Vásquez Haro, presidenta de Otrans Argentina y de la Convocatoria Federal Trans y Travesti Argentina, afirma que “hoy celebramos porque empezamos a escribir un nuevo capítulo de la historia del país y de nuestro movimiento”, aunque reconoce que aún falta avanzar en la reparación estatal por los años de exclusión sufridos.

En diálogo con NODAL, la activista expresa que “las infancias travestis y trans van a crecer en un país un poquito más igualitario”. Además, cuenta cómo fue el recorrido hasta llegar a la aprobación de la ley, cuál será su impacto en la vida de las personas travestis y trans y cómo continúa el avance por la conquista de derechos del colectivo: “A través de la organización, de la lucha y la acción, pudimos llevar adelante nuestros reclamos y convertirnos en sujetas políticas transformadoras de cambio”.

¿Qué significado tiene la aprobación de la ley?

Es parte de una demanda histórica. Muchas de nosotras entendimos desde un primer momento que la prostitución no fue una elección sino un destino y una imposición, fue el resultado de la exclusión social del Estado, de los mercados y de esto que se nos presentaba como destino, como un destino petrificado.

¿Cómo fue el camino para llegar a la aprobación de la ley?

Presentamos tres veces el proyecto, primero en 2015 y luego en 2017. Nosotras pusimos el cuerpo, luchamos, reclamamos y pudimos construir una alianza estratégica. Esa visibilización que trasladamos al ámbito social nos permitió hacer presión en el ámbito político. Además, esto no habría sido posible sin la decisión política del gobierno de Alberto Fernández, de la vicepresidenta Cristina Fernández y del compañero Máximo Kirchner para tratarlo en la Cámara de Diputados, de las compañeras Mayra Mendoza, Gabriela Estévez y muchas compañeras del Frente de Todos que hicieron posible que nuestros reclamos como colectivos sean tenidos en cuenta en el Congreso.

Hoy celebramos porque empezamos a escribir un nuevo capítulo de la historia de Argentina y de nuestro movimiento. Aún nos falta reparar todo el daño que cometió el Estado argentino y un sector muy importante de la sociedad civil.

¿A qué dificultades se enfrentan las personas travestis y trans a la hora de buscar trabajo y cómo impactará esta ley en su vida social?

Las dificultades tienen que ver con una profunda discriminación hacia nuestras identidades. Por lo tanto, muchísimas personas quedamos relegadas del trabajo formal. Esta ley impactará de manera directa, por un lado en la vida y en la subjetividad del colectivo travesti trans en términos individuales, pero también colectivos porque nos va a permitir tener un proyecto de vida en igualdad de condiciones con cualquier ciudadano. Por otro lado, esto también va a impactar en la sociedad porque vamos a derribar ese mito que asoció históricamente a la prostitución con las identidades travestis y trans y que las criminalizó.

Esta ley es histórica y es profundamente reparatoria porque nos devuelve la dignidad, aquella dignidad que no solo nos arrebató el Estado argentino por la persecución que vivimos históricamente a través de los códigos de falta, sino también porque eso fue construyendo discursos y prácticas sobre nuestro colectivo que nos confinó. Con esta ley empezamos a dignificar a nuestro colectivo, pero también pensamos en las futuras generaciones, para que no vivan la profunda exclusión que vivímos nosotras cuando íbamos a buscar trabajo y nos discriminaban por nuestra identidad de género. Esas infancias travestis y trans van a crecer en un país un poquito más igualitario y van a encontrar un terreno menos tóxico dondepuedan insertarse en el campo laboral. Por eso, la inclusión de travestis y trans en los trabajos formales también nos va a ayudar a dar con la batalla cultural donde puedan ver a las compañeras poniendo el cuerpo y visibilizando nuestra existencia en cada lugar donde hay un trabajador, una trabajadora, un trabajadore trans.

¿Cómo sigue la lucha por la conquista de derechos y de qué manera influye en América Latina?

Nuestra lucha tiene una agenda de prioridades. La sanción de la ley Lohana Berkins y Diana Sacayán nos plantea una agenda en términos de reparación. Lo que sigue es la reparación para personas travestis y trans mayores de 40 años, quienes no solamente quedaron por fuera de todo tipo de derechos, sobre todo el derecho al trabajo, y donde el Estado tiene que reparar por los años de exclusión y de violencia que vivió nuestro colectivo.

Además, nuestras luchas sirven como una experiencia pedagógica para otros países de la región porque siempre miran la experiencia argentina ya que tenemos un colectivo profundamente politizado. Creemos que esta ley es el resultado de la militancia de base territorial a lo largo y ancho del país porque lo llevamos adelante tres coaliciones federales como la Liga LGBTIQ+ de las Provincias, la Convocatoria Federal Trans y Travesti Argentina y el Frente Orgullo y Lucha. Creemos que es legítima desde su origen porque recoge nuestras demandas y nuestras voces en primera persona. Nosotras no nos quedamos en el lugar de la victimización, sino que lo trascendimos: a través de la organización, de la lucha y la acción pudimos llevar adelante nuestros reclamos y convertirnos en sujetas políticas transformadoras de cambio.

Foto: Ignacio Petunchi

VOLVER

Más notas sobre el tema