La Copa América y la pandemia – Por Ana Dagorret

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Por Ana Dagorret*

El 13 de junio se inició la Copa América cuyo debut estuvo marcado por la polémica decisión de parte de la Confederación Sudamericana de Fútbol de realizar el torneo en Brasil, epicentro regional de la pandemia de Covid-19.

La decisión de la CONMEBOL se dio en medio de especulaciones acerca de cuál sería la sede. Colombia desistió a causa de las protestas que en breve cumplen 50 días. En tanto que Argentina, se negó por la explosión de casos de Covid-19.
La decisión en la crisis

Con la incertidumbre acerca de la sede y la fecha de inicio del torneo cada vez más cerca, la solución llegó de la mano de Rogerio Caboclo, ex presidente de la Confederación Brasilera de Fútbol (apartado de su función por denuncias de acoso sexual contra una empleada de la institución). Caboclo se comunicó con Bolsonaro, quien aceptó de inmediato la oferta y dispuso a todo su gabinete para posibilitar la competencia.

A pesar de las repercusiones negativas motivadas por las alertas sobre una tercera ola inminente de la pandemia y por la situación de colapso de los hospitales en varias capitales del país, la Corte Suprema autorizó el jueves la realización de la Copa América 2021 que comenzó el domingo.

Sin la presencia de público y con el aval de los gobernadores de Río de Janeiro, Mato Grosso, Goiás y Brasilia donde se jugarán los partidos, todos ellos cercanos al presidente, el torneo comenzó el domingo con la victoria 3 a 0 de Brasil sobre Venezuela, que antes del partido tuvo que aislar a cinco atletas tras haber dado positivo para Covid-19 en Brasilia.

La situación sanitaria

La competencia no podría haber llegado en un momento más complicado. Brasil está cerca de alcanzar las 500 mil muertes y con denuncias de sub-notificación de casos debido a la falta de testeos masivos, la ocupación de las camas de UTI en todo el país supera el 80%. La situación es todavía peor en diez estados y el Distrito Federal, donde la tasa de ocupación supera el 90%. Si bien la Fundación Osvaldo Cruz explica que existe una tendencia lenta de caída de las ocupaciones, eso no significa que la situación sanitaria esté mejorando.

El ritmo de la vacunación es uno de los motivos por los cuales no se debe esperar una mejora. Hasta el momento, unas 54 millones de personas (25% de la población) fueron inmunizadas con la primera dosis. Quienes adquirieron ambas dosis, que suman 24 millones y medio de personas, representan un 11% de la población. Estos números dejan al país en el puesto número 60 del ranking de vacunación mundial a más de seis meses de aplicada la primera dosis en el país.

El aislamiento social, considerado como la herramienta más eficaz para evitar la propagación del virus, es una opción que pocas autoridades provinciales y municipales utilizan. Según el Mapa Brasilero da Covid de Inloco, sólo un tercio de la población respeta el distanciamiento. La situación empeora si se tienen en cuenta las aglomeraciones registradas en los transportes públicos en las capitales.

Los especialistas alertan una tercera ola de contagios, que puede llevar al país a un promedio de 5 mil muertes por día para julio. Esto no parece tener eco entre las autoridades federales. Menos del 11% de la población fue vacunada y hay más dudas que certezas sobre como continúa la inmunización. Bolsonaro declaró que ordenó al Ministro de Salud una medida para liberar el uso de máscaras obligatorio a quienes ya tomaron ambas dosis y para quienes ya fueron infectados.

Un debut esperado

Con la autorización de la Corte Suprema, sin el patrocinio de las empresas Ambev, Diageo y Mastercard, Brasil abrió el torneo ante Venezuela que contó 13 casos positivos en su delegación.

Al cierre de esta nota el número de infectados llegaba a 52 según datos proporcionados por el Ministerio de Salud. La pandemia impacta y ya 33 de ellos son jugadores y miembros de delegaciones de Venezuela, Perú, Colombia y Bolivia, mientras que 19 están entre los prestadores de servicios contratados por la Conmebol para realización de la Copa América.

La realización de la competencia es considerada una victoria del gobierno de Bolsonaro, que mira las presidenciales de 2022. La percepción popular no parece acompañar el entusiasmo oficial. Según DataPoder, un 55% de la población brasilera esta contra la realización de la Copa América en el país. La misma encuesta arrojó que un 35% se manifestó a favor.

La audiencia del partido inaugural tampoco fue la esperada. Con una convocatoria menor a 3 millones de personas en el país, fue la peor audiencia desde 2016, cuando Brasil enfrentó a Ecuador.

Si bien para la emisora SBT, que tiene los derechos de transmisión, se trató de un aumento del 60%, lo cierto es que la señal de Silvio Santos, aliado del presidente, no logró superar a la cadena O Globo, que a la misma hora transmite el clásico «Domingão».

Protestas esperadas

El debut contó con una protesta en Brasilia. Organizaciones sociales y partidos políticos se autoconvocaron frente al estadio Mané Garrincha para oponerse a la realización del torneo.

También se registraron protestas en las afueras del estadio Arena Pantanal de Cuiabá, donde Colombia enfrentó a Ecuador. Un grupo de colombianos levantó carteles con las frases Presidente asesino, en relación al mandatario colombiano Iván Duque, y No decir y hacer nada te vuelve cómplice, en reclamo a los jugadores de la selección de ese país para que se tomen posición sobre las violaciones a los DD. HH. en Colombia. Enfermeros locales también realizaron protestas en reclamo de mejoras laborales. Ambas manifestaciones son un anticipo de aquella convocada por movimientos sociales para el 19 de junio en diferentes ciudades del país.

Si bien se espera que el interés crezca en la medida en que avance el torneo, existe un contexto poco propicio para la celebración deportiva. El creciente número de muertes por Covid-19 y, el desgaste de la imagen de Bolsonaro, no crean panorama presto para el festejo.

A la crisis sanitaria se le suman la crisis económica. El gobierno buscó recrear el auxilio de emergencia para remontar la popularidad del presidente a los niveles de septiembre de 2020. Pero, la reducción del monto, como el aumento del precio de los alimentos y de impuestos como el agua y la luz no lograron tal efecto. Según la última encuesta, el índice de rechazo a la gestión del presidente llegó a 59%, el más alto desde que asumió en 2019.

Con la edición más polémica de la Copa América ya iniciada, habrá que esperar a ver si la reacción negativa inicial queda opacada por los gritos de gol que promete el campeonato para la selección local en medio de la pandemia.

ARGMedios


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