Perú | Juan de La Puente, analista y politólogo: “La polarización de esta segunda vuelta es estructural y profundamente antagónica”

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Entrevista a Juan de La Puente, abogado y politólogo

Por Denise Godoy, de la redacción de NODAL

Este domingo Perú elegirá a su próximo presidente en la segunda vuelta que disputarán Pedro Castillo, maestro de escuela rural y sindicalista de izquierda, y Keiko Fujimori, exlegisladora de derecha e hija del dictador Alberto Fujimori. Las elecciones se celebran en un contexto de aguda crisis sanitaria y económica, y de una gran inestabilidad política que atraviesa el país desde hace largos años. Los últimos sondeos vaticinan un empate técnico, aunque en algunas encuestas Castillo mantiene el liderazgo por poco margen. En diálogo con NODAL, Juan de La Puente, abogado y politólogo, analiza el panorama electoral y los posibles escenarios luego de los comicios.

¿Cómo llegan Castillo y Keiko al balotaje y qué expresan ambas candidaturas?

Castillo y Keiko llegaron a la segunda vuelta expresando ahora coaliciones de distinto volumen. Alrededor de Fujimori se ha organizado una coalición conservadora derechista, claramente neoliberal, que inicialmente se proponía defender el modelo y proponer en todo caso un esquema de gobernabilidad que no pase por el cambio. Esta idea inicial ha tenido que ser modificada porque Keiko en las últimas semanas ha tenido que hacer propuestas de innovación social con algunas ofertas que incluso suenan populistas, y que no tendrían el respaldo fiscal, y se inscribe en todo caso en la lógica de un cambio en las prestaciones sociales aunque no un cambio del modelo económico.
Por su parte, la coalición de Castillo es más pequeña pero igual expresa una agregación de movimientos sociales y de sectores que han demandado en los últimos años cambios en el modelo y modificaciones sustanciales para la ampliación de derechos, aun cuando específicamente en relación a algunos derechos y libertades Castillo es resistente, como por ejemplo en relación al enfoque de género que es una de las más características omisiones de su candidatura. Entonces ambos llegan produciendo modificaciones sustanciales de sus programas iniciales que presentaron antes de la segunda vuelta. Las encuestas señalan que la distancia entre ambos son cortas, algunos le dan un poco más de diferencia de intención de voto a Castillo sobre Keiko pero en general las encuestadoras hablan de un empate técnico en un escenario profundamente polarizado.

¿Cuáles son los principales desafíos que deberá enfrentar el próximo gobierno?

Pienso que la polarización de la segunda vuelta es estructural, no es coyuntural como hemos tenido en anteriores segundas vueltas en el Perú. Esta idea de una polarización estructural y profundamente antagónica creo que sólo puede resolverse si es que el sistema político produce una cuota de cambio, es decir, no se puede desmontar la polarización si el Perú no abre un proceso de cambio. Ese cambio va a tener que ser negociado y mucho depende de quien gane, porque si triunfa Castillo es muy probable que le sea difícil organizar el cambio porque su puesto sigue siendo precario. Y si gana Keiko le van a pasar la factura los grandes poderes económicos precisamente para que nada cambie. De modo que la discusión sobre el volumen del cambio que pueda impedir que quede intacta esta polarización va a tener mucho que ver con el papel que juegue el presidente para ponerse en una lógica negociadora, del Congreso y sobre todo la sociedad. Va a ser difícil que los dos actores que pasaron a la segunda vuelta o sólo el Congreso y el gobierno pretendan ser los negociadores de este periodo de cambio que el Perú necesita.

¿Cómo imagina la política hacia América Latina y las alianzas que tendrá el Perú de ganar uno u otro candidato?

En los últimos años el Perú ha perdido un perfil internacional. Su actitud en relación a la crisis venezolana con la creación del Grupo de Lima fue cuestionada en la medida en que no implicó una profundización de las acciones colectivas de la región para lograr una salida ordenada a la situación venezolana. Perú además en los últimos años ha jugado un papel muy a la defensiva en relación a procesos en curso que han sido desmontados, como por ejemplo el bloque de Unasur. No ha jugado un papel muy destacado en la promoción de la democracia en la región, me refiero a intentos de desmontaje de los estados de derecho o incluso en golpes de Estado o amenazas autoritarias en Latinoamérica. Ya no sólo nos estamos refiriendo al caso de Venezuela sino también al de Nicaragua o los procesos llevados a cabo en Centroamérica. De modo que hay un déficit de comportamiento y de performance en la cancillería peruana y lo ideal sería que luego de la segunda vuelta se vuelva a discutir el sentido de una política exterior peruana.


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