Ecuador | Leonidas Iza, nuevo presidente de la CONAIE: “No es posible seguir transitando en la civilización del capitalismo”

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Por Felipe Gutiérrez Ríos

El nuevo presidente de la CONAIE, la organización indígena más importante de Ecuador, analiza la situación actual de su país y América Latina. Valora la elección de Pedro Castillo en Perú y la presidencia de Elisa Loncón en la Convención Constitucional chilena, aunque subraya la necesidad de avanzar en un agenda profunda de transformación. “Los gobiernos progresistas caminarán pero tienen su límite, porque se ha demostrado el estrecho ejercicio de poder dentro del Estado por parte de los sectores populares. Hay que aperturar una unidad latinoamericana más allá de la intermediación de los Estados”.

 

Ya antes de ser electo como presidente de la CONAIE, Leonidas Iza era una de las principales figuras políticas del Ecuador. Fue uno de los liderazgos más importantes del levantamiento popular que en octubre de 2019 frenó un paquete de reformas neoliberales del gobierno de Lenin Moreno. Desde entonces, junto a su sector, no solo se pararon de frente a las políticas de Moreno, sino también disputaron la referencia de la izquierda más allá del correismo. De este modo el movimiento indígena logró mantener la unidad en medio de las tensiones por los acercamientos de algunas dirigencias al correismo por una parte, y a la derecha, por otra. “El movimiento popular del Ecuador ha cometido también errores”, sostiene Iza. “Se ha quedado en el discurso de la derecha de una bipolaridad política: el correismo/anticorreismo. Este problema político se fue trasladando a un problema moral y finalmente acabó con el triunfo de Guillermo Lasso”.

Lasso asume el gobierno en un momento en que la CONAIE ha recuperado su capacidad de articular demandas sociales amplias de las clases populares de Ecuador. Es la principal organización indígena y social del país. En ese marco las posiciones de Iza son claras; “Mi definición de izquierda es por las condiciones materiales de vida, en las que vivo yo, y mis hermanos, al igual que la mayoría de los ecuatorianos, la mayoría de los latinoamericanos, y la mayoría a nivel mundial, que estamos siendo altamente explotados. Es explotada la madre tierra donde vivimos, y somos explotados también por la mano del hombre en los procesos de trabajo”.

-Leonidas, ¿Cuál es su lectura del momento actual en Ecuador?

Bueno, el resultado del último proceso electoral, definió un gobierno de una clara tendencia neoliberal, capitalista, que está privilegiando los procesos de privatización, la política de expansión extractiva, petrolera y minera. Un gobierno que ha instalado ya los mecanismos de apertura para un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, donde incluso está cediendo soberanía. Se ve también un gobierno que ha ajustado a las políticas del Fondo Monetario Internacional, seguramente condicionado con todo lo que significan los créditos internacionales para resolver la situación económica en el Ecuador

-¿Cuál debería ser la posición del movimiento popular frente al gobierno de Lasso?

En este momento debemos garantizar la unidad a partir de las condiciones reales que vivimos, identificando los problemas comunes. Para eso debemos clarificar la propuesta, el proyecto político que sostenemos, para contrarrestar la propuesta neoliberal sostenida de manera oficial. Que tengamos la capacidad de instalar un proceso de debate político, ideológico en el Ecuador, y que a partir de aquello sostengamos este gran proyecto de transformación de los sectores populares.

-Ustedes postulan la importancia de situarse como un movimiento indígena y también de clase, ¿qué significa esto?

Yo he discrepado mucho cuando compañeros dicen “no somos de izquierda ni de derecha” o dicen, “en un proceso electoral nos acomodamos a cualquier escenario” y muchas veces es doloroso que esos mismos hermanos terminan acordando con la derecha, en nombre de la democracia. Yo me sitúo en la izquierda porque vivimos exactamente igual que la mayoría de los ecuatorianos, aunque en cierta medida al ser indígena se tienen menos posibilidades de mejoramiento económico. Esa es nuestra realidad y en ese sentido me parece importante enviar un mensaje a nivel continental, a nivel mundial, que existimos sectores, identidades, pueblos indígenas; diversos a nivel mundial pero que estamos dispuestos a unificarnos en una idea. Todo esto bajo principios de lucha que permita realmente sostener un proceso de cambio, de transformación a nivel global.

-En su discurso al asumir hablaba de mandar obedeciendo. ¿Cómo se lleva eso a la práctica ahora desde la presidencia de la CONAIE? ¿Cuál es el mandato que tienen ustedes en este momento?

Bueno, en lo que corresponde a la acción ya del movimiento indígena como un sujeto muy importante del Ecuador, resolvió el VII congreso de la CONAIE, encaminar una serie de resoluciones. En ese proceso nosotros como Consejo de Gobierno bajo este principio de mandar obedeciendo, lo primero que tenemos que obedecer son estas resoluciones, hacernos cargo de las responsabilidades que emitieron los delegados de pueblos y nacionalidades del Ecuador. Entonces la tarea de este momento, hemos querido situarla en tres aspectos. Uno, consolidar la agenda propia del movimiento indígena, articulado a nivel organizativo de las comunas, comunidades, pueblos y nacionalidades, y también con el brazo político que tenemos [el Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik] una incidencia dentro de la Asamblea Nacional del Ecuador, para poder articular con las demandas de la mayoría del país. Un segundo elemento importante que hemos puesto, es que debe haber una articulación con el resto de las organizaciones populares.

Y un tercer elemento, es articular en una plataforma internacional, principalmente decimos con Latinoamérica, con los pueblos que seguramente estamos sufriendo los mismos embates de las políticas impuestas por el FMI. Como es el tema de la defensa de los territorios de explotación petrolera, de la minería, del avance del monocultivo en las grandes extensiones de nuestros territorios en todo el continente. Todos estos problemas que han causado el calentamiento global, debemos enfrentarlos con una articulación internacional, con los pueblos, con las nacionalidades indígenas, pero también con los trabajadores a nivel continental y global. El continente depende de civilizaciones de miles de años que hasta ahora siguen siendo pujantes. Hemos sido vistos como un estorbo dentro de los procesos de desarrollo capitalista, y en realidad somos un aporte fundamental, como alternativa a esta civilización de muerte que enfrentamos en el continente y en el mundo.

-¿Cómo ve la situación actual en América Latina?

En América Latina había un progresismo que se sostenía con el apoyo de algunos sectores populares, y que de pronto cometieron errores y horrores en algunos territorios. En esa medida decimos: los gobiernos progresistas caminarán pero tienen su límite, porque se ha demostrado el estrecho ejercicio de poder dentro del Estado por parte de los sectores populares. Hay que aperturar una unidad latinoamericana más allá de la intermediación de los Estados. Pero las condiciones para ir superando, profundizando más el debate, para superar el proceso del capitalismo, realmente van a estar sostenidas en esas unidades: los procesos sociales, políticos, incluso económicos, que vayan a garantizar la alternativa a este modelo que se impone en todas las sociedades.

Sobre esta realidad hay un mensaje latinoamericano claro: no es posible seguir transitando en la civilización del capitalismo. Dentro de esto, que la compañera Elisa Loncon haya sido elegida como representanta de este proceso de transformación constitucional en Chile, es un mensaje de enorme responsabilidad. También la elección de Pedro Castillo en Perú, con todo lo que ha significado la izquierda en ese país, llega con aires de libertad. Realmente es un mensaje continental, de presencia de los pueblos más postergados, principalmente de los pueblos indígenas, y me parece un mensaje importante de unidad continental, que nos obliga en las otras latitudes a caminar en ese horizonte. Y en los espacios donde tengamos la posibilidad de conducción, estamos en la obligación de exigirles que no se cometan errores. No podemos equivocarnos, tenemos que desarrollar una conducción pegada a nuestras bases y procesos sociales. Las sociedades, las organizaciones, tenemos que avanzar en una agenda mucho más larga, a largo alcance y con resultados más profundos, como alternativa al capitalismo.

-En algunos países latinoamericanos se vive un proceso destituyente/constituyente a nivel popular que, por ejemplo, en Chile está pasando también por la vía de una institucionalización. A partir de la experiencia de la Constituyente de 2008 ¿cuáles crees que son los límites de un proceso así, y las disputas que se abren luego de ella?

Yo creo que la tarea fundamental de las sociedades no es quedar solo en la declaratoria legal, constitucional, sino cómo llevamos a pragmatizar esos derechos. En efecto Ecuador ha pasado a tener una de las Constituciones más progresistas del mundo. Pero tenemos las mismas contradicciones que cualquier otro Estado capitalista, dependiente de modelos económicos extractivos. Por eso me parece importante que en el momento de definir la Constitución, tiene que haber un empoderamiento absoluto de la sociedad, de los colectivos. A nosotros nos tocó incluso lidiar con gobiernos que se declaraban de izquierda, porque avanzaban con una Constitución declarada de derechos, y en la práctica estábamos en un modelo de profundización de la dependencia económica de países centrales. Ahora más bien nosotros tenemos que lograr instalar una estrategia desde las comunas, comunidades, pueblos y nacionalidades, que podamos articular en la práctica la declaración de los derechos constitucionales que están garantizados. De la misma manera creo que en el pueblo chileno o en otros espacios de otros territorios debe haber un empoderamiento en la transformación y no quedar solo en la declaración.

ANRed


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