La creación de nuevas universidades nacionales en la provincia de Buenos Aires ya cuenta con el apoyo político y académico para convertirse en realidad en un futuro cercano. El impulso definitivo lo dio el presidente Alberto Fernández cuando en abril pasado ratificó la intención del Gobierno de respaldar el nacimiento de universidades en Cañuelas, Pilar y Tigre, y la nacionalización de la de Ezeiza. Los proyectos se encuentran en la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados, donde se sumó una iniciativa para fundar una casa de estudios superiores en Saladillo. En consonancia con esa situación, el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) aprobó hace un mes esas iniciativas durante un plenario de rectoras y rectores.

“A diferencia de lo que otros creían, que los pobres no estudiaban, nosotros creemos que si les damos oportunidades a los que menos tienen, a cada oportunidad la aprovechan”, aseguró el Presidente en aquella ocasión y aprovechó también para marcar distancias ideológicas con el macrismo: “Esas universidades del conurbano, que otros decían que no servían para nada, están llenas de primeras generaciones de estudiantes universitarios e hijos de trabajadores, y eso es lo que nos diferencia”.

 

Los referentes que impulsan la instalación de nuevas universidades son los intendentes e intendentas de cada uno de los municipios bonaerenses involucrados y referentes políticos de las regiones, quienes ya tuvieron reuniones con el ministro de Educación, Nicolás Trotta, y con el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa.

“Como las universidades públicas se crean por ley, los casos están adquiriendo estado parlamentario y al momento son todos proyectos que están ingresados en la Cámara de Diputados”, explicó a este suplemento el secretario de Políticas Universitarias, Jaime Perczyk, y señaló que “al día de hoy no se pueden dar mayores precisiones sobre fechas de inauguración o inicio de clases, porque son proyectos”.

Con respecto a la Universidad Provincial de Ezeiza (UPE), Perczyk precisó que “el camino a recorrer es el mismo” que con las otras casas de estudios proyectadas, aunque el fin sea “crear una universidad nacional a partir de la base de una institución ya en funcionamiento”.

El circuito que debe atravesar la creación de una universidad nacional es el siguiente: en el Congreso, un legislador presenta un proyecto de ley; después la Comisión de Planeamiento del CIN evalúa sobre su factibilidad; la iniciativa vuelve al Parlamento para su tratamiento y una vez convertida en ley el Ministerio de Educación designa a un rector organizador, que es “el encargado de presentar el proyecto institucional a la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU)”, explicó Danya Tavela, que integra el directorio de ese organismo y es vicerrectora de la Universidad del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (UNNOBA).

En declaraciones a este suplemento, Tavela precisó que “una vez que la CONEAU se expide, vuelve al Ministerio de Educación, que dicta la resolución para que la universidad empiece a funcionar”.

Dinamizar cada región

El proyecto de la Universidad Nacional de la Cuenca del Salado, cuya sede central estará en Cañuelas, es el que llegó más lejos: en octubre de 2015 tuvo aprobación de la Cámara de Diputados, pero al año siguiente quedó frenado en el Senado, que debía convertirlo en ley cuando Mauricio Macri ya era presidente.

“Lamentablemente, durante 2016 perdió el estado parlamentario por el desinterés de llevar adelante políticas públicas de educación superior inclusivas que brinden iguales oportunidades a aquellos que menos tienen”, explicó a este suplemento la intendenta de Cañuelas, Marisa Fassi.

Entre 2007 y 2015 “se abrieron 16 nuevas universidades nacionales y ninguna de ellas le restó matricula a las existentes; eso explica a las claras la necesidad de invertir en la creación de nuevas instituciones de educación superior”, destacó Fassi.

“La descentralización propone la radicación de sedes en diversos municipios, respondiendo de forma orgánica a la sede central, que se encontrará emplazada en el municipio de Cañuelas”, argumentó.

El plan de estudios de la futura universidad de la Cuenca del Salado contempla carreras relacionadas a las ciencias agrarias y veterinarias, de la salud y empresariales.

Los partidos donde se asentarán las nuevas universidades poseen realidades sociales, laborales y económicas disímiles, y los referentes de cada uno de los lugares apuran el debate parlamentario, que recién podría concretarse el año próximo.

El intendente de Pilar, Federico Achával, dijo que la creación de la universidad “es un sueño de la comunidad que está cerca de concretarse para que nuestro jóvenes e hijos de trabajadores tengan la posibilidad de trabajar y estudiar en el mismo distrito”.

“Pilar tiene el parque industrial más grande del país y con la universidad tendrá aún más un perfil productivo e industrial y dará lugar a nuevas tecnologías, con una mirada humana”, aseguró Achával a este suplemento. Y destacó: “Asumí con el compromiso de zanjar la profunda desigualdad que hay en el distrito y este proyecto político sabe que la educación implica generar más oportunidades. Además, la universidad funcionará en el Instituto Pellegrini, que es símbolo de lucha por la educación en Pilar”.

Quienes hacen fuerzas para que el Parlamento apure los proyectos de ley confían en los referentes proclives a ese tipo de iniciativas. “Estamos entusiasmados porque Trotta y Massa han dado un enorme impulso al proyecto, así como también confiamos en el apoyo que dará Cristina Fernández” en el Senado, se esperanzó Achával.

Subsedes y zonas de influencia

El proyecto de la Universidad Nacional del Delta incluye a los partidos de Tigre –donde estará la sede central–, Escobar y San Fernando. En esos dos últimos distritos se prevé instalar sedes regionales. En la iniciativa se destaca que esos tres municipios albergan en conjunto, según el Censo 2010, poco más de 700 mil habitantes.

“Las características de esos municipios, principalmente por la ubicación geográfica de la zona, las localidades lindantes, su fácil acceso y circulación regional, son variables que permitirán que concurran estudiantes de toda la región”, se argumenta en el proyecto de ley.

En cuanto a la nacionalización de la UPE, la diputada Cristina Álvarez Rodríguez había presentado un proyecto de ley en 2020 y lo propio hizo la exdiputada y concejal de ese distrito Dulce Visconti. Ese tipo de iniciativas, si no son tratadas por algunas de las cámaras del Congreso durante el año legislativo, pierden el estado parlamentario y tienen que volver a presentarse en comisión.

El área de influencia de la universidad de Ezeiza abarca gran parte de la zona sur del conurbano bonaerense. Los municipios aledaños de Esteban Echeverría, Cañuelas, Lobos, Presidente Perón y San Vicente, y con menos incidencia en localidades de la zona sur de La Matanza.

Acerca de la futura Universidad Nacional de Saladillo, la zona de influencia contemplada en el proyecto de ley está conformada por los distritos de Bolívar, Chivilcoy, Bragado, Tapalqué, Lobos, San Miguel del Monte y 9 de Julio, cuyas distancias oscilan con respecto a la sede central entre 100 y 150 kilómetros.

Desde hace alrededor de 30 años, en Bolívar y Saladillo existen extensiones áulicas de distintas universidades. En 1991, por ejemplo, comenzó a funcionar el Centro Regional Universitario Bolívar-CRUB de las universidades de Quilmes (UNQ) y Tres de Febrero (UNTREF). Cuatro años después, comenzó a gestionarse el Centro Universitario Regional Saladillo “Dr. Hugo Daniel Salomón”, que funciona desde 2018 con la participación de la UBA, la UNLP y el municipio.

Desde la experiencia

Para el titular de la Comisión de Planeamiento del CIN y rector de la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ), Ernesto Villanueva, el nacimiento de una universidad “crea efectos en la población y no sólo entre los jóvenes, sino que dinamiza lo cultural y productivo”.

“Las experiencias en estos años de las nuevas universidades, como la Arturo Jauretche, fueron todas positivas. Incluso estas nuevas instituciones a crearse no les quitarán estudiantes a otras universidades”, justificó el rector de la UNAJ, que fue creada en 2010.

En declaraciones a este suplemento, subrayó que otro de los aspectos que se analiza en un proyecto “es ver cómo una universidad favorece el desarrollo científico y tecnológico del propio territorio, porque en las casas de estudio se encuentra mucha investigación que se va generando y en varios años se mejora la región”.

“En estos casos, en sus ciudades, existen instituciones que son subsedes de otras. Por los tanto, no se parte de cero. Es decir que no se crean desde la nada, porque ya hay académicos y profesionales en condiciones de cubrir los cargos. Lo digo por experiencia propia. Hay muchos profesionales en las cercanías”, argumentó Villanueva.

Consultado sobre los plazos de concreción, aclaró que “para crear una universidad se necesita una cierta maduración y lleva tiempo”, y recodó que “en el mundo ha sido así, porque se van creando desde la comunidad, desde abajo”.

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