Las mujeres también lucharon por la Independencia de Centroamérica – Por R. Mixco

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Por R. Mixco

Por siglos, la historia escrita por hombres dominó la forma de narrar los hechos pasados que entretejieron la Centroamérica de hoy en día.

Pese a la proclamación de la Independencia de España registrada en el acta firmada en Guatemala el 15 de septiembre de 1821, esta región del continente americano aún lucha por su libertad, su soberanía y su progreso.

Y al igual que hace 200 años, el sexo femenino sube a la palestra para hacerse escuchar y aportar a la construcción de ese istmo más inclusivo, más justo, más libre.

Pero es imperioso que el aporte verdadero de las mujeres al proceso de emancipación política y la creación de los estados centroamericanos se investigue, visibilice y difunda.

Hace más de una década, el Instituto Salvadoreño para el Desarrollo de la Mujer (Isdemu) lanzó el libro titulado “Mujeres protagonistas de la Independencia (1811-1814)” del historiador salvadoreño Carlos Cañas Dinarte.

En este aporte, que aún sigue bajo investigación, se narra el verdadero rol jugado por el sexo femenino en la Independencia regional.

El investigador incluye la identidad de algunas de las mujeres que merecen el título de prócer.

Para ello, retoma los alzamientos independentistas que se registraron en Santa Ana, Metapán y Sensuntepeque, en 1811. Todos liderados por ellas.

CIUDAD HEROICA

El 17 y el 24 de noviembre de 1811, ocurrieron dos sublevaciones en Santa Ana; y en Metapán, el 24 y 26 del mismo mes.

En lo que hoy es la cabecera departamental de la Ciudad Morena, el alzamiento fue liderado por Dominga Fabia Juárez de Reina, Anselma Ascencio, Juana Evangelista, Inés Anselma Ascencio de Román, Cirila Regalado, Irene Aragón, Romana Abad Carranza, María Nieves Solórzano y Teodora Martín Quezada.

El levantamiento metapaneco tuvo al frente a “María Madrid –viuda de 43 años, oriunda de Tejutla, en Chalatenango- y por Francisca de la Cruz López –joven de 30 años de edad, soltera y nativa del lugar–, quienes fueron liberadas gracias al indulto promulgado el 3 de marzo de 1812, tras ser capturadas y sometidas a largos interrogatorios y acusaciones de alta traición contra la corona imperial ibérica”, se lee en la publicación.

Hay que destacar que fueron las mujeres quienes se encargaron de difundir los ideales promulgados durante la revolución francesa, a través de los círculos de catequesis. Precisamente, un grupo de insurrectas en Metapán eran catequistas.

Dominga Fabia y Anselma Ascencio eran mulatas y que “Úrsula Guzmán y Gertrudis Lemus fueron quienes suministraron piedras y armas a los indios y mulatos que, el 24 de noviembre de 1811, participaron en los violentos disturbios ocurridos en Metapán.

PODER FEMENINO

Además del levantamiento liderado por Gregorio Melara en Usulután, en lo que hoy es Sensuntepeque, dos valientes hermanas encabezaron otro intento de insurrección, el 29 de diciembre de 1811.

Se trata de María Feliciana de los Ángeles Miranda y Manuela Miranda.

Ambas fueron capturadas por las autoridades españolas y recluidas en el convento de San Francisco de la localidad de San Vicente de Austria y Lorenzana. Las dos fueron condenadas a ser azotadas y luego a formar parte de la casa del párroco Dr. Manuel Antonio de Molina y Cañas, quien años después sería uno de los firmantes del acta de Independencia del 15 de septiembre.

Cañas Dinarte asegura que existe la leyenda que asegura que María de los Ángeles murió martirizada en la plaza central de San Vicente. Sin embargo, se han encontrado evidencias de que ella recibió atención médica para contrarrestar la afección corporal que padecía.

En el libro también se resalta la intervención de Mercedes Castro, una mujer de la tercera edad que supuestamente fue fusilada en San Miguel, por apoyar los movimientos emancipadores. Otras salvadoreñas insurrectas fueron Josefina Barahona, Micaela Jerez y Feliciana Jerez, quienes participaron en el levantamiento del 24 de enero de 1814 en el pueblo de Zacatecoluca, durante el segundo intento emancipador de San Salvador.

Cárcel y tortura fue lo que estas próceres recibieron en su época, y luego su aporte fue minimizado, invisibilizado por siglos, junto al de otras mujeres que merecen ser reconocidas.

La deuda es grande, pero es tiempo que los historiadores relaten los hechos pasados desde un ángulo inclusivo que retome el legado de mujeres y hombres.

Diario El Salvador


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