Venezuela | G4 admite el fracaso de su estrategia y vuelve al ruedo electoral – Por Misión Verdad

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Por Misión Verdad

Luego de casi cuatro años de boicot electoral, los partidos y personalidades reunidos en el llamado G4, ahora rebautizado como Plataforma Unitaria (PU), se lanzarán a los comicios del próximo 21 de noviembre. Así lo anunció Henry Ramos Allup, líder histórico de Acción Democrática (AD), en rueda de prensa este martes 31 de agosto.

Durante el anuncio, el secretario general de AD-G4 declaró que «después de un análisis muy consciente y muy profundo» dicha plataforma iba a participar en las venideras megaelecciones para elegir a gobernadores, alcaldes y representados a Consejos Legislativos Municipales, por lo que pidió «respeto» para quienes decidieron ir al ruedo político, aludiendo a los sectores de dirigentes y seguidores antichavistas que aún se apartan de la agenda electoral.

En ese marco, Ramos Allup afirmó que en la oposición extremista «no podemos seguir viviendo de fantasías», refiriéndose de manera tácita a la estrategia de máxima presión contra Venezuela trazada por el establishment de Estados Unidos, que impuso la figura del «interinato» liderado por Juan Guaidó y soportado por factores internacionales. Sin embargo, el líder adeco tiene dos años hasta la presente declaración oficial apoyando a la figura del ex diputado de Voluntad Popular (VP).

Por ello la PU decidió complementar, como dice el comunicado presentado por AD, su cambio de postura con los lineamientos alcanzados en la mesa de diálogo en México. Ramos adujo que en la política «no hay dogmas», los procesos «no son lineales» y las posiciones deben adaptarse a la «conveniencia» de las situaciones que se presenten, describiendo así el porqué este grupo decidió partipar en las venideras elecciones.

En cuanto a las tarjetas electorales con las que participarán los partidos de la PU (que incluyen a AD, Copei, VP, Primero Justicia, Convergencia, Movimiento Progresista, Encuentro Ciudadano y Movimiento por Venezuela), el dirigente adeco señaló que estaban «secuestradas». Con ello se refiere a las pugnas en el seno de los partidos de oposición y la escisión que produjo luego de que la justicia venezolana otorgara el control de las organizaciones políticas a los sectores que deseaban participar políticamente en la sociedad, a pedido explícito de esos mismos sectores.

  • La Causa R, dijo Ramos Allup, es el único partido importante de oposición que no participará en los comicios del 21N.

Debido a esta situación, la PU concluyó que utilizarán la tarjeta de la Mesa de Unidad Democrática (MUD), desempolvada luego de casi cuatro años de abstención electoral. Incluso ya existen reportes donde se expone la lista de candidatos unitarios de la MUD, en los que repiten candidaturas a gobernaciones como Enzo Scarano (Carabobo), Manuel Rosales (Zulia), Liborio Guarulla (Amazonas) y se presentarán otros dirigentes como Carlos Ocariz, José Manuel Olivares y Freddy Superlano.

Incluso el mismo Guaidó, de acuerdo a Ramos, ha estado proponiendo candidatos para la MUD. Tanto nadar para morir en la orilla.

Quiebre y desplazamiento: objetivos no alcanzados

Poco antes, el mismo 31 de agosto, otro dirigente del clan Guaidó reconoció el fracaso del plan «interinato» (que lleva consigo no solo las acciones antipolíticas del G4 sino también «sanciones», intentos de golpe y de magnicidio, corrupción, etc.) y dijo que los planes iniciales de la oposición debían «revisarse» y que se debe llegar a «una negociación» en el marco de lo que llaman Acuerdo de Salvación Nacional.

Se trata de Freddy Guevara, quien hasta hace poco fue liberado de prisión por cargos de asociación con «grupos extremistas asociados al gobierno colombiano», para unirse a los esfuerzos de diálogo en México. Su vocería siempre ha estado vinculada con las decisiones tomadas por VP, teniendo una relación estrecha con sus principales dirigentes, entre ellos Leopoldo López y Carlos Vecchio.

Para lograr una negociación entre el chavismo y las oposiciones en México, dice Guevara, «debemos que asumir que todos los sectores y fuerzas políticas (incluido el chavismo, que existe y no puede ser eliminado) tendremos que convivir en el país», y remató: «Lo creo y lo defiendo y estoy dispuesto a escuchar y debatir».

Estas declaraciones han servido para que los mismos dirigentes antichavistas hagan un reconocimiento oficial del escenario que atraviesa no solo la oposición venezolana y el país, sino también que existe una mediación para conseguir algún tipo de convivencia política luego de años en que el asedio multidimensional y la asfixia económica, financiera y comercial de Estados Unidos hiciera estragos en la República Bolivariana, apalancados por los sectores extremistas que hoy reconocen que los objetivos no fueron alcanzados.

Si bien Guevara admitió que el plan en los últimos años consistió en concluir un quiebre institucional y de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y desplazar (y en el mejor caso, eliminar) al chavismo como protagonista político de la sociedad venezolana, es notorio que al antichavismo extremista le salió el tiro por la culata, rompiendo los consensos en su seno (lo que trajo una escisión clave para el proceso de diálogo presente) y apartándose por tantos años de la arena política y las agendas electorales.

Dicho reconocimiento público es un paso más para que se desarrolle «un nuevo ciclo de estabilidad política», como dijo el presidente Nicolás Maduro, que inició tras bastidores con la mesa de diálogo en México y que comienza de manera oficial con el anuncio de la PU y las admisiones del principal vocero de VP de este 31 de agosto.
Giro de 180°

El presidente Maduro declaró que la vuelta de la MUD a la política y las elecciones es una «victoria total» para el chavismo luego de que el Gobierno Bolivariano redoblara los esfuerzos para que los sectores más beligerantes de la oposición venezolana se sentara en una misma mesa a dialogar y negociar su participación política.

La idea del chavismo siempre fue promover la agenda democrática con el fin de estabilizar el escenario político (desestabilizado a raíz de la fallida estrategia admitida por Guevara), base para que el resto de los sectores que hacen vida en el país puedan desarrollarse sin mayores obstáculos.

Pero el mantra «cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres» se ha desvanecido no solo por factores externos, sino sobre todo por los internos, imponiéndose tácticas y estrategias que más bien aislaron su participación activa en el país político, tomando la ruta de la violencia extremista y la ofensiva económica, financiera y comercial en detrimento de toda la población venezolana.

La preocupación en Estados Unidos por el fracaso de sus delegados antichavistas ha sido tal que en la administración Biden y los think-tanks con influencia en Washington DC han buscado nuevos movimientos para tratar de volver a minar al chavismo en el ruedo político. El mismo José Ignacio Hernández, ex procurador fake del «interinato» de Guaidó, promociona la propuesta del Centro Wilson para «reorientar» la estrategia antichavista, en el que uno de los nodos críticos consiste precisamente volver a participar en elecciones, «pues esa participación crea incentivos para la movilización social y la articulación de la oposición».

Aunque para este sector cualquier evento electoral que se haga tiene un matiz «fraudulento», a pesar de haber una obvia renovación del Centro Nacional Electoral con una activa vocería opositora, la participación en elecciones «suele generar mejores beneficios que la abstención».

Pero esta vez existe una paradoja entre las oposiciones, sobre todo para la representada por la PU: ¿reconocerán los resultados, así sean desfavorables a sus candidaturas? En 2017, recordemos, la MUD decidió participar en las elecciones regionales, anunciando una contundente victoria, para luego reclamar fraude ante los resultados adversos y llamar al boicot electoral pocos meses después en las elecciones municipales. Esto iba en consonancia con los planes estadounidenses de socavamiento institucional del Estado venezolano.

En efecto, como fue publicado en esta tribuna por nuestro columnista William Serafino, «la apuesta por un cambio de régimen apoyado por las principales potencias nucleares del mundo occidental entraba en contradicción con aceitar la maquinaria de los partidos para futuros eventos electorales, cuya fase preparatoria requiere de un intenso despliegue por territorios, promoción de candidatos y, sobre todo, el diseño de un programa».

Así que un giro de 180° se ha experimentado en el seno de la oposición extremista, ahora priorizando la táctica electoral por sobre la abstención y el boicot.

Al cierre de esta nota, la Unión Europea dio la «bienvenida» a la próxima participación de la PU a las elecciones del 21N.

¿Los acuerdos en la mesa de diálogo en México serán suficientes para que la PU cumpla con las demandas electorales y políticas? Está por verse. Lo cierto es que el regreso de la MUD-G4 al ruedo electoral es una buena noticia para el conflicto venezolano, a pesar de que su oferta política esté lejos de las expectativas de las mayorías. Su mera participación avala el nuevo ciclo de estabilidad política que se inaugura en Venezuela.

Misión Verdad


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