Cancilleres de Uruguay y Brasil discutieron agenda bilateral y flexibilización del Mercosur

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Bustillo recibió en el Palacio Santos al canciller brasileño França

Entre los posicionamientos que ha mostrado el Mercosur en los últimos tiempos, Uruguay y Brasil han mantenido cierta sintonía, aunque para los analistas se mantiene la expectativa sobre qué tanto apoya el país vecino los movimientos del gobierno de Luis Lacalle Pou. En primer lugar, sobre la flexibilización normativa del bloque en busca de acuerdos individuales con terceros —lo que Argentina rechaza, ya que no pretende romper la regla del consenso—, y también sobre la posibilidad de un tratado de libre comercio (TLC) con China, proceso que Uruguay comenzó recientemente.

Con estos temas en agenda y otros asuntos de la relación bilateral, este lunes el canciller Francisco Bustillo recibió desde las 13.30 en el Palacio Santos, sede de la cancillería, a su par brasileño Carlos França. Ambos jerarcas habían mantenido un encuentro meses atrás en Quito, en el marco de la asunción del presidente ecuatoriano Guillermo Lasso a finales de mayo.

Uno de los puntos centrales dentro del Mercosur es la rebaja del arancel externo común (AEC), la tasa que pagan las importaciones extrabloque, que Brasil tiene como prioridad y recibió, luego de varios meses de conversaciones, el aval argentino para avanzar en una baja parcial de 10%. Esto ocurrió hace pocos días, tras una reunión entre França y Santiago Cafiero, el nuevo canciller argentino.

Al acudir la semana pasada a la Comisión de Asuntos Internacionales de Diputados —en una sesión declarada secreta en virtud de la confidencialidad de las negociaciones con China—, Bustillo informó sobre el encuentro con su par brasileño. Para Daniel Caggiani, diputado del Frente Amplio, las últimas novedades del Mercosur “no son buenas” para Uruguay: “La estrategia del país se basaba en recostarse en la posición brasileña para lograr una negociación común, tanto del AEC como de la flexibilización del bloque regional, y terminó sucediendo algo que era posible que sucediera y que se le advirtió que iba a suceder, pero de lo que Uruguay lamentablemente no tomó nota: Brasil y Argentina se terminaron poniendo de acuerdo de manera bilateral”.

A principios de mes, Bustillo había viajado a Argentina para reunirse con Cafiero, quien asumió como canciller luego del cimbronazo de las elecciones primarias para el gobierno de Alberto Fernández y ha puesto el foco en encauzar el diálogo a la interna del Mercosur.

Los cancilleres no realizaron declaraciones luego de la reunión. Horas después, desde cancillería se limitaron a informar que “en el encuentro se abordaron los temas que en la actualidad hacen al escenario internacional en su conjunto, a la región y al Mercosur, así como la agenda bilateral”.

Reunión con autoridades de Catar
En la mañana de este lunes, Bustillo también tuvo actividad con una comitiva extranjera en el Palacio Santos, ya que recibió a autoridades de Catar. Según divulgó la cancillería, “tuvieron lugar las primeras consultas políticas entre Uruguay y Catar”, países que tienen “relaciones diplomáticas desde hace 34 años y han decidido profundizarlas”.

La delegación de Catar estuvo presidida por el secretario de Estado para las Relaciones Exteriores, Soltan bin Saad Al-Muraikhi, quien mantuvo “un encuentro privado” con el canciller Bustillo “en el que se abordaron los temas más relevantes de las relaciones bilaterales”.

Posteriormente, se desarrollaron las consultas políticas: “Por parte uruguaya, se subrayaron las principales prioridades en materia de promoción de inversiones cataríes en el país, la adopción de un marco jurídico sólido para fortalecer las relaciones bilaterales, la ampliación de las oportunidades comerciales y los acuerdos en materia de cooperación educativa, cultural y deportiva, de forma de ampliar y diversificar los vínculos entre ambos países”, informó la cancillería.

La Diaria


Subsecretario de Ambiente uruguayo elogió a Bolsonaro: “Un líder valiente que reconoce a Dios”

El subsecretario de Ambiente del gobierno de Luis Lacalle Pou, Gerardo Amarilla, viajó el pasado jueves a Brasilia para participar de un evento en “apoyo a Israel” en el que se encontró con el presidente brasileño, Jair Bolsonaro.

Después del evento, Amarilla publicó en su cuenta de Twitter dos fotografías tipo selfie: una en la que se ve a Bolsonaro riéndose y otra en la que está escribiendo algo en un papel. “Lindo encuentro con el presidente de Brasil, un líder valiente que reconoce a Dios y respeta la Constitución”, dijo el jerarca uruguayo.

Bolsonaro: enemigo del medio ambiente
Esto le generó una infinidad de críticas a Amarilla, dada su investidura como viceministro del ministerio que debe velar por el ambiente y que fue creado por Lacalle Pou, y por alabar a Bolsonaro, que ha sido cuestionado desde el inicio de su mandato por sus políticas destructivas del medio ambiente y por la afectación a la Amazonia, una de las selvas más importantes del mundo.

Recientemente, el Oxford Institute publicó el informe Global Climate Change Impacts Attributable to Deforestation of the Brazilian part of the Amazon Rainforest driven by the Bolsonaro Administration, en el que concluye que hay evidencia científica que apunta a que el gobierno de Bolsonaro ha propiciado sustancialmente el incremento de la deforestación.

“Antes de la elección de Bolsonaro, la deforestación en la Amazonía brasileña había caído sustancialmente desde su pico a principios de la década de los 2000 y luego se estabilizó durante la década de 2009-2018”, dice el documento, y prosigue aseverando que el rápido aumento de este hecho “desde 2019 ha resultado en un aumento importante en las emisiones de gases de efecto invernadero de la Amazonía brasileña, que tendrá consecuencias humanitarias globales”.

Respaldando estos hallazgos, el propio Instituto Nacional Brasileño de Investigaciones Espaciales (INPE), de financiación estatal, mostró que en 2019 la deforestación creció un 34% en relación a 2018, y fue la más alta en más de 10 años.

La organización AllRise recientemente presentó una demanda contra Bolsonaro ante la Corte Penal Internacional de La Haya por crímenes contra la humanidad, por las implicaciones que sus políticas medioambientales tienen en la vida de las personas tanto en su país como en el mundo.

LR 21


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