Jennie Dador, coordinadora nacional de DDHH: «La llegada de Mirtha Vásquez es un reordenamiento y le da aire fresco al gobierno»

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Entrevista a Jennie Dador, abogada feminista y coordinadora nacional de DDHH

Por Nicolás Retamar, de la redacción de NODAL

El día jueves 7 de octubre se conoció la posible salida de Guido Bellido como presidente del Consejo de Ministros y en horas de la tarde el presidente lo hizo oficial. Esa misma noche Pedro Castillo designó a Mirtha Vásquez como su reemplazante. Presiones desde la oposición y desencuentros al interior del gabinete forzaron este cambio que no es el primero dentro del gobierno. Para conocer quién es Mirtha Vásquez y cómo impacta en el país este cambio, NODAL dialogó con Jennie Dador, abogada feminista especialista en género y coordinadora nacional de derechos humanos.

¿Qué implica la salida de Guido Bellido y la llegada de Mirtha Vásquez a la jefatura de gabinete?

Definitivamente es una reconfiguración que se da dentro del gobierno, no necesariamente como algunos la miran en el sentido de decir que el gobierno está bajando sus banderas y se está corriendo hacia la derecha sino que más bien es un reordenamiento dentro de lo que han sido sus banderas. Hasta ahora, la verbalización de esas banderas o de venderse como un gobierno que pretende hacer cambios o transformaciones radicales pero con tanta disonancia dentro del propio gabinete, donde cada uno de los ministros se disparaba por un lado y pisaba al que pretendía hacer lo otro, una disonancia entre lo que decía el premier, lo que planteaba la bancada de gobierno en el parlamento y lo que decía el presidente, no permitía avanzar a ningún lado ni eso lo hacía más izquierdista. En cambio, la llegada de Mirtha Vásquez le da un aire fresco y decimos que no corre ni es la bajada de las propuestas. La nueva jefa de gabinete es una mujer de izquierda que proviene del movimiento de derechos humanos, es una mujer dialogante y que tiene experiencia de haber conducido el Congreso en uno de los momentos más difíciles de la gestión anterior que fue en medio de un golpe de Estado con la amenaza permanente de cerrar el Legislativo y de vacar al presidente. Sus antecedentes son muy bueno y además es mujer, por lo que su llegada ha implicado la presencia de dos mujeres más en este gabinete, algo que hasta ahora había sido uno de los cuestionamientos fuertes contra el gobierno. Una de las mujeres que la acompaña en el gabinete también es de Perú Libre y proviene del sindicalismo, la otra mujer también proviene del movimiento de derechos humanos y trabaja el tema de verdad, memoria, justicia y reparación, ligada al mundo del activismo y hermana de una de los desaparecidos de la masacre de La Cantuta. Ambas presencias son simbólicas que dan mensajes muy claros en el sentido hacia dónde va el gobierno, especialmente en un contexto de polarización muy fuerte en el país donde existe una de las prácticas permanentes de la derecha y la extrema derecha denominada «terruqueo», que prácticamente tilda a defensores de derechos humanos como terroristas.

¿Cuál es el rol que jugó la oposición en los cambios del gabinete?

La oposición, desde antes que se iniciara el gobierno con todo el aparataje que montaron para vender la idea del fraude, no ha dado tregua ni siquiera en lo que se conoce como el período de «luna de miel» cuando recién se instala un gobierno. Sigue todo el tiempo sometiendo presión de forma muy fuerte desde los medios de comunicación, los líderes políticos y dirigentes de la academia, buscando diferentes referentes de la sociedad en general para llevar un discurso sobre la supuesta incapacidad de este gobierno y también levantando los miedos ancestrales que están presentes en la sociedad peruana, en particular el miedo por el tema del conflicto armado interno y presentar a distintos integrantes de este gobierno como vinculados a los grupos subversivos, especialmente a Sendero Luminoso, incluso al margen de las discusiones si las personas son o están vinculadas, cuestionando y trayendo por los suelos sentencias o investigaciones que no habían podido concluir ni probar nada. Por un lado, la oposición ha estado terruqueando desde un principio, poniendo en evidencia las contradicciones al interior del propio gobierno y al interior del gabinete. Por otro lado, desde el parlamento, donde hay presencia fuerte de una derecha muy conservadora, hay cuatro o cinco miembros que provienen de las Fuerzas Armadas y que hasta el día de hoy, incluso siendo parlamentarios, la gente los sigue llamando y nombrando como generales. Entonces se habla con parlamentarios, pero al nombrarlos como general o almirante, tiene un impacto comunicacional totalmente distinto. Esto hace que analicemos si las reformas que pensábamos nosotros profundizaban la democracia, ampliando los márgenes de la ciudadanía y dándole la posibilidad de participación y voto en la política a los miembros de las instituciones armadas o policiales que ya estaban fuera de la institución en calidad de retiro, o nos adelantamos a un momento para el cual todavía nosotros no habíamos terminado de pasar nuestros procesos históricos de verdad, reparación, conciliación y construir un relato conjunto en la sociedad peruana por lo que fueron los 20 años de conflicto armado interno.

Castillo recibió presiones por izquierda y derecha desde que asumió la presidencia. ¿Qué análisis hace de los meses que lleva el presidente al frente del Poder Ejecutivo?

Son meses donde todavía no termina de instalarse ni de echar a andar el gobierno. Ha sido muy difícil en principio porque la transferencia fue muy corta con todo lo que tardaron las autoridades electorales para poder proclamar que este presidente había ganado las elecciones por todas las denuncias que realizó Keiko Fujimori con los distintos partidos del centro y la derecha, algo que retardó mucho el proceso que duró menos de una semana. Esto debilitó mucho que el gobierno entrante pudiera tomar acciones de inmediato y que pudiera consolidar sus equipos antes de entrar. No olvidemos que Perú Libre y Castillo llega prácticamente de sorpresa para ellos mismos, entonces al interior del partido tampoco contaban con cuadros para instalar un gobierno entrante. Esto implicó buscar gente, armar e instalar el gobierno. Pero además, desde afuera, con muchos cuestionamientos y con mucha oposición en los distintos medios de prensa y en el parlamento. Las amenazas de vacar a Castillo también complicaron el armado del gobierno. No solo a veces por la incapacidad o el desconocimiento de quienes estaban asumiendo, sino también porque no se podían terminar de armar los equipos. Esto hace pensar de ahora en adelante que, con la presencia de Mirtha Vásquez alineando al gabinete y los sectores hacia un determinado fin, la cosa va a poder fluir de otra manera. También, siendo la nueva premier una persona más negociadora, va a poder manejar también la relación con las distintas fuerzas en el parlamento y obtener la confianza que merece.

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