Colombia: El Clan del Golfo, otro capítulo del mismo ciclo – Por Esteban Martínez

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Por Esteban Martínez*

Con la reciente captura de Otoniel, el gobierno afirma haber infrigido al narcotráfico el golpe más importante en décadas, golpe solo comparable con la caída de Pablo Escobar1. Sin embargo, cabe preguntarse ¿cómo es posible que después de tantos golpes al narcotráfico, cada uno más fuerte que el anterior, continúen apareciendo grupos como el Clan del Golfo?

No es la primera vez que ocurre, pero el gobierno sí lo presenta como si así fuera: Otoniel, cabeza del Clan del Golfo fue apresado. En el 2012 corrió peor suerte Juan de Dios Úsuga, alias “Giovanni”, hermano del recien capturado, abatido por la Policía, convirtiéndose en su momento en “un gran golpe al narcotráfico”2.

Giovanni había retomado el negocio que Daniel Rendón Herrera, alias Don Mario, había dejado después de su captura en 2009, captura calificada asimismo en iguales términos: “Sin duda […] un golpe duro al narcotráfico”3. Puede ser difícil recordar aquel momento, probablemente porque para ese entonces no era el Clan del Golfo sino los Urabeños, los que también habían sido el clan Úsuga y también Autodefensas Gaitanistas de Colombia. Así sucesivamente. Parece que por cada golpe al narcotráfico hay un capo y por cada capo una banda; pero todos los capos se conocen y todas las bandas parecen ser las mismas. Bandas y más bandas, manifestación de que la industria del narcotráfico nunca se detiene, y que en unos momentos más que en otros actúa y es instrumentalizada como para.

¿Nombres al azar? ¿Franquicias? ¿Grupos autónomos? Franquicias parece ser la respuesta más precisa, y la realidad es que las mismas tienen un origen común en el paramilitarismo. Franquicias, grupos armados compuestos principalmente por integrantes de grupos desmovilizados en el “proceso de paz” llevado a cabo con paramilitares. ¿Cambio de nombre por simple conveniencia? ¿Juego de palabras para confundir? En todo caso el cambio de nombres aparece como algo curioso ya que desde el 2009 los integrantes del hoy Clan del Golfo estaban presentes y al frente del mismo, pero identificado con otro nombre.

Entonces, lo que realmente estamos viendo con la captura de Otoniel no es la caída de la cabeza de un nuevo grupo sino el apresamiento de otro integrante más en la lista de los líderes de un grupo que ha existido durante casi todo el siglo XXI, grupo que con la salida de las Farc de ciertos territorios entró a disputarlos y a llenar cada vez más espacios de la llamada economía ilegal.

El Clan del Golfo es, entonces, el resultado de la reconfiguración política y económica de las desaparecidas Autodefensas; la evidencia de la ausencia de una política estructural o integral por parte del Estado para enfrentar la problemática del narcotráfico, su interés por instrumentalizar esas fuerzas en la lucha contrainsurgente, y su falta de voluntad para resolver las necesidades de la población (especialmente de la desmovilizada y sus periferias o bases de apoyo). Pero también es, en su última etapa, el resultado del vacío de poder territorial dejado por la desmovilización de las Farc, en lo cual vieron la oportunidad para fortalecerse y, en caso dado, contar con mejores condiones para una negociación de desarme, legalización de capitales y reincorporación a la vida civil. Un fortalecimiento que va de la mano de la multiplicación de cultivos de coca y de mayores exportaciones de su producto final: crecimiento militar, mayor control territorial, más cultivos de coca, ingreso multiplicado de dólares, todo ello dio un piso cada vez más firme para la estructuración del llamado Clan del Golfo4.

Ante estas circunstancias todo parece indicar que el Clan tuviera como tarea específica el crecimiento y mantenimiento de la economía ilegal en el país, lo que logra de varias maneras: en primer lugar, consiguió adaptarse a los cambios en la relaciones Estado-criminalidad y criminalidad-criminalidad, creando una especie de estructura sólida y jerárquica en el centro de su propio aparato, con capacidad militar y conocimiento territorial para poder actuar y expandir su economía, en medio de lo cual y como reflejo de su fortaleza subcontratan los servicios de otros grupos armados que cumplen funciones en diferentes territorios, dando la impresión con ello de una mayor fortaleza, al tiempo que mantienen lejos de estos territorios su estructura central5.

En segundo lugar, mantiene una curiosa combinación de actividad guerrillera y paramilitar para el sostenimiento de la economía ilegal; al igual que los grupos armados paramilitares en el pasado mantienen una especie de ideología insípida sobre la ineficacia del Estado y una visión contrainsurgente, pero a su vez concretan vínculos y toman control en los territorios a través de relaciones sociales arraigadas y ofertas económicas para diversidad de personas, ciñéndose más a una técnica usualmente guerrillera6. Así, el Clan no solo logra una presencia armada en las diferentes regiones sino que a su vez en muchos sentidos reemplaza al Estado en aspectos sustanciales como seguridad, economía y en lo político.

Por último, el Clan parece mantener relaciones con diferentes grupos armados de forma mucho más horizontal que sus antecesores, preservando no solo la producción de coca y el control de las rutas para su exportación sino, además, aliándose con grupos y mafias extranjeras lo que le permite fortalecer su logística y economía. Estas relaciones van desde el ruteo de la droga hasta el lavado de dinero7. Es especialmente llamativa la relación con los carteles mexicanos: según la Defensoría del Pueblo, el Cartel de Sinaloa podría estar financiando al Clan del Golfo para la producción de droga y la consolidación de las fuerzas en el territorio8.

Con todo esto, lo que puede decirse es que el Clan del Golfo es una novedad únicamente en sus dinámicas, pero no en su esencia, que es la herencia de las dinámicas de violencia en los territorios del país. No mucho se sabe realmente de sus dinámicas políticas, es posible que sus relaciones se expandan profundamente, pero ello solo se revelará con el paso del tiempo. Sin duda, lo que sí podemos ver es cómo el deterioro de las condiciones de vida en las regiones más abandonadas de Colombia (sin la necesaria inversión social estatal aunque sí con una creciente presencia militar oficial, lo cual relativiza el “abandono”), así como los repetidos fallos en concretar una paz auténtica, crean una bestia que hoy en día el gobierno o es miope para tratar o le interesa tratarla de la manera hasta ahora conocida.

No sorprende, por tanto, que muchos hayan dicho que la única forma de detener al Clan del Golfo es la ejecución adecuada de los Acuerdos de Paz. Tampoco sorprende, por la misma razón, que el Clan sea una de las barreras más grandes para la ejecución de tales Acuerdos: frente a la pasividad del Estado, actúa imposibilitando la restitución de tierras, la apertura política, la erradicación y la sustitución de cultivos. Esta relación dual entre los Acuerdos de Paz y el Clan del Golfo no es otra cosa que la evidencia de que la Paz no es el Acuerdo de Paz ni la Paz es la “Paz”, la realidad es que estas dinámicas son propias de las condiciones materiales a las que la sociedad colombiana está sujeta. La posibilidad de la finalización de grupos como el que acá nos ocupa, y la concreción de los Acuerdos de Paz, están ligados a la capacidad que tenga el país, e incluso el mundo, de cambiar sus relaciones económicas y sociales hacia un modelo menos expoliador y excluyente.

Es debido a esto que no importa cuántas veces se decapite a la hidra, otra cabeza surgirá. Ya hay cierta seguridad sobre quién será el próximo líder del Clan del Golfo9 y es muy posible que pronto empecemos a oír de “Chiquito Malo”, de cómo su captura será un gran golpe al narcotráfico y que tal golpe llevará a que la ilegalidad se someta al poder del Estado. Pura ilusión, ¿o pura manipulación?, pues mientras la mayoría del dinero del narcotráfico alcance su lavado en los paraísos fiscales, mientras los líderes sociales que buscan mejores condiciones de vida para sus regiones sean asesinados, mientras las rutas del narcotráfico en África, Europa, norteamérica y América Latina sigan en pie, mientras sea más fácil acceder a un grupo armado que a la educación, y mientras el campo se vea ahogado por el libre comercio, mientras la droga sea lo único que garantiza ingresos que alcancen para cubrir parte sustancial de las acuciantes necesidades de las familias campesinas y de las periferias urbanas, será imposible transformar la realidad que hoy domina en tales territorios del país.

Aunque el gobierno se enorgullece de las distintas capturas y de los golpes infrigidos a este tipo de grupos, su apatía por la mayoría de la población colombiana y el desinterés por beneficiar a alguien que no sea de sus aliados nos deja ver que al menos una parte de la élite criolla solo está interesada en asegurar el control del poder y con ello la prolongación de un modelo económico que le permite engrosar sus capitales, y en lo social apagar incendios, al tiempo que persistirá su desinterés por erradicar de raíz la problemática aquí analizada, muy probablemente porque nadie pisa su propia manguera.

Notas

1 Alias ‘Otoniel’, el narcotraficante “más buscado” de Colombia que empezó a delinquir a los 16 años
2 La historia de Juan de Dios Úsuga, cabecilla de ‘los Urabeños’
3 BBC Mundo – América Latina – Capturan a Don Mario
4 Hernández-Cetina, Aura Windy Carolina, Ripoll, Alejandra, & García-Perilla, Juan Carlos. (2018). “El Clan del golfo”: ¿el nuevo paramilitarismo o delincuencia organizada? El Ágora U.S.B., 18(2), 512-526. https://doi.org/10.21500/16578031.3363
5 Ibíd.
6 García-Perilla, Juan Carlos, & Rodríguez-Beltrán, Carlos Andrés. (2018). “Clan del golfo”, una amenaza para el acuerdo de paz con las FARC-EP. Un acercamiento desde el fenómeno de la convergencia. Entramado, 14(2), 132-146. https://doi.org/10.18041/1900-3803/entramado.2.4748
7 Clan del Golfo tiene conexiones con 28 países en 4 continentes: Policía
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9 Los candidatos a heredar el mando de alias ‘Otoniel’, máximo cabecilla del Clan del Golfo

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* Analista del Periódico desdeabajo

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