Ni pandemia, ni guerra; es la estructura capitalista – Por Carlos Verón de Astrada

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Ni pandemia, ni guerra; es la estructura capitalista

Por Carlos Verón de Astrada

Como que el arma es un instrumento para matar, su valor de uso se realiza cuando mata. Siendo así, es una mercancía cuya razón de ser es la muerte. Y para que el matar se justifique, si no hay un peligro inminente, hay que inventarlo. A escala internacional es, para el efecto, inventar un peligro internacional y su correspondiente pánico.

Hace menos de dos semanas culminó la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) realizada en Madrid en la que entre otras cosas, se resolvió que los países miembros deben destinar el 2% de su Producto Interno Bruto (PIB) al presupuesto militar.

Ese propósito a pesar de todos los esfuerzos hechos por Estados Unidos (EE.UU) no se había logrado antes. Por otro lado, la OTAN antes de la guerra de Ucrania, estaba a punto de desintegrarse. ¿Qué fue lo que reunió a la OTAN? pues el peligro ruso. En la mencionada cumbre, acordaron los países miembros que los presupuestos militares llegarán al 2% de su producción, lo que en cifras absolutas es descomunal. ¿Quién se beneficia de este desaforado incremento en la demanda bélica?, pues el complejo industrial militar.

Cuando la tasa de ganancia en la producción de bienes está en franco declive, la única salida es incrementar la producción de armas y/o la especulación. Estos son recursos que se suelen dar históricamente cuando un hegemón está en declive, en este caso EEUU. Y para el efecto, cabe su correlato monetario, que consiste en imprimir más billetes. La mayor impresión y emisión de billetes a su vez, produce inflación. Y cuál es el mecanismo para mitigar la inflación?; es la elevación de las tasas de interés. Pero al alzar las tasas de interés , hay un des estímulo a la inversión y producción. Hay inflación y recesión al mismo tiempo. A esto es lo que se conoce como estanflación.

Si es cierto que la pandemia primero, y más adelante las sanciones a Rusia por la guerra de Ucrania, fueron y son factores que exacerban la estanflación en vista de la contracción de la oferta de productos básicos, no es menos cierto que la estanflación traducida en una crisis descomunal de la economía mundial, tiene que ver con una crisis estructural, que consiste en una depresión de las tasas de ganancias en la producción de bienes que se trata de compensar con la guerra, creando enemigos del mundo para incrementar la producción de armamentos dando de ganar ¨jugosas ganancias al complejo industrial militar.

Como nunca la industria armamentista está facturando. Todo el gran despliegue de armas de occidente a Ucrania, hace que los países proveedores de occidente tengan que renovar sus stocks y eso incrementa la producción de armas. Por otro lado, el otro factor que atiza el fuego de la crisis económica es la especulación: más de un analista considera que la crisis alimentaria no obedece tanto a la escasez como a la especulación. Existen 10 empresas transnacionales norteamericanas, europeas y sauditas que controlan y almacenan productos primarios en Ucrania para elevar el precio. Algo parecido pasa con países latinoamericanos principalmente Argentina.

Nuestros países producen materia prima alimentaria cuyos precios están en alza como consecuencia de la guerra. Sin embargo, Argentina padece una crisis económica. ¿A qué se debe?, pues al contrabando y a la especulación. Hay 400 mil millones de dólares de argentinos ricos especuladores en el exterior. Hay una acumulación desmesurada en una ínfima minoría que se enriquece con la especulación. Uno de los recursos de ese empresariado espurio especulador, es que desde hace una buena cantidad de años, barcazas que salen de nuestro país, Paraguay vacías, cargan soja argentina en Rosario, Argentina, para llegar al Puerto de Buenos Aires con banderita paraguaya y de ahí a los mercados internacionales, sin pagar impuesto. Dicho así, se puede decir, que nuestro país también pone su cuota de especulación y evasión en el país vecino.

Por otro lado, cuando la prensa levanta la perdiz del pánico, se produce una corrida para la compra de dólares, que tiene como consecuencia una tremenda devaluación de la moneda local.

Tanto Paraguay como Argentina , y los otros países de la región que producen materias primas alimentarias, deberían estar obteniendo importantes ganancias con la crisis desatada por las sanciones a Rusia por la guerra de Ucrania, y sin embargo se da una situación inversa. Y la responsabilidad de que eso sea tiene que ver con una cuestión fundamental: la especulación como rasgo típico de las crisis. Algunos países están intentando ya aplicar impuestos a las grandes ganancias para paliar la inflación.

A qué conclusión nos conduce este distópico espectáculo planetario que padece hoy la humanidad. A que la acumulación capitalista tiene un límite. Y, fundamentalmente, a que las potencias hegemónicas reproducen esa limitación cuando entran en declive.

Generalmente los declives de potencias hegemónicas de larga data y el ascenso de nuevas, suelen producir guerras. El problema de esta crisis cíclica es que en las guerras si no se frenan, y sobre todo, si el imperio en caída no asume su declive y reconoce el ascenso de un nuevo hegemón , pueden poner en riesgo la existencia humana.

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