Brasil | Sonia Guajajara, aspirante a diputada: “Las candidaturas indígenas podemos construir un buen vivir para todas las personas”

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Sonia Guajajara: “Las candidaturas indígenas en Brasil podemos construir un buen vivir para todas las personas”

Sonia Guajajara, lideresa de los pueblos y candidata a diputada federal por el Partido Socialismo y Libertad representa una candidatura para el acceso a la tierra, la identidad, el buen vivir y la reconstrucción del Brasil.

Por: María Eugenia Waldhüter, Camila Parodi, Rocío Prim y Laura Salomé Canteros.

Traducción: Julia Giménez

El 2 de octubre serán las elecciones generales en Brasil y 156 millones de personas habilitadas para votar decidirán quienes presidirán los poderes Ejecutivo y Legislativo nacional y las asambleas de Estados y Distritos Federales. Serán las elecciones que definirán en lo inmediato el mapa geopolítico de América Latina y el Caribe y Luiz Inácio Lula da Silva, dos veces presidente, es el favorito de las calles y las encuestas para volver a gobernar el país tras el desgobierno neoliberal de los últimos años que desmanteló las políticas de salud y educación, descuidó durante la pandemia de COVID 19 e inició un odio sistemático contra las mujeres, los pueblos originarios y la Naturaleza.

São Paulo es un estado central para la política brasilera. Allí donde tienen su sede la mayoría de las grandes empresas cuyas decisiones afectan a las poblaciones y los territorios de todo el país, especialmente a los pueblos indígenas originarios que luchan por sobrevivir y mantener viva la naturaleza. Representando las voces ancestrales pero también las propuestas de izquierda que surgen de mandatos colectivos, se encuentra Sonia Guajajara, lideresa de los pueblos y candidata a diputada federal por el Partido Socialismo y Libertad (PSOL- SP). Dialogamos con ella ante una elección clave para derrotar en las urnas al fascismo en el Estado, representado por el actual presidente Jair Bolsonaro, y enfrentar a la bancada ruralista y su codicioso lobby en el Congreso. Una candidatura para el acceso a la tierra, la identidad, el buen vivir y la reconstrucción del Brasil.

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– ¿Qué significa tu candidatura en términos individuales y colectivos? 

En verdad, yo no lancé la candidatura, fuí lanzada por el movimiento indígena como una alternativa para enfrentar directamente en el sistema los retrocesos y retirada de derechos. (Jair) Bolsonaro se mostró como el enemigo número uno de los pueblos indígenas y para hacer ese embate directo desde el movimiento no es suficiente. Nuestra candidatura de la Bancada Indígena es antisistémica para que podamos asumir espacios en los lugares de poder e intentar hacer un cambio estructural. En 500 años tenemos apenas una representante indígena en el Congreso Nacional y eso no puede ser considerado normal. Tenemos que ampliar esa representatividad dentro de las Asambleas Legislativas y también dentro del Congreso Nacional.

– Estamos a casi un mes de las elecciones. ¿Qué lectura hacés de la campaña y cuáles son los desafíos para los próximos días?

Primero, la estructura. Porque las campañas electorales son muy desiguales, muchos partidos ofrecen recursos y estructuras para sus candidatos y, principalmente, para las candidaturas consideradas prioritarias. Esas prioritarias nunca somos nosotras, nunca es una mujer indígena, una mujer negra, nunca es LGBT. Nosotras tenemos que entrar a los partidos y exigir el apoyo. Entonces, nuestro desafío es que los partidos entiendan  la presencia indígena como candidaturas prioritarias.

En nuestro caso, desde la experiencia indígena, entendemos que la forma de hacer política es asistencialista. Donde se utiliza el sufrimiento y las necesidades de las personas por intercambio de votos y nosotras no queremos reproducir esa forma de hacer política. Nosotras queremos que las personas tengan una conciencia de votar por la causa, de votar por la garantía de los derechos y no sólo para poder tener un beneficio puntual. La otra forma es que el propio sistema está montado para que nosotras no ocupemos ese lugar. Entonces siempre es más difícil que las personas confíen y crean en estas candidaturas. Por eso, es importante demostrar que las candidaturas indígenas entran como una alternativa para proteger el medio ambiente, para proteger la biodiversidad, para proteger el agua. En fin, para poder provocar una conciencia política, ecológica, ambiental en las personas. Son las candidaturas indígenas las que podemos construir un mundo más justo, más igualitario y un buen vivir para todas las personas.

– Nos preguntamos qué significan estas elecciones para las mujeres indígenas. ¿Cuáles son las deudas históricas del Estado brasilero con ellas y cuál es su propuesta de reconstrucción dentro del frente electoral que propone el PT?

Brasil, es un país que tiene un machismo muy fuerte y este machismo también llegó a los territorios indígenas. Es muy difícil para nosotras, mujeres indígenas, romper esas barreras. De todas formas, estamos asumiendo varios frentes de lucha y protagonizando toda esa participación de las mujeres indígenas en los espacios de liderazgo y los espacios de decisión. Para nosotras es mucho más difícil porque además de ser mujeres e indígenas, enfrentamos aquello que es mencionado como el machismo cultural donde muchos pueblos no permiten la participación de las mujeres en determinados espacios porque la cultura no lo permite. Y la verdad que para nosotras eso no es cultura, no es cultura ser sirviente, no es cultura estar subordinada al hombre. Nosotras nos enfrentamos a eso acá y lo hacemos también desde el movimiento de articulación de mujeres indígenas que tiene apenas un año. Hemos protagonizado las marchas de las mujeres y desde ahí estamos promoviendo un cambio importante para que haya una comprensión mayor de la participación de las mujeres en el movimiento indígena.

Tenemos una bandera de lucha sobre la garantía territorial, es decir el derecho al territorio. La tierra es lo que nos garantiza nuestra identidad, ser indígenas. Y seguimos con esa bandera con el objetivo de aumentar la participación de las mujeres en esos espacios también políticos. Somos las que más protegemos la tierra y, también, las más impactadas por la violencia política del Estado, por el racismo y el patriarcado, y tenemos que enfrentar eso también dentro de las estructuras de poder. Nuestra lucha es por nuestros pueblos y territorios entendiendo que el medio ambiente es nuestro propio cuerpo. Por eso decimos que somos quienes asumimos la defensa de la biodiversidad y del planeta. Nosotras, las mujeres indígenas, somos la Cura de la Tierra.

– Durante los últimos años vimos con preocupación la destrucción del Amazonas por el avance del agronegocio. Como defensora de los territorios y guardiana de la Naturaleza, ¿cuáles deberían ser las acciones para frenar este modelo?

Es una lucha constante y nosotras tenemos que dar una batalla articulando con otros movimientos y con la sociedad porque solo nosotras, solo los pueblos indígenas, no podemos asegurar esta lucha contra el agronegocio, contra las mineras, contra las madereras. Tenemos que fortalecer nuestras bases, esa conexión entre otros sectores para hacer una presión mayor. No podemos creer que el hecho de elegir a Lula (da Silva) va a resolver todos los problemas.

– ¿Qué lectura hacés sobre las propuestas realizadas por Lula da Silva frente a esta problemática? 

El deterioro del gobierno de (Jair) Bolsonaro sobre el Amazonas es equivalente a 50 años de destrucción. Entonces, necesitamos reconstruir las políticas que perdimos para poder comenzar a construir un nuevo proyecto político por un país que tenga nuestra participación. Queremos estar junto a este gobierno con Lula, participar también de los órganos y estructura de gobierno en las políticas de salud, de educación, ambiente y justicia. Tenemos que estar juntas con esta participación indígena también haciendo gestión de la política.

Y queremos que nuestro movimiento siga fuerte para continuar presionando, en la vanguardia, luchando por las políticas públicas e implementación de derechos porque ningún derecho se implementa solo. Sabemos que con Lula no va a ser suficiente, tenemos que continuar en las calles exigiendo el cumplimiento de los derechos constitucionales adquiridos y siempre luchando por la igualdad y la participación en todos los espacios.

– Vemos en estas elecciones una potente visibilidad de la comunidad negra LGBT, de los pueblos indígenas y de las mujeres. ¿Qué significan estos liderazgos luego de casi 4 años de desgobierno, fascismo y políticas genocidas? 

Cada movimiento mantiene sus bases articuladas, nosotras sabemos que constitucionalmente el poder viene del pueblo. Pero nosotras sabemos que la democracia no es representativa, no contempla a toda la diversidad de pueblos y culturas y eso no se puede aceptar más. Nosotros tenemos que pensar una democracia que en su fotografía tenga nuestra cara. Es claro que no es únicamente eligiendo a un gobierno de izquierda que vamos a establecer nuestras bases y querer solamente ocupar el poder.

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– ¿Cómo construir poder popular?

Necesitamos continuar articulados y no cometer el mismo error que el gobierno del PT y muchos movimientos cometieron; que se acomodaron para esperar que un gobierno de izquierda por sí solo fuera a tender las pautas. Y eso no sucedió, porque el gobierno con otros partidos acabaron impidiendo esa aproximación del gobierno con el pueblo. Entonces, el poder popular se hace a partir del fortalecimiento de las bases y de todo el fortalecimiento de los movimientos sociales que construimos fuertemente todos los días.

– ¿Te articulas o identificas con otras luchas y conquistas en Brasil y la región?

Acá, en especial para la campaña electoral, estamos articuladas con los movimientos feministas, la bancada quilombola, la bancada del Movimiento de Trabajadores-as Sin Techo (MTST), con el Movimiento de Trabajadores-as Sin Tierra (MST) y el movimiento LGTBQI+; pueblos y comunidades tradicionales. Estamos conectadas a partir de las bases territoriales a nivel nacional. Para la campaña, es muy importante ese fortalecimiento porque queremos elegir una bancada que contenga cada una de esas representaciones. Queremos una bancada indígena, una quilombola, una sin tierra, una sin techo, una feminista, otra LGTB, otra de la cultura para que podamos llegar al Congreso Nacional y allí crear una bancada que lleve la voz de la tierra, de las aguas, por la biodiversidad. Una bancada que sea capaz de enfrentar a la bancada ruralista en el Congreso Nacional. Tenemos que crear la bancada de la cultura para contraponer a la bancada de la biblia que está imponiendo su fe y su religión en detrimento de la diversidad cultural y popular.

Internacionalmente tenemos la articulación con la COICA, de la cuenca amazónica, con Aliança Global de Comunidades Territoriales, formada por Brasil, Centroamérica, Indonesia y el Congo. Estamos en articulación y participación en el sistema de la ONU y de la OEA y también en las conferencias del clima y por la biodiversidad. Tenemos una red internacional desde donde accionamos cuando se precisa un posicionamiento más fuerte de afuera. En nuestro caso, para presionar al gobierno Bolsonaro o mismo un posicionamiento contra la aprobación de medidas en el Congreso Nacional. Nos levantamos y articulamos todos los días localmente, regionalmente, nacional e internacionalmente para que nuestras banderas puedan ser levantadas lo más alto posible y en algún momento poder gritar la victoria de forma colectiva.

Publicado originalmente en El Salto

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