Katia Lara, cineasta hondureña: «Berta no luchó sola, tuvo muy claro, desde temprano, que no se trata de cuidar ríos, se trata de enfrentar el poder financiero»

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Entrevista a la cineasta hondureña Katia Lara:

Por Mariano Saravia*

Katia Lara es una cineasta documentalista. Es hondureña, estudió en México, trabajó en El Salvador, en distintos países de Centroamérica, y también estudió en Argentina, en Buenos Aires, en la escuela de cine de Eliseo Subiela. Su última obra es “Berta soy yo, cuando el río suena”.

¿Quién fue Berta Cáceres?

Berta Cáceres es una luchadora social. A mí me gusta más llamarle luchadora, más que definirla como ambientalista, indigenista, incluso feminista. Me parece que luchar por los cambios sociales, fue realmente el objetivo primario de ella, y no solo por Honduras, Berta anduvo por muchos países de África, de América Latina, fue a Argentina por el tema de los proyectos extractivos, mineros, hidroeléctricas, se vinculó mucho a México. Ella no luchó sola, tuvo muy claro, desde temprano, que no se trata de cuidar ríos, se trata de enfrentar el poder financiero. Esa banca irresponsable, cínica, que instala proyectos sin tomar en cuenta la opinión de los pueblos originarios y a la que no le importa judicializar, meterte presa, difamar y matar, con tal de acumular.  En el plano más personal, Berta era una compañera de lucha muy cercana a mi familia, amiga de mi hermana Karla, que es cantautora y quien después del golpe de Estado contra Manuel Zelaya en 2009 se vinculó al tema de derechos humanos.

¿Qué representa esta película en tu carrera?

Pienso que es el trabajo más importante que he realizado, se hizo durante más tiempo y en un momento en que yo tengo una dimensión más clara del país. Porque al mismo tiempo que se hizo, en los últimos cuatro años de producción de la película, yo estaba trabajando en un proyecto de periodismo de investigación que se llama El Perro Amarillo, que contribuí a fundar y en el cual sigo trabajando. Y ese trabajo me permitió tener un panorama más claro del país en el que se estaba dando esa lucha de Berta.

Tuve más tiempo para armar el relato, en paralelo a un proceso de investigación, sin dejar que el tema periodístico fuera lo determinante. En esta película hago el mejor equilibrio entre organizar lo dramático en los términos de la ficción, y también hacer una descripción cronológica de hechos que determinan este patrón de corrupción que ha permitido esas muertes en América Latina y en el mundo. Han sido nueve años.

¿Con qué se va a encontrar el público?

El registro de 2013 en el campamento, en la zona de instalación de la hidroeléctrica, pertenecía a otra película en la que el énfasis estaba puesto en las luchas territoriales. Eran personajes Berta y Miriam Miranda, la coordinadora de la organización fraternal negra, y en el momento que asesinan a Berta, en 2016, todo cambia. Hicimos un documental de 30 minutos (Berta Vive), y en paralelo seguimos trabajando en el largo. Siempre estaba pensando, especialmente en los primeros meses, qué podía usar en el corto y qué debía reservar para largo.  Lo que el público está viendo en el cine es un relato con un ritmo intenso, que cuenta todo el proceso de la lucha de Berta: la instalación del puesto de control territorial, la militarización, la judicialización. Esto entrando en los espacios, entrando al lugar del juicio de Berta que impuso DESA, por usurpación y daños. DESA es la empresa constructora de la represa Agua Zarca, a la que se oponía el pueblo Lenca, liderado por Berta, por el COPINH (Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras)

Contamos incluso la visita de Gustavo Castro, el ambientalista mexicano que lamentablemente había llegado el 1 de marzo para dar un taller. Digo lamentablemente  porque tuvo que vivir el horror de esa noche. Así que la película cuenta el asesinato de la compañera Berta, y luego, a través de testimonios, entre ellos el periodista Milton Benítez, y gente que la conoció, comenzamos a construir esa parte que es lo vital: ¿Qué había detrás? ¿Cuáles son las empresas y los inversores? ¿Quiénes son los socios de este único autor intelectual que está preso por el asesinato? El nombre y apellido de cada uno de los socios de la familia Atala Zablah, vinculada a los Atala Faraj, que son banqueros poderosos en este país y que no han sido tocados por la justicia.  Es un relato desde el lugar de los hechos, entramos a los espacios, acompañamos a Berta hasta que la asesinan. Luego también abordamos el tema de la corrupción, en la mitad del segundo acto entra un personaje importante, la Misión contra la Corrupción y la Impunidad (MACCIH-OEA) que trae a una experta para acompañar el proceso.

Entonces la película sucede bajo una narcodictadura que apenas recientemente se ha reconocido, en un país que está vendido, el 30% del territorio está cedido. Ocurre entre el 2013 y el 2020, así que también vemos lo que pasó en el fraude electoral del 2013 y del 2017. Es un relato que atraviesa la vida de Honduras durante un lapso importante, conociendo a Berta y también los hechos que sucedieron después del asesinato. Eso fue lo que tejimos.  Fue un rompecabezas muy difícil de armar. Va creciendo la película en términos de factura, vemos un material cada vez más “cinematográficamente” filmado.  Es un relato que crece en todo sentido: en alcance de personajes políticos, en alcance de la verdad, en alcance del conocimiento sobre Berta, y también pues, tiene una banda sonora muy bien cuidada. La terminamos en Argentina, con el mismo equipo de Quién dijo miedo, y el músico que creó y compuso la música original es un costarricense que hace un trabajo fantástico y que tocó en la banda de Rubén Blades. Así que es una película de medida internacional, que seguramente va a seguir circulando, avanzando en este camino de la justicia que se merece el pueblo.

En el mundo, el documental es uno de los de los géneros más importantes del cine ¿cómo fue recibido en Honduras?

Es raro un documental en sala, y lo que hemos logrado ahorita de ponerlo en sala acá en varios circuitos a nivel nacional, pues es histórico. No había sucedido antes y creo que la gente lo ha valorado.  La película se está exhibiendo en cuatro circuitos comerciales a nivel nacional y se acaba de sumar uno en La Esperanza, la ciudad de dónde es Berta.

El ataque a la película Berta Soy Yo, el ataque a Berta, el ataque a Milton Benítez, que es el hilo conductor de la película ¿son también un ataque al gobierno popular de Xiomara Castro?

Claro que sí.  Cuando nosotros empezamos a viajar a Río Blanco, yo vivía en Guatemala ¿cómo iba a imaginar que a Berta le iban a hacer padecer todo eso, y que la iban a asesinar?, que luego yo iba a conocer a Milton, que entonces estaba trabajando en el Canal 13, que luego iba a ser un personaje popular con El Perro Amarillo, que iba a ser candidato a la Presidencia, que iba a ceder su candidatura para apoyar la alianza en favor del proyecto político de Xiomara Castro y que luego iba a ser nombrado ministro asesor de la presidencia en comunicación.

*Versión editada para NODAL de la entrevista realizada por Mariano Saravia en YouTube

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