Derechos reproductivos femeninos, una deuda pendiente en Honduras

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Derechos reproductivos femeninos, una deuda pendiente en Honduras

Por Sophia Figueroa

A lo largo de la historia las mujeres han emprendido múltiples luchas solo para que sus derechos básicos sean reconocidos por la sociedad, sin embargo, esta batalla está lejos de finalizar.

“Saquen sus rosarios de nuestros ovarios”, es la petición que hace este sector de la población a una sociedad donde, según feministas, todavía reina el machismo, la misoginia y el poder religioso que pretende dictar la manera en que cada fémina vive su vida.

Las caras cambian y la mirada se hace a un lado cuando una mujer decide qué hacer con su cuerpo sin consultarlo a una iglesia o a toda colectividad liderada por testosterona.

Las hondureñas continúan sin disfrutar de sus derechos reproductivos con plenitud y sin prejuicio, sometidas a una doble moral en la que critican a las que deciden tener hijos y castigan a las que no quieren hacerlo.

Señaladas y sin derechos reproductivos

Las historias de cada mujer a la que se le niega el derecho de decidir sobre su maternidad se convierten en un “verdadero cuento de terror”. La sociedad actual no les permite obtener estos servicios de salubridad pública. Sin embargo, existe un mundo paralelo donde es posible, siempre y cuando, acepten ser cuestionadas y señaladas por lo que desean hacer.

Tal fue el caso de Carol, joven hondureña que tomó la decisión de operarse tras dar a luz a su primer hijo.

“Primero me dijeron que tenía que ir a consejería de la clínica donde fui. Tenía que ir a consejería para que lo reconsiderara”, aseguró.

En este sentido, la joven expresó que pudo asistir a un centro asistencial privado, por lo que acceder a ese procedimiento quirúrgico era posible para ella.

“No me lo negaron, pero sí me dijeron que tenía que ir”, compartió Carol con Diario Tiempo.

Del mismo modo, la compatriota afirmó que las mujeres que deciden practicarse este procedimiento son altamente cuestionadas, con el fin de hacerlas “reconsiderar su decisión”.

“Algunas sí gozan de sus derechos reproductivos, pero en muchas clínicas y en muchos hospitales no te permiten operarte al menos que tengas dos hijos. Siempre te cuestionan si estás segura y seguimos sometidas a esas normas”, explicó.
Derecho a decidir sobre su cuerpo

Del mismo modo, la representante del movimiento a favor de los derechos de la mujer se refirió al derecho que poseen las hondureñas de decidir operarse las trompas de Falopio, para evitar quedar nuevamente embarazadas. Según varias denuncias, a muchas féminas no se les permite el procedimiento si solo han tenido un bebé o si están jóvenes.

“Esa es una violación clara a sus derechos. Le están negando el derecho que tiene de tomar decisiones sobre su cuerpo. Entramos en contradicción, somos una sociedad bien doble moral, de doble discurso. Por un lado, les dicen a las mujeres que tienen más de cinco a seis hijos que es una irresponsabilidad y que por qué no se ha operado y para qué, la que no tiene hijos o solo quiere uno y no quiere seguir teniendo, no es permitido”, relató.

Además, Alvarado recordó que en épocas anteriores era necesario tener la autorización de la pareja para dicho proceso.
PAE, una deuda pendiente

Desde el 2009, la venta de la Pastilla Anticonceptiva de Emergencia (PAE) es prohibida en el territorio nacional. Este medicamento es parte del protocolo con el que se atiende a mujeres que han sido víctimas de abuso sexual.

La PAE es parte de la lista de medicamentos esenciales de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Asimismo, este organismo ha establecido que el fármaco no causa aborto ni daña la fertilidad futura.

Estos argumentos han dejado desfasada la decisión de Honduras de mantener la prohibición, convirtiéndolo en el único país en el continente con esta determinación.

De acuerdo con la representante del movimiento Visitación Padilla, Cristina Alvarado, es necesario que las autoridades sanitarias del país manejen un protocolo específico para el uso de la PAE en situación de violación.

“Ni siquiera eso se tiene contemplado, mucho menos pensar en el aborto”, aseguró.

Del mismo modo, Alvarado explicó que con el levantamiento de la prohibición se podría evitar que cientos de hondureñas pongan su vida en riesgo al buscar el medicamento de manera clandestina.

Reprobados

Debito a esto, Diario Tiempo se contactó con Cristina Alvarado, integrante del movimiento Visitación Padilla, quien exteriorizó la situación actual que enfrentan las mujeres en este tema.

“Estamos más que aplazados. Reprobados como país. En un país donde se prohíbe la educación sexual integral, que es un pilar fundamental para que las personas, hombres y mujeres, ya sean jóvenes o adultos, tomen decisiones informadas”, explicó.

La representante del colectivo detalló que, con esta herramienta, se podría tener más consciencia de todo lo que puede acarrear un encuentro íntimo para ambas partes.

“No solo es el embarazo, sino que también es la ventana de poder infectarme de enfermedades de transmisión sexual, sobre todo podría prevenir la violencia sexual”, aseguró Alvarado.

En Honduras no existen clínicas de esta especialidad que le pueden brindar un apoyo seguro y de calidad a la población fémina del país.

“Establecer mecanismos de atención a la salud sexual y reproductiva de la población. No tenemos clínicas donde se provea todos estos servicios de calidad con calidez, escuchando realmente las necesidades”, expresó.

Una lucha que avanza muy lento

La representante de la agrupación a favor de las mujeres manifestó que Honduras se encuentra reprobado en el tema. Esto sucede debido a que siempre es como instrumento político y no como una necesidad social.

“Estamos más que reprobados, aquí pesa más lo político, la instrumentalización que hacen… Aquí pesa más lo que opinan, particularmente, los hombres, los tomadores de decisión y las iglesias”, detalló.

Asimismo, Alvarado explicó que se deja de lado la opinión y el papel de las mujeres hondureñas, a pesar de que ellas son las protagonistas de la situación.

Papel de las mujeres

La representante del grupo Visitación Padilla manifestó que era tarea de cada hondureña reconocer sus derechos reproductivos como derechos humanos.

“Reivindicar estos derechos, reconocer estos derechos reproductivos como derechos humanos. Buscar información y tomar decisiones. Negociar con su pareja, porque al final el ejercicio de la sexualidad es responsabilidad de cada una de nosotras”, detalló.

Del mismo modo, destacó la necesidad de proveer una educación integral para cada niña y adolescente en el país.

“Una educación integral laica, respetuosa de los derechos. No podemos obviar que somos una sociedad… la iglesia y la familia tienen unos pensamientos bien arcaicos”, afirmó.

Sin embargo, un factor determinante es el nivel de pobreza que azota a la población. De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística, el 73 % de los hondureños viven en situación de pobreza, de los cuales, el 53 % presenta condición de pobreza extrema.

Por lo tanto, el acceso de la educación sexual se vuelve más limitado en zonas urbanas y casi inexistente en el área rural. Esto deriva altos índices de contagios por enfermedades de transmisión sexual.

Según datos que reveló la Secretaría de Salud a un medio nacional, en el 2021 se registraron 1,060 casos de VIH (Virus de la Inmunodeficiencia Humana) y SIDA (Sïndrome de la Inmunodeficiencia Adquirida). Eso representa un incremento del 35 % en tan solo un año, con mayor incidencia en Tegucigalpa y San Pedro Sula.

Hasta junio del 2022, se habían registrado 423 casos. No obstante, esta cifra aumentaría al finalizar el año.
Solución a medias

El lunes 31 de octubre, el secretario de Salud, José Manuel Matheu, anunció que se aprobaría el uso de la PAE, únicamente, en casos de violación. La decisión ha sido duramente criticada por asociaciones feministas hondureñas, debido a que el funcionario expresó que este medicamento no era un método anticonceptivo.

No obstante, muchos organismos de salud en el mundo las definen como “píldoras anticonceptivas”.

Aunque esto representa la adquisición de este recurso, sigue representando la falta de derechos en las mujeres de decidir sobre su deseo de ser madre

Retomar el poder

Según la representante, es necesario que cada hondureña tome el poder, sin importar la situación.

“Lejos de incomodar debemos de quitarles el poder de que decidan por nuestros cuerpos. Es sacar los rosarios de nuestros ovarios”, explicó.

Alvarado destacó que la sexualidad era algo normal, por lo que nadie debería de hacer sentir mal a una mujer por eso.

“Yo no sé cómo puede la iglesia hablar de pecado cuando la sexualidad es algo tan natural y normal y que nos constituye como seres humanos. Todos nacemos siendo seres sexuales y desde la educación, nos permite reconocer eso”, detalló.

Como mujeres, es necesario que demostremos nuestra sororidad con otras. Debes emprender una lucha colectiva para informar, educar y concientizar a la población y en especial, a las hondureñas que no tienen acceso a estos recursos, agregó.

Asimismo, es nuestra responsabilidad hacer que historias como la de Jeily Maritza Osorto, quien fue víctima de un linchamiento público luego de decidir no convertirse en madre mediante el aborto en el 2017, no queden en vano, compartió.

Para defensoras, las condiciones en el país no han cambiado. El aborto sigue penalizado, la PAE continúa prohibida y las mujeres en Honduras siguen a la expensa de personas que nunca van a tener que atravesar lo que una persona con un vientre enfrenta.

Tiempo

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