Uruguay | Psicología feminista: una corriente “al servicio de la emancipación y la liberación” de todas las personas

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Psicología feminista: una corriente “al servicio de la emancipación y la liberación” de todas las personas

El avance del movimiento feminista ha impulsado la necesidad de incluir la perspectiva de género y feminista en diferentes ámbitos de la vida, como los espacios laborales, la educación, la Justicia, la atención en salud, entre otros, para denunciar y visibilizar las desigualdades entre varones y mujeres. En este escenario también se desarrolló la psicología feminista. Aunque en un inicio, hace más de seis décadas, se centró en el estudio de los efectos del sistema patriarcal sobre las mujeres, hoy hace referencia a una corriente dentro de la psicología que toma en cuenta cómo el contexto social y otras interseccionalidades, como la etnia, la raza, la edad y el género, impactan en la vida de todas las personas. Así lo expresaron las psicólogas feministas Camila Sasco, Victoria Marichal, Manira Correa y Natali Toro, integrantes de la Red Psicofeminista, en diálogo con la diaria.

“Es una forma de ejercer la psicología que busca tener una mirada más amplia. Una mirada que toma en cuenta que existe una estructura social patriarcal que influye en las personas y entiende que los malestares que sentimos no sólo tienen que ver con aspectos individuales, sino que también son consecuencia del contexto en que vivimos”, explicó Sasco consultada sobre qué es la psicología feminista.

Por su parte, Correa destacó que la incorporación del feminismo al ejercicio de la psicología responde a adoptar “una perspectiva de derechos humanos” que “busca salirse de un lugar de discriminación, de encasillar, de violentar y de etiquetar a las personas” que acuden a la consulta terapéutica. En la misma línea, Marichal sostuvo que la psicología feminista se aleja de la reproducción de los “mandatos patriarcales” y persigue la “liberación de las violencias”, no sólo aquellas ejercidas directamente sobre las personas, como la violencia física, doméstica o sexual y otras, sino de todas las “violencias estructurales” sostenidas por la estructura social. “Es una forma de mirar el mundo y de mirar la psicología que no escapa a los lentes violetas con los que las feministas vemos el mundo”, agregó.

Las psicólogas explicaron que la psicología feminista “va más allá” de una psicología con perspectiva de género. “Tener perspectiva de género implica el reconocimiento de los sistemas de opresión que hay en este mundo, en específico el sistema de opresión de género y entender las problemáticas desde ese lugar. La psicología feminista va más allá, es una psicología con un feminismo interseccional, con un feminismo con conciencia de clase”, apuntó Marichal, y agregó que “implica la transparencia, la horizontalidad y la empatía”.

Contextual, horizontal y sin jerarquías

La psicología feminista no es sólo un conjunto de herramientas para entender el mundo y las “problemáticas” que presentan las personas en la consulta; es también una forma de llevar la profesión a la práctica, manifestaron las entrevistadas. En esa línea, apuntaron que esta rama de la psicología se sostiene en diferentes principios que comparte con el movimiento feminista. Una de sus bases principales es defender que “lo personal es político”. “Mi yo tiene que ver con un ser político, con un colectivo, con un ser social. Es indispensable que desde la salud mental podamos trabajar desde ese lugar y entender a las personas en un contexto social”, explicó Correa.

Otro principio es establecer un vínculo “horizontal” y “equitativo” entre la o el terapeuta y la o el paciente, que “reconozca” e “identifique” los lugares de opresión y de poder y “rompa con la asimetría marcada y jerárquica en el consultorio”, sostuvieron. “Buscamos promover cierta horizontalidad, lejos de la idea de que la psicóloga o el psicólogo tiene el saber y el poder dentro del consultorio”, afirmó Sasco.

El punto anterior se relaciona directamente con el siguiente, que es “visualizar a la persona como dueña de su propia vida” y, por lo tanto, “como la mayor conocedora de su propia historia”, dijo Marichal. “La experta o experto en el proceso terapéutico es la persona que trae su historia, su vivencia. La psicóloga o psicólogo que está al frente de la consulta tiene el conocimiento teórico, pero ese saber no debe ponerse de manifiesto en un ejercicio de poder”, puntualizó Correa.

El trabajo sobre los roles y estereotipos de género y cómo estos están presentes en diferentes aspectos de la vida de las personas es otro de los principios. Arrojar luz sobre las estructuras como el patriarcado y el adultocentrismo tiene el objetivo de pensar otras formas de relacionamiento y desarrollo, de manejo de las emociones frente a diferentes situaciones, además de “promover la salud mental sin reproducir las lógicas” que sostienen estos sistemas, explicaron las profesionales. Las psicólogas destacaron que tener en cuenta cómo el “medio sociocultural les da privilegios a las personas según su género” es “súper importante” para “restituir todas estas desigualdades que venimos viviendo”.

Para ampliar este último punto, Marichal explicó que “hay muchísimas sintomatologías asociadas al género”. En ese sentido, afirmó que “las mujeres suelen tener más diagnósticos de trastornos de ansiedad y depresivos”, mientras que los varones “tienen más diagnósticos de trastornos de la conducta”, por ejemplo. “Eso tiene que ver con la situación diferencial de género. Mientras que, por un lado, a las personas socializadas como varones se les refuerza y valida la impulsividad, la agresividad y demás, a las mujeres se nos refuerza y se nos valida el miedo y la pasividad. No es casualidad que aparezcan diferentes sintomatologías en función del género asignado al nacer”, apuntó.

Asimismo, Marichal señaló que “los varones se suicidan más que las mujeres” y eso “tiene que ver mucho con cómo es la construcción de la masculinidad, con el no poder pedir ayuda, con los roles rígidos que se establecen y que tienen que cumplir las masculinidades”. Por otra parte, los métodos que mujeres y varones usan en intentos de autoeliminación no son los mismos: “Los varones son más propensos a recurrir a métodos más agresivos y más violentos. Todas las problemáticas las podemos mirar con una mirada de género”, expresó.

Para cualquier diagnóstico

Las profesionales coinciden, entonces, en que “sin dudas” la psicología feminista ayuda a todas las personas, porque “los sistemas de opresión afectan a todas y todos, más allá de su identidad”. Aunque “los varones cisgénero tienen muchos privilegios a nivel social, también resultan perjudicados por el patriarcado”, acotó Correa. En esa línea, las psicólogas sostuvieron que el análisis y el cuestionamiento de los roles y expectativas relacionadas con el género “pueden ayudar” tanto a los hombres como a las mujeres, personas disidentes e infancias.

Además, subrayaron que esta rama de la psicología no se enmarca sólo en el análisis o abordaje de temas vinculados directamente al género, situaciones de violencia de género e identidad sexogenérica, como se podría pensar, sino que “cualquier problemática puede ser entendida desde los valores feministas, como ansiedad, depresión, cuadros de estrés postraumático, trastornos de conducta”, señaló Marichal, y remarcó que “cualquier etiqueta diagnóstica la podemos entender desde una perspectiva feminista, seguramente en función del contexto y la vida de esa persona”.

Victoria Marichal (archivo diciembre de 2022).

Marichal y Correa, que trabajan en particular con mujeres y personas disidentes mayores de 18 años, apuntaron que los temas de consulta son muy variados. Si bien ambas trabajan con personas que atravesaron situaciones de violencia basada en género, también reciben pacientes con trastornos de ansiedad, cuadros de estrés postraumático, estados depresivos, rupturas de vínculos amorosos, entre otros. Correa también destacó el trabajo con “jóvenes en búsqueda de su lugar social y a nivel académico” o personas adultas “queriendo cuestionar los vínculos”, donde la perspectiva de género tiene un lugar muy importante.

En el caso de Sasco, que trabaja con infancias y adolescencias, comentó que las “problemáticas” por las que llegan a su consultorio madres, padres o adultos a cargo de niñas o niños son “diversas”. Por ejemplo, mencionó dificultades en la conducta, fobias o miedos como salir a la calle o a algún animal, dificultades del sueño, entre otros. La especialista aseguró que todos estos temas pueden abordarse desde la psicología feminista, aunque no hay una fórmula concreta y “depende de cada paciente”. “En el trabajo con niñas y niños es muy importante tener en cuenta la diferenciación del género en la socialización, si sos varón o mujer y cómo te educan en función de eso”, señaló.

Por su parte, Toro, que entre las poblaciones con las que trabaja incluye varones cisgénero heterosexuales, sostuvo que los motivos de consulta, en general, “son los mismos que traen las mujeres y personas disidentes, pero desde otro punto de vista”. “Son los temas que nos aquejan a todas y todos: la familia, la pareja, el trabajo”, enumeró la profesional. “La psicología feminista es una postura ética independiente de los tipos de problemas con los que trabajes y del tipo de población”, acotó.

Otra psicología es posible

Las profesionales defendieron que tener una perspectiva feminista en el ejercicio de la psicología permite derribar los estigmas que recaen sobre los trastornos de la salud mental, además de prevenir la vulneración de derechos de las y los pacientes en la consulta. “No todas las psicólogas y psicólogos tienen esta perspectiva, y de alguna forma generan nuevamente nuevos estereotipos, nuevas revictimizaciones. Nuestra ética incluye no discriminar, no generar daño sobre quienes estamos trabajando y, justamente, generar espacios terapéuticos libres de prejuicios y violencias”, aseguró Correa.

Sasco, por su parte, consideró que otras y otros profesionales que no incorporan esta mirada a su trabajo “seguramente” tienen un “montón de herramientas para trabajar los malestares”, pero no contemplar el contexto y las interseccionalidades que cruzan a las personas puede conducir a una “mirada sesgada”, así como que haya “cosas que no se van a tener cuenta” en el momento de abordar un tema junto a otra persona.

En tanto, Toro reivindicó la importancia de trabajar desde la psicología feminista con todas las poblaciones, independientemente del género y la edad de quien se trate, porque “el patriarcado y los roles de género atraviesan a toda la trama social” y poder alcanzar una transformación social es tarea de toda la sociedad. “Todas y todos salimos beneficiados de eso”, manifestó.

Por su parte, Marichal eligió una frase de la psicóloga estadounidense Naomi Weisstein para destacar la importancia del feminismo en la psicología: “El feminismo reconstruye a la psicología”, parafraseó, y agregó: “Creo que esa es la esencia de todo: el feminismo nos viene a decir que hay otra psicología posible, una psicología al servicio de la emancipación y la liberación”.

La Diaria

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