China abraza el carbón en mitad de la transición hacia las renovables y autoriza dos nuevas plantas fósiles por semana

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China abraza el carbón en mitad de la transición hacia las renovables y autoriza dos nuevas plantas fósiles por semana

Alejandro Tena

China sigue enmarcada en la ambigüedad energética. Aunque el despliegue de plantas renovables no ha dejado de acelerarse, el gigante asiático sigue apostando por los combustibles fósiles. En 2022, el país elevó más de un 50% la capacidad de generación de las plantas de carbón respecto a 2021.

Las licencias para proyectos de este combustible a ocupar 106GW adicionales, lo que equivaldría a autorizar dos plantas nuevas de carbón por semana, tal y como lo revelan los datos publicados este lunes por el Centro para la Investigación en Energía y Aire Limpio (CREA) y el Global Energy Monitor (GEM). Se trata del mayor aumento licencias para carbón de los últimos siete años.

A principios de 2023 sólo se había comenzado a construir proyectos capaces de generar 86GW y las cifras de generación a través de carbón todavía no han visto una alteración respecto a los años anteriores, ya que las plantas anunciadas no han entrado en funcionamiento. De hecho, el carbón se mantuvo en cierta estabilidad pasando de 26,2 GW a 26,8 GW. Desde CREA, sin embargo, señalan que los proyectos aprobados –la mayoría por la vía de urgencia– elevarán en los próximos meses y años el papel de este combustible en el diseño energético chino, lo cual tendrá un impacto importante en las emisiones de CO2.

El análisis del GEM y del CREA pone en duda que se terminen construyendo todas las plantas anunciadas, pero alertan del riesgo de involución de este tipo de políticas. Las olas de calor extremo y las sequías que sacudieron China durante parte de 2022 pueden ser la explicación de este movimiento en las políticas energéticas de Jinping, pues el país tuvo graves problemas de suministro debido a la escasa capacidad de generación de sus centrales hidroeléctricas.

Las provincias chinas que están apostando más fuerte por el carbón –Guangdong, Jiangsu, Anhui, Zhejiang y Hubei– justifican sus políticas en una necesidad de “apoyo” que garantice la estabilidad de la red eléctrica y de las energías renovables. Este argumento no contenta a los analistas, pues precisamente los lugares donde más proyectos se han autorizados son los más rezagados en la instalación de plantas eólicas o solares.

Los datos publicados evidencian un estancamiento en la transición energética china. El país había anunciado cierres escalonados de las plantas más viejas, pero estos se habrían ralentizado en el último año. Si en 2021 se retiraban 5,2GW de carbón del sistema, en 2022 la cifra de clausuras bajaba sólo 4,1GW.

Los analistas confían en que no todas las plantas terminen construidas, pero temen que estas políticas, aún con la clara aceleración del despliegue de renovables, lastren los objetivos climáticos de China, que tiene puesto en 2060 su horizonte para alcanzar la neutralidad de emisiones de CO2. Consciente del peso que tiene el carbón en la economía, Xi Jinping anunció una retirada paulatina y estimó que el pico de producción de esta fuente de energía llegaría entre 2026 y 2030. Las nuevas plantas autorizadas, sin embargo, ponen en duda el cumplimiento de dicho objetivo.

“Los propietarios de las plantas son políticamente influyentes y tienen interés en proteger sus activos y evitar una rápida acumulación de energía limpia”, escriben los expertos en su informe, que advierte de lo remoto que sería que el Estado chino permitiera que el capital invertido para estos nuevos proyectos quedase varado y sin amortizarse.

Desde Aabjo

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