Bolivia | La interna del MAS-IPSP: apuntes para no pisar en falso – Por Tupaj García, especial para NODAL

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

La interna del MAS-IPSP: apuntes para no pisar en falso

Por Tupaj García(*), especial para NODAL

La destitución y reposesión el pasado 29 de junio del ministro de gobierno, Eduardo del Castillo, estuvieron atravesadas por un clímax en el conflicto interno del partido de gobierno entre las dos fracciones identificables a simple vista, el “evismo” y el “arcismo”. Con augurios y chismes de un “punto de inflexión” o “fractura inminente”, los analistas políticos y los medios de comunicación pronosticaban una división al interior del MAS-IPSP. Sin embargo, para sorpresa de propios y extraños los dos líderes de las “fracciones irreconciliables” compartirían sonrisas una semana después en el cierre de los Juegos Plurinacionales en Villa Tunari, y que capturadas en fotos recorrieron el país. Este momento, que pilla a los “expertos” en política sin respuestas, puede explicarse si hacemos una revisión al conflicto interno del MAS-IPSP que vaya más allá del sensacionalismo. 

Para ello, podemos identificar dos momentos distintos en el conflicto interno del MAS-IPSP. El primero se remonta al 19 de enero de 2020, cuando se celebra la reunión por la definición del binomio rumbo a las elecciones nacionales tras el Golpe de Estado y las masacres, la cual se da en Argentina y a la que asisten Evo Morales, Luis Arce, David Choquehuanca y Diego Pari. Aquella reunión se marca por la postura inamovible de David en ser parte del binomio, apoyado en la presión política de salirse del partido junto a los dirigentes sindicales que apoyaban su candidatura. En un contexto que exigía la recuperación de la democracia y el cese al derramamiento de sangre, los intereses particulares de David y sus dirigentes se refleja en su incorporación en el binomio, así como en las listas de diputados y senadores de varios departamentos. Por su parte, el liderazgo de Evo consolidará la candidatura de Arce a la presidencia e incluirá a varios de sus cuadros en las listas de asambleístas, sobre todo en Cochabamba, como lo son Andronico Rodríguez, Leonardo Loza o Patricia Arce. 

La insurrección popular de agosto y las jornadas electorales de octubre de 2020 consolidaron el retorno de Bolivia a la democracia, nuevamente a la cabeza del MAS-IPSP, que arrasó con un 54% en el escrutinio final. Tras la posesión presidencial y el retorno de Evo Morales al país, el conflicto interno del MAS-IPSP se reactivó en torno a las candidaturas de las elecciones subnacionales y en los congresos sindicales a nivel nacional de las principales estructuras campesinas e indígenas del país. Nuevamente, el conflicto se dio entre David y Evo Morales, siendo casos visibles la candidatura de Eva Copa en la ciudad de El Alto o los conflictos en los congresos sindicales de la CSTUCB y la CNMCIOB-BS. Durante este periodo, cuyo conflicto duró hasta octubre de 2021, la figura de Arce se presentó como el puente entre los dos bandos en disputa. El final del conflicto muestra una victoria del liderazgo evista en las principales direcciones sindicales del país, que también son las organizaciones matrices del MAS-IPSP, así como la derrota temporal de David, cuyo premio consuelo fue la victoria de Eva Copa, la cual no pudo capitalizarse al interior del partido político debido a que la candidata ganó la alcaldía con otra sigla. Así, la Marcha por la Patria, realizada contra la reactivación de la derecha en la calle, estuvo encabezada por Morales y su masividad, mística y organización postulaba que el liderazgo histórico del expresidente era incuestionable. 

Llegado el año 2022, entramos al segundo periodo del conflicto interno. El mismo se caracteriza por el conflicto entre los mandos medios del gobierno del presidente Arce y los mandos medios de Morales. Las discusiones entre el ministro de gobierno y Nelson Cox tras la destitución del segundo como viceministro, o aquellas entre el ministro de justicia y ex-autoridades del gobierno de Morales, se convirtieron en roces que, con el tiempo, se agravaron. A estas discusiones, cual gasolina al fuego, se sumaron con rapidez cuadros de David, como el diputado Rolando Cuellar o la exdirigente Angélica Ponce. Por su parte, los exministros de Morales y diputados, como Héctor Arce, contribuyeron al conflicto emitiendo declaraciones en contra del gobierno. En ambos casos, el conflicto de los mandos medios se caracteriza por el interés personal o sectorial, ya sea por mantener el cargo y los puestos de trabajo que conlleva o, en el otro bando, por ocupar el cargo y dichos puestos. Así, esta “champaguerra” por ambiciones personales desplegó una política sin ética, donde las mentiras, insultos y acusaciones se volvieron recurrentes. Aprovechando la oportunidad, la derecha boliviana movilizó a los medios de comunicación para que visibilizaran esta guerra sucia, con el objetivo de profundizar las divisiones.

Llegamos así a noviembre de 2022, momento en el que la oposición apostó a una movilización masiva a nivel nacional en torno a la fecha del Censo Nacional de Población y Vivienda (CNPV), dando inicio a los 36 días de Paro Cívico en la ciudad de Santa Cruz y enfrentamientos en diferentes ciudades y poblaciones. Por primera vez desde 2020, las acciones de Morales y Arce para combatir a la oposición encontraron disonancias, teniendo así líneas mediáticas distintas, lo cual reflejaba los primeros efectos del conflicto interno. Sin embargo, La unidad de las bases del MAS-IPSP y las organizaciones sociales, acompañada de un objetivo común, tanto del gobierno como en Morales, de derrotar a la oposición y su nuevo intento de Golpe, se tradujo en la victoria política y en calle contra la derecha, así como la detención de Camacho. Tras el fin de los conflictos en enero de 2023, los mandos medios intentaron capitalizar la victoria política para sus respectivos bandos, lo cual reactivó la pelea interna. Con una derecha fuera de combate, se intensificó la guerra sucia con miras a la candidatura presidencial por parte del MAS-IPSP para las elecciones nacionales de 2025. Llegamos así al contexto actual y al surgimiento del “evismo” y el “arcismo”. 

Esta breve revisión del conflicto interno nos sirve para observar un hecho sustancial, a decir, que el conflicto entre Morales y Arce no es ideológico o programático, sino de forma. Esto es observable en las líneas discursivas de ambos líderes, donde ejes como el anti-imperialismo, la construcción del socialismo, la defensa de la plurinacionalidad y dignidad indígena, la redistribución de la riqueza y la industrialización de los recursos naturales son temas centrales. A su vez, el juicio a los responsables del Golpe de Estado de 2019 y a los mandos policiales y paramilitares que operaron en 2020 vulnerando derechos humanos, son acciones hechas por Arce y apoyadas por Morales. Sin embargo, las discusiones salen en torno al procedimiento “correcto” para avanzar, o al momento de definir qué cuadro político es “pertinente” para tal o cual cargo o tarea. Estas diferencias en las formas, pero no en lo ideológico, es lo que permite una posibilidad de diálogo entre ambos líderes, algo que sería difícil de lograr entre Morales y David, por ejemplo, cuya diferencia es ideológica y programática, sobre todo en temas como la relación con Estados Unidos donde el expresidente es antiimperialista y el actual vicepresidente, no.

Sin embargo, el hecho que Arce y Morales se estén acercando y poniendo paños fríos a este conflicto no quiere decir que la unidad se haya alcanzado. Compartimos en ese sentido el análisis que Álvaro García Linera brindó en una entrevista reciente al periodista Pepe Pomacusi, donde precisa que para profundizar esa unidad se debe entablar un diálogo y construcción de consenso en torno a tres ejes: la gestión de la economía, la conformación del gabinete y la candidatura presidencial de 2025. La consolidación de la unidad en estos puntos implica, como vemos, solucionar los estragos generados por los mandos medios de ambos referentes. Mandos medios que, en algunos casos, impulsados por su frenesí autodestructivo no tardaron en acusar a Arce y Evo de ser “traidores” a sus respectivas fracciones “arcista” y “evista”, volviéndose como se suele decir “más papistas que el Papa”.

Deberemos estar atentos y atentas durante las próximas semanas para saber si este acercamiento se va profundizando y extendiendo puentes, o si el diálogo se rompe y el conflicto interno deriva en la fractura del MAS-IPSP. De pasar lo segundo, la divergencia de las dos fracciones se traducirá, necesariamente, en la demarcación de posicionamientos ideológicos y programáticos distintos, en el marco de lo que permite el campo de lo nacional popular en Bolivia. Durante esta inquietante espera, hacemos un llamado a la unidad al interior del Proceso de Cambio y de la fuerza política y popular más importante de la historia de Bolivia. Unidad ideológica apoyada en los pilares ideológicos de nuestro Proceso, como lo son el antiimperialismo, el socialismo comunitario y la plurinacionalidad. Unidad política y organizativa para enfrentar a la derecha paramilitar que pretende volver con una constitución “made in USA”. Unidad programática para seguir construyendo una Patria donde vivan mejor quienes aún están por nacer.

*Militante del Frente Revolucionario Comuna (F.RE.C.) y militante de base de la Departamental de Juventudes de MAS-IPSP La Paz (DJMAS-LP).

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