México | El muralismo como herramienta de resistencia y visibilización de la lucha feminista

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«Estamos aquí y no pueden ignorarnos»: el arte como resistencia ante la violencia

Por Berenice Chavarría Tenorio 

Las calles son espacios públicos hostiles para las mujeres. Por ello, artistas han encontrado una forma de resistir a la violencia, revelándose ante el patriarcado y el clasismo. Poco a poco ellas están cambiando las narrativas y ocupando los lugares que les pertenecen.

Para Ale Poiré, artista tapatia, el arte es inspiración, comunicación, emociones y expresión. Y desde que estudiaba la carrera en Diseño pudo observar con claridad que son pocas las mujeres que forman parte del gremio o que, cuando ya están dentro, “las cosas son más complicadas para ellas”.

Esta visión la comparte Norma Jiménez Osorio o “La Malhablada”, como decidió nombrarse. Siendo mujer, habitante del Estado de México, “morena y gorda”, asegura que el camino recorrido no ha sido sencillo.

Por ello, dijo a Cimacnoticias que considera que hacer arte es también un acto político, es “salirnos del lugar en el que nos encacillaron desde que nacemos con una vulva”.

“Para ellos somos las musas, nunca las artistas. Entonces pienso que para una mujer hacer arte ya es político”. 

El muralismo como resistencia ante la violencia

Ale y Malhablada comparten la misma pasión: el muralismo; un arte comunitario, como lo define Norma. Una expresión que lleva a las mujeres a tomar las calles, a “hacer uso del espacio público que también es nuestro”, asegura Ale.

El pasado mes de octubre de 2022 un grupo de hombres pintaron en Guadalajara, Jalisco un mural que hacía apología al feminicidio, además su representación estaba plagada de insensibilidad, acusaron feministas, pues dejaba ver a una mujer con las manos atadas y rodeada de calaveras.

Este mural ubicado en El Parque Revolución (o Parque Rojo) fue retirado por las autoridades ante las exigencias de las mujeres. Entonces un grupo de artistas, entre ellas Ale Poiré, acudieron al lugar para realizar una nueva representación.

Ellas pintaron un mural al que nombraron “El levantamiento de las mariposas”, donde se puede ver a una mujer rompiendo ataduras, con la mirada en alto y rodeada de coloridas mariposas.

“Pintamos a una mujer como más de pie, con una mirada retadora, ahí mismo también pusimos un poema a manera de protesta. Este espacio es muy transitado, entonces cuando las mujeres veían el mural que hicimos nos decían que las hacía sentir seguras, acompañadas, inspiradas y con fuerza”, recuerda Ale. 

Es así como a través del arte puedes notar un cambio, visible o no, cuantificable o no, pero que marca una diferencia y es resistencia ante la violencia, señala la artista.

Las redes desde el muralismo

Entre sus obras de muralismo, Norma realiza una serie llamada “Quisieron enterrarnos, pero no sabían que éramos semillas”. A través de la cual ha pintado murales en memoria de mujeres víctimas de feminicidio, entre ellas Paulina Camargo, Karla López Albert, Fátima Quintana y Diana Velázquez.

En esta labor que realiza con su propio financiamiento “algo se teje”, relata Norma. “No hay un solo mural en el que yo diga ‘de aquí no tengo ningún contacto o no conocía a alguien nuevo’. Independientemente de las personas que estamos pintando, siempre quedan cosas”.

“Siempre se quedan anécdotas, vivencias, desde la vecina que nos lleva agua o un refresco; alguien que nos invita a comer o alguien que se acerca y pregunta a quién estamos pintando”.  

Norma recuerda que cuando pintó el mural en memoria de Diana Velazquez, víctima de feminicidio en 2017 en Chimalhuacán, Estado de México, ocurrió lo mismo: redes se tejieron.

“Todo el tiempo había muchas mujeres ahí alrededor, a pesar de que de repente iban las patrullas y estaban ahí, siento que siempre gano más el ambiente que se creó. O por ejemplo, al lado había una tienda y todos los días la señora nos vendía agua o cualquier otra cosa, y cuando terminé y me fui a despedir me abrazó, me dijo que me agradecía un montón por haber pintado el mural. Esa sensación de aquí se aquí se gestó algo entre todas, algo que no se va a borrar, es lo que me parece mucho más importante de este proceso de murales”. 

Más mujeres artistas en las calles

Ale Poiré reconoce la necesidad de que en las calles haya más arte producido por mujeres porque de esta forma toman un espacio que les corresponde y lo transforman en resistencia.

“Nosotras haciendo uso del espacio público, tomando algo que también es nuestro, creo que es una forma poderosa. Además, la acción de pintar en las calles puede generar en las niñas que vean como opción dedicarse al arte”.

En ese poder que transmite el arte en las calles también coincide Norma, pues estos espacios “no están hechos para que las mujeres estemos”. Además, destaca, continúan los sesgos patriarcales que dictan que las paredes “son de los grafiteros”, porque son hombres “arriesgados y valientes que se suben a los andamios”. O aquellos mandatos que dictan que sí es «correcto» o no pintar. Por ello Malhablada narra que desde su resistencia pinta y continuará pintando a mujeres y sus historias, sus cuerpos, sus cicatrices, sus arrugas y sentires.

“Hace tiempo me invitaron a un evento de graffiti y pinté una vulva gigante. No sé cómo lo tomaron los demás, pero yo pinté mi vulva y me fui. Siento que para mí eso fue como: estamos aquí y no pueden ignorarnos”. 

Cimac Noticias

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