Los resultados electorales en Argentina y su impacto en  la región

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Los resultados electorales en Argentina y su impacto en  la región

Gabriela Cultelli

No fue una derrota del peronismo, o del kirchnerismo, fue una derrota de toda la izquierda, pero no solo de toda la izquierda argentina, si no de la izquierda de toda América latina. Lo peor es no reconocer una derrota, aunque esta sea transitoria.

Decía García Lineras, necesitamos unos días de “luto”, pero inmediatamente después ¡A levantarse!, él mismo decía “caerse, luchar, levantarse, ganar, volver a caer y volver a levantarse”, esa es nuestra historia y sin duda vendrán tiempos de triunfo. Porque esto lo hemos vivido recientemente en Uruguay, y de alguna manera en toda nuestra historia.

Hay un dicho que dice “En argentina estornudan y aquí nos refriamos”. Hoy, a pesar de estos 4 años de neoliberalismo, el Frente Amplio en sus 15 años de gobierno creó otras fortalezas en Uruguay, pero igual hay cosas que se repiten, o que afectan mucho.

En primer lugar, ni en la palabra, ni en los hechos, debemos repetir un modelo regulatorio agotado. Necesitamos ir mucho más allá del Modelo 2005-2015 para Uruguay, o 2003-2015 para la Argentina. Porque si bien esa distribución magnifica y casi sin parangón histórico en nuestras naciones alcanzó para cierta diversificación productiva, fue totalmente insuficiente, deteniéndose por uno u otro mecanismo la distribución de los ingresos. Distribución que en definitiva es el sello de la izquierda.

En el caso de Argentina, la distribución se detuvo a través del mecanismo inflacionario y entre otros. No es la primera vez en la historia que la inflación es antesala de un proceso de fascistización, y es ese uno de los elementos formales que lo hace diferente a nuestra realidad hoy. Pero el fascismo puede también estar agazapado y renacer ante la corrupción galopante como ocurrió en otras partes ante el desencanto masivo con la política, o dicho coloquialmente, aquello de “todos son iguales”. ¿No fue “la casa en orden” el slogan fascista de los 70? Y ese “orden” da para lo que sea ¿No está Guido Manini Ríos, un militar retirado parte de la coalición gobernante, calladito en Uruguay?

Hubo sabor a poco en la Argentina del último mandato, justamente en tiempos de pandemia y crisis, cuando habría que haber ahondado diferentes formatos que trajeran consigo mayor distribución para calmar las penurias de las mayorías. Tembló la mano, no alcanzó la fuerza. Tanto por el lado de los gobiernos progresistas, como del lado de las masas organizadas tenemos mucho que aprender de esto, porque no es desde nuestras casas, que se logran profundizar los procesos. Estos procesos son y tienen que ser de los pueblos, y para ello se requiere calle, y para ello se requiere organización. Organización cambiante, con las nuevas formas, que, si los y las militantes no somos capaces de aprender de los pueblos, muy difícil que las podamos impulsar.

La Unidad de la izquierda y el pueblo, es un entretejido difícil, complejo, no se logra con discursos, por más acalorados que estos sean, es un accionar diario, de mucho escuchar, escuchar y escuchar a nuestra gente, porque tampoco es una cuestión de “iluminados” o verdades absolutas, anquilosadas a veces. Es una dialéctica compleja, muy compleja y dinámica. La división y diversidad de grupúsculos, luchas de poder, diferencias ideológicas tácticas y/o estratégicas de difícil comprensión para nuestra gente, que, aunque en Uruguay hemos logrado avanzar desde 1971 hasta hoy con ese fenómeno extraño para el resto de la América Latina que es el Frente Amplio, no estamos exentos de esas problemáticas y con ello la necesidad de cuidar la herramienta histórica se vuelve más acuciante.

A la Argentina en el 2022 se dirigieron aproximadamente el 10% de las exportaciones, en términos de importaciones casi el 13% de las mismas provinieron de allí, y recordemos entre otras cosas la importancia para el turismo. Por tanto, el proceso de dolarización prometido, si es que se da, porque el país no cuenta con dólares ni para pagar la deuda, tendrá que darse tras un proceso de desvalorización aún más fuerte del peso argentino para abaratar el proceso, llevando así en el corto plazo a agudizar la inflación como ya estamos observando en la otra orilla. Además, puede llevar a la agudización del atraso cambiario en la región y en el Uruguay, afectando nuestra economía y la competitividad que de ello se desprende. Introduciría de hecho un fenómeno mayor de desestabilización regional, ante el debilitamiento del patrón dólar, otro elemento que hace pensar que no es buena idea ir a contrapelo del mundo.

Y hablando del mundo, justo en estos momentos que se abría para ese pueblo una posibilidad de integración diferente y de cierto grado de soberanía mayor al entrar en los BRICS, aparentemente esto no podrá ser. La integración como tal será más difícil, y claro que nos afecta desde Uruguay un país pequeño de la región y no solo por estar al lado. Si a ello sumamos el año de gobierno derechista neoliberal que aún nos queda, el futuro inmediato no parecería muy halagüeño.

La situación, en síntesis, es preocupante para la región en general y para nosotros en particular. Sin duda Milei será la voz de los EEUU en la región, punta de lanza contra nuestro principal socio comercial (China), y furibundo enemigo de la integración de nuestros pueblos única forma de soberanía y desarrollo que el mundo de hoy nos depara.

(*)  Licenciada en Economía Política (Universidad de La Habana), Mag. en Historia Económica (UdelaR), escritora, columnista y co- Directora de Mate Amargo. Coordinadora del Capitulo uruguayo de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad (REDH)

Mate Amargo

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