Cuando teníamos todas las respuestas, cambiaron las preguntas – Por Jeferson Miola

886

Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Jeferson Miola*

La frase es citada por el escritor uruguayo Eduardo Galeano, quien la descubrió en un muro de Quito (capital de Ecuador).

Las frases sueltas, las frases hechas, siempre tienen una premonición, un matiz vagamente inquietante, que nos obliga a pensarlas dos veces aunque las desvaloricemos inmediatamente, después de estos diez segundos de misticismo en los que nos atrapan.

No soy de los que suelen juntar frases ya hechas, no lleno libretas con ellas y no saco alguna del bolsillo cuando quiero brillar en ocasiones sociales, pero reconozco que algunas vienen bien.

Esto no sólo es útil sino también brutalmente inquietante, especialmente si estamos en el campo de la Educación. En este contexto, la palabra “Educación” se refiere a los sistemas formal (escuela) e informal (familia), como baluartes del desarrollo individual y social.

Pensar la Escuela a partir de esta frase es afrontar desde cierta perspectiva todo el sistema en el que se instaura, un currículum cerrado emanado del Ministerio de Educación, reproducido por un docente que debe cumplirlo escrupulosamente, y  supuestamente para proporcionar todas las respuestas (dependiendo de lo que estipule el plan de estudios). Todo lo que sea marginal a ésto no “debería” ser valorado por la escuela.

La frase/título contradice todo este esquema, aportando el pensamiento en el que se basan los nuevos paradigmas de la ciencia –basados en la inestabilidad, la imprevisibilidad y la ausencia de certezas– como el paradigma sistémico, como ejemplo.

Si la ciencia es la base para proporcionar material para los planes de estudio en todo el mundo… ¿por qué la escuela sigue funcionando como un loro reproductor de conocimientos sin la capacidad de integrar experiencias marginales pero altamente gratificantes para niños y profesores, cuando ellos están abiertos a éstos? .

¿Será que es más importante que un niño sepa de memoria toda la constitución del sistema digestivo, estudiado en seco o con ilustraciones, o sería más apasionante hacer un experimento o un proyecto sobre la lagartija que trajo al colegio en el bolsillo y que fue un gran éxito entre sus colegas?.

Atrapa la lagartija, investígala, exprímela (a menos que lo sea) e instiga nuevas preguntas para obtener nuevas respuestas: ninguna respuesta es definitiva.

Tanto en el amor como en la educación, todo es un juego de ruleta rusa. Ningún maestro ni ninguna escuela pueden esperar dar todas las respuestas… si las preguntas cambian constantemente.

Cierro con otra frase emblemática (la única que cito a menudo) del maestro João dos Santos – brillante pedopsiquiatra portugués: «Si no sabes, ¿por qué preguntas?»

Para que reflexionemos.

*Miembro del Instituto de Debates, Estudios y Alternativas de Porto Alegre (Idea), fue coordinador ejecutivo del V Foro Social Mundial. Colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

Jeferson Miola 

Más notas sobre el tema