Uruguay: el feminismo responde en unidad a la ola conservadora – Por Vanessa Santana Arijón

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Uruguay: el feminismo responde en unidad a la ola conservadora

Por Vanessa Santana Arijón*

El movimiento feminista en Uruguay se caracteriza por ser pionero en relación a la conquista de derechos sexuales y reproductivos en América Latina. Llevando adelante una constante lucha por la erradicación de la violencia basada en el género, por el aborto legal, por la búsqueda incansable respecto a la equidad salarial, la creación y sostenimiento de empleos para mujeres jefas de hogares, poniendo énfasis en las políticas de accesibilidad a la educación, a la justicia y de mayor participación política de las mujeres y disidencias. 

En los últimos años, sin embargo, se produjo un debilitamiento en la conquista de derechos y se han perdido otros. Desde el 2020, el país no fue ajeno a la oleada de gobiernos conservadores en nuestro continente, con la llegada a la presidencia de Luis Lacalle Pou a través de la Coalición Multicolor (Alianza entre varios partidos de derecha), presentando como único objetivo desplazar al Frente Amplio (Coalición de izquierda) del gobierno, desmantelar las políticas públicas vinculadas a la educación, la salud, la vivienda, la generación de empleo y promover el debilitamiento de los movimientos sociales. 

En este periodo, el gobierno ha avanzado con rapidez y profundidad en esos objetivos. La irrupción de la pandemia del Covid-19 llevó a que la participación de la población civil estuviese restringida por cuestiones sanitarias, presentando como consecuencia un debilitamiento y desmovilización de los movimientos sociales tradicionales como por ejemplo el movimiento sindical, por el aumento del desempleo encabezado principalmente por mujeres.

Sin embargo, han surgido otras formas de organización social a través de las ollas populares y merenderos en las zonas más carenciadas de todo el país con la finalidad de brindar un plato de comida a aquellas personas que no pueden satisfacer la necesidad básica de alimentarse.

En el gobierno de Luis Lacalle Pou, nuestro país no ha podido concretar las modificaciones realizadas en el ámbito del Poder Judicial en materia de género. No se ha designado el presupuesto correspondiente presentando, como consecuencia existe un sistema ineficaz y de desprotección hacia las mujeres y las niñeces. En 2023 ocurrieron veintitrés casos de feminicidios de los cuales quince fueron en manos de parejas o ex parejas de las víctimas. Hay un incremento en el número de mujeres en situación de privación de  libertad relacionada al microtráfico, también un aumento importante en mujeres y niñeces en situación de calle. Aumento de los homicidios infantiles (van siete en lo que va del año 2024), como consecuencia de ajustes de cuenta o enfrentamientos entre bandas criminales en disputa de territorio por narcotráfico. Se presenta desde luego un claro vínculo estrecho entre el gobierno y el narcotráfico a gran escala, convirtiendo a Uruguay en un país de pasaje a ser un país de acopio de drogas, con principal destino Europa. La explotación sexual de menores no queda ajena a la realidad país, donde integrantes del gobierno se han encontrado involucrados, con separación de sus cargos públicos, aun así, existiendo incongruencias en las causas. El caso Operación Océano (investigación judicial), donde empresarios y allegados a los partidos de derecha han sido investigados, quedando expuestas la ineficiencia del sistema judicial, notándose los privilegios de la elite política y económica del país. 

El movimiento feminista en la capital del país se encuentra fraccionado. Este 8M, en Montevideo hubo cuatro puntos de encuentro. Cada uno de ellos representa “un feminismo”. No así acontece en otros puntos del país, donde las diferentes colectivas feministas presentaron una coordinación distinta en sus territorios y aledaños con la finalidad de movilizar, dar un fuerte mensaje de unidad y de lucha contra las problemáticas que nos atraviesan, poniendo la unidad en primer lugar y entendiendo la lucha feminista como un todo y en todo lugar. Una continua lucha por la accesibilidad educativa, por romper los techos de cristal en los empleos, por promover maternidades con cuidados garantizados para la crianza de las niñeces, por el acceso a la vivienda y a la salud de calidad.

Son épocas de mayor unidad, de caminar juntas por un mundo justo, equitativo, sin violencias. Vivas y sin miedos. Por las generaciones que vienen, por las pibas, por las niñeces, las adultas mayores, todas juntas.

Un feminismo en red, un feminismo latinoamericano donde nos encuentre con cada particularidad de nuestros pueblos, con la convivencia de lo holístico, el encuentro con la tierra, con hermandad, porque sin Feminismo no hay Socialismo.

Habrá patria para todas.   

Técnica Asesora en Relaciones Laborales de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República. Militante de la Colectiva Feminista La Llama Violeta y del Movimiento de Participación Popular, Frente Amplio.

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