Porto Alegre sumergida por la negligencia negacionista del cambio climático – Por Juraima Almeida

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Juraima Almeida *

La Edad del Colapso Climático llegó a América del Sur, al sureño estado brasileño de Rio Grande do Sul, y no parece tener intenciones de irse. Si bien es una realidad que azota todo el planeta, Brasil lo muestra gráficamente: 447 de las 497 ciudades de Río Grande do Sul, fueron golpeadas en diferentes niveles de severidad y, especialmente, la capital Porto Alegre y los municipios vecinos.

El colapso conlleva una serie de efectos dañinos, como el surgimiento de refugiados climáticos, un término que se refiere a las personas que se ven obligadas a abandonar su territorio de forma temporal o permanente debido a una gran tragedia climática que compromete seriamente o hace imposible la vida en su lugar. Y Rio Grande do Sul ha entrado en el mapa de refugiados climáticos.

El modelo económico atrasado, basado en la devastación ambiental para la explotación agroexportadora sin escrúpulos, es una causa directa de la producción de refugiados climáticos. Produce y concentra ingresos, riqueza y propiedad en manos de un núcleo pequeño y causa consecuencias desastrosas para el otro 99% de la población.

El colpaso necesitó hacer oídos sordos a las voces de la ciencia sobre el agotamiento del modelo económico capitalista, y sobre todo de la ayuda de gobernantes negligentes e incompetentes como el gobernador del estado y el alcalde de Porto Alegre, que tienen importantes responsabilidades administrativas, civiles y penales por la destrucción y pérdidas de vívidos humanos y materiales.

Porto Alegre, la capital, está sitiada por aguas barrosas que arrastran a su paso lo que encuentran. Una marea indetenible la dejó sumergida en sus barrios más bajos a orillas del Guaiba, que es un río y un lago a la vez, Un río requiere de ciertas defensas. Un lago no tanto.  La ciudad, que supo ser sede de sucesivos Foro Social Mundial, se impuso la mirada menos proteccionista, las leyes del mercado inmobiliario, tan depredador como los que deforestan a diario la Amazonia.

Si hubiera funcionado el sistema de protección contra inundaciones, nada se hubiera inundado en Porto Alegre, excepto en Sarandi, que se vertió [agua] desde arriba (por el dique), afirmó Iporã Possantti, Ingeniero Ambiental y Maestro en Recursos Hídricos y Saneamiento Ambiental de la Universidad Federal de Río Grande do Sul.

Iporã dijo que las fallas y negligencias quedaron bien evidenciadas en estos días, e informó sobre situaciones que ocurrieron y que contribuyeron a la inundación de la ciudad, como tuberías que revierten agua que sale de las cubiertas, compuertas sin sellos y estaciones de bombeo sin aviones de contingencia cuando hay falta de electricidad.

Pero con las inundaciones, la región central colapsó, obligando a miles de personas a mudarse a otro lugar. El aeropuerto y la estación de autobuses están totalmente cerrados. Indefinidamente. Las aguas fangosas dañaron los centros operativos de mando.

Negacionismo, incompetencia, negligencia

Por más devastadora que puede estar siendo este evento climático –aún en desarrollo-, está claro que los terribles efectos que causó fueron exponenciados por la incompetencia, negligencia, omisión y equívocos del gobierno comandado por el alcalde Sebastião Melo, señala el analista Jeferson Miola. La inundación no resultó por un fallo de funcionamiento del sistema, que puede ocurrir en situaciones de gran estrés; sino por fallas de mantenimiento, debido al desguace y la negligencia humana.

Matheus Gomes, diputado estadual del PSOL, master en Historia y activista ecologista, critica al gobernador Eduardo Leite, porque “modificó 480 normas del código ambiental, pasando al rebaño, en línea con la política destructiva del entonces ministro bolsonarista Ricardo Salles. El proyecto fue aprobado en sólo 75 días. La única razón por la que no fue más rápido fue porque un fallo judicial se lo impidió. Tampoco quedó a salvo de las acusaciones el alcalde de Porto Alegre, Sebastián Melo.

Salles fue ministro de Medio Ambiente de Jair Bolsonaro, niega el cambio climático y tuvo que renunciar a su cargo cuando quedó sospechado de traficar madera de la Amazonia. Hoy es diputado federal por San Pablo.

Otro de los hechos que provocan debate entre los ecologistas y los negacionistas como Salles es la  desprotección del bioma Pampa, el principal de Rio Grande do Sul, que regula los ciclos del agua y absorción de carbono. Según el diputado Gomes “en las últimas décadas, Pampa ha sido el bioma proporcionalmente más degradado del país, perdiendo el 30% de su superficie”.

Otros le echan la culpa a la corriente del Niño. La cuenca que rodea a la ciudad pasó en pocos meses de la bajante en plena estación seca a los 5,35 metros. Una marca que superó a los 4,75 de la gran inundación de 1941, 83 años atrás. En ese largo período no se reralizaron grandes obras, pero sí una desatención criminal que ya costó 143 muertos, 131 desaparecidos, 81 mil evacuados y que 441.300 personas se quedaran sin hogar. Muchas huyeron hacia ciudades en el norte del Estado y Santa Catarina.

Perder todo

En algunos casos, las personas residentes se verán obligadas a abandonar definitivamente el lugar donde viven definitivamente. Muchos han perdido todo por tercera vez en menos de tres años debido a los efectos de los eventos meteorológicos severos que siguieron a niveles crecientes de severidad y la desatención del gobierno ultraderechista del estado.

Las imágenes de los dos grandes estadios de fútbol de la ciudad, el Arena do Gremio y el Beira Rio del Inter, demuestran elocuentemente el desastre ambiental: parecen dos anfiteatros en ruinas, donde bajo el agua fangosa desaparecieron los campos de juego y también la intendencia municipal, el casco histórico, la orla del Guaiba (la costanera) y barriadas tradicionales como Cidade Baixa Menino Deus.

El desastre no es sólo en Porto Alegre sino que se estiende a todo el estado: los ríos Taquari (que creció siete metros en un solo día), Jacuí, Caí y Sinos siguen creciendo y las previsiones son las peores La pequeña ciudad de Estrela, fundada por colonos alemanes, quedó destruida por las graves consecuencias de las lluvias y el desborde de los efluentes que desembocan primero en el Guaiba, después en la laguna de los Patos y por último en el océano Atlántico.

Y la crisis continúa, porque las intensas lluvias en las serranías, en ciudades turísticas como Canaoas, Gramado y Canela, aumentan las dificultades, ya que todo el agua que baja hacia Porto Alegre y su periferia queda estancada y no encuentra salida.

Solidaridad

Mienteras las bajan turbias, entre barro, ramas y restos de basura, la solidaridad contiene a las víctimas desamparadas. Toneladas de ropa, alimentos y artículos de primera necesidad son ordenadas y distribuidas por voluntarios y voluntarias que trabajan en escuelas, clubes y gimnasios, lo que contrasta con la actitud de blogueros, trolls y usuarios de las redes sociales que desinforman sobre lo que sucede. El bolsonarismo, como ocurrió durante la pandemia, volvió a actuar a destajo.

En un artículo, la historiadora y doctora en ciencias sociales María da Gloria Lopes Kopp señala que, no casualmente, el mapa de diluvios es el mismo que la región originaria de los bosques de araucaria nativa en Río Grande do Sul. Ha llegado el futuro, trae consigo todos los peores males que integran el panorama de las catástrofes medioambientales. Es necesario cambiar el modelo económico y adaptar las condiciones de vida a esta realidad.

* Investigadora brasileña, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

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