Cien años del voto femenino en Ecuador y su impacto en la región – Por Soledad Buendía Herdoíza

EFE/ Santiago Fernández
810

Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Soledad Buendía Herdoíza *

El año 2024 marca un hito significativo en la historia de Ecuador: el centenario del sufragio femenino. En 1924 este país se convirtió en el primero de América Latina en otorgar el derecho al voto a las mujeres. Este acontecimiento no solo transformó el panorama político ecuatoriano, sino que también sentó un precedente crucial para la lucha por los derechos de las mujeres en toda la Región.

La lucha por el sufragio femenino en Ecuador se enmarca en un contexto global de reivindicación de los derechos de las mujeres que tuvo su auge a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. El movimiento sufragista mundial, liderado por figuras como Emmeline Pankhurst en el Reino Unido y Susan B. Anthony en los Estados Unidos, influyó notablemente en las feministas latinoamericanas.

En Ecuador el movimiento sufragista cobró fuerza en un contexto de cambio social y político. La Revolución Liberal de 1895, liderada por Eloy Alfaro, introdujo reformas progresistas que mejoraron las condiciones educativas y laborales de las mujeres. Sin embargo, el derecho al voto seguía siendo una meta lejana. A pesar de las resistencias, el empoderamiento progresivo de las mujeres en la educación y el trabajo creó un terreno fértil para las demandas sufragistas.

Matilde Hidalgo de Procel (1889-1974) se erige como la figura central en la conquista del voto femenino en Ecuador. Nacida en Loja, fue la primera mujer ecuatoriana en obtener un título de bachiller y en graduarse como médica. Su formación y determinación la llevaron a cuestionar las restricciones de género imperantes.

En 1924 Hidalgo solicitó inscribirse para votar en las elecciones locales de Loja, desafiando el statu quo. A pesar de la falta de una legislación explícita que permitiera o prohibiera el voto femenino su solicitud fue aceptada, marcando un precedente histórico. Este acto audaz llevó a confirmar el sufragio para las mujeres, convirtiendo a Ecuador en el primer país latinoamericano en reconocer este derecho.

El logro de Matilde Hidalgo y el sufragio femenino en Ecuador tuvieron un impacto significativo en América Latina. Este hecho inspiró a mujeres en otros países de la Región a intensificar sus esfuerzos por la igualdad política. En Argentina, por ejemplo, Julieta Lanteri y Alicia Moreau de Justo lideraron la lucha que culminaría con la concesión del voto femenino en 1947. En Uruguay, el sufragio femenino también se vio influenciado por el contexto regional y Paulina Luisi, una de las primeras médicas del país y ferviente feminista, lideró el movimiento sufragista uruguayo. La inspiración de la victoria ecuatoriana fue palpable en Uruguay, donde en 1932 las mujeres obtuvieron el derecho a votar.

En Brasil, Bertha Lutz fue una figura clave en la campaña que llevó al sufragio femenino en 1932. En Chile, Elena Caffarena y otras feministas trabajaron arduamente para obtener el derecho al voto, que finalmente se logró en 1949. En México la lucha por el voto femenino tuvo sus raíces en la Revolución mexicana (1910-1920), que abrió el debate sobre los derechos de las mujeres. Inspiradas por los logros en Ecuador, las feministas mexicanas intensificaron sus esfuerzos en las décadas siguientes. Las Hermanas Magón y Hermila Galindo fueron pioneras en este proceso. Finalmente, en 1953 se reformó la Constitución mexicana para otorgar el sufragio a las mujeres, gracias en parte al precedente establecido por Ecuador y a la persistente labor de las activistas mexicanas.

A pesar de estos avances la lucha por los derechos de las mujeres en América Latina no se detuvo con la obtención del voto. El sufragio fue solo un paso hacia la igualdad política y social. Las mujeres continuaron enfrentando barreras significativas en términos de representación política, acceso a la educación y al mercado laboral.

Movimientos feministas posteriores, como la segunda ola del feminismo en las décadas de 1960 y 1970, continuaron la lucha por la igualdad de género abordando temas como la violencia de género, la discriminación laboral y los derechos reproductivos. Luchas que persisten y continúan.

El centenario del sufragio femenino en Ecuador es una oportunidad para reflexionar sobre el largo camino recorrido en la lucha por los derechos de las mujeres en América Latina. El coraje y la determinación de pioneras como Matilde Hidalgo sentaron las bases para avances significativos en la igualdad de género. Sin embargo, es crucial reconocer que la lucha continúa. La igualdad plena aún no se ha alcanzado y las mujeres siguen enfrentando desafíos en muchos ámbitos de la vida. Persisten los intentos por silenciar las voces, los aportes y argumentos de las mujeres como motores fundamentales del cambio social.

* Exasambleísta ecuatoriana.

La Época

Más notas sobre el tema