10G, el gran salto chino en la digitalización – Por José Pagliero

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10G, el gran salto chino en la digitalización

 

                                                                                                                                Por José Pagliero *

En abril de 2025, China se convirtió en el primer país del mundo en lanzar una red comercial de banda ancha 10G. Fue en el condado de Sunan, provincia de Hebei. La red, desplegada por la empresa estatal China Unicom en colaboración con Huawei, ofrece velocidades sin precedentes y una latencia de apenas tres milisegundos.

¿Qué es la tecnología 10G?

La tecnología 10G representa un avance significativo en la conectividad de banda ancha, ofreciendo velocidades de hasta 10 gigabits por segundo (Gbps). A diferencia del 5G, que se refiere a la quinta generación de redes móviles, el término “10G” hace referencia a redes fijas de banda ancha, no móviles. Mientras que 5G y la futura 6G están diseñadas para ofrecer conectividad móvil de alta velocidad, 10G se centra en proporcionar una conexión de banda ancha fija ultrarrápida. Aunque 5G puede alcanzar velocidades teóricas de hasta 20 Gbps en condiciones óptimas, en la práctica, las velocidades suelen ser inferiores y pueden variar según la ubicación y la congestión de la red.

La implementación de 10G no solo mejora la velocidad de conexión, sino que también reduce significativamente la latencia, aumenta la capacidad de la red y su estabilidad. Esto potencia el desempeño de aplicaciones avanzadas como realidad aumentada, ciudades inteligentes y vehículos autónomos. La tecnología 10G, se convierte en fundamental para sostener el crecimiento exponencial del tráfico de datos que requiere el desarrollo de ciudades inteligentes, vehículos autónomos y tecnologías inmersivas como la realidad aumentada (AR) y la realidad virtual (VR).

La combinación entre redes 10G y la inteligencia artificial es uno de los pilares fundamentales de esta nueva fase digital. Velocidades superiores y mínima latencia permiten que aplicaciones de IA operen en tiempo real en sectores como vehículos autónomos, cirugías remotas, ciudades inteligentes o traducción simultánea hiperprecisa. Wang Tao, vicepresidente ejecutivo de Huawei dijo que “la infraestructura 10G es la autopista que necesita la IA para desplegar todo su potencial”, durante el Mobile World Congress de 2024 en Barcelona, España.

Una aplicación más controversial del cruce entre 10G y la inteligencia artificial es la vigilancia, la predicción conductual y el control social. En China, varias ciudades piloto ya están utilizando esta combinación para sistemas de crédito social en tiempo real. En este contexto, la pregunta no es sólo qué tan rápida es la red, sino quién controla los datos que circulan por ella y con qué fines.

Por otra parte, para que todo esto funcione se requiere de grandes cantidades de energía. Según el informe Energy and AI de la Agencia Internacional de Energía (IEA por sus siglas en inglés), en 2024 los centros de datos consumieron alrededor de 415 TWh de electricidad a nivel mundial, lo que representa aproximadamente el 1,5% del consumo eléctrico global. Se espera que esta demanda sea más del doble para 2030, alcanzando los 945 TWh anuales, impulsada principalmente por el crecimiento de la inteligencia artificial (IA).

En tal sentido, en pleno desierto de Gobi, China puso en marcha el primer reactor nuclear de torio con sal fundida del mundo. No utiliza agua, opera a baja presión, tiene escaso riesgo de fusión del núcleo y genera residuos mínimos. A diferencia del uranio, el torio (tres veces más abundante en la Tierra) le permite a China proyectar una fuente de energía limpia y segura para miles de años. Con este desarrollo, China no solo innova: afianza una ventaja estratégica en lo energético y en lo científico-tecnológico. Esto, junto a un gran desarrollo en energía solar, posicionan al bloque chino de manera renovada y con desarrollos claves que le permiten alejarse de la dependencia de combustibles fósiles para su crecimiento, con soberanía tecnológica y control de las infraestructuras del mañana.

En cuanto a las redes de transmisión de datos, la IEA estima que su consumo eléctrico mundial fue de aproximadamente 260 TWh en 2022. Aunque no hay proyecciones específicas para los próximos años, se anticipa que el aumento del tráfico de datos y la expansión de tecnologías como el 5G y el 10G contribuirán a un crecimiento significativo en el consumo energético de este sector.

Geopolítica de la conectividad

El despliegue de la red 10G en China trasciende el plano técnico: constituye un desarrollo fundamental para esta nueva fase de reconfiguración del capitalismo actual, en el que el poder se define crecientemente por el control de la infraestructura digital global. En este nuevo escenario, las corporaciones tecnológicas transnacionales se consolidan como actores geopolíticos capaces de incidir en Estados, modelar imaginarios culturales y concentrar capital en magnitudes sin precedentes.

La competencia entre China y Estados Unidos por el dominio de estándares, redes y semiconductores representa una pugna estratégica por la hegemonía en la esfera digital. Desde comienzos del siglo XXI, la digitalización ha transformado los modos de acumulación y ha convertido las infraestructuras de telecomunicaciones en activos clave para la expansión del capital.

En este contexto, se configura un orden mundial en un denominado “G2”, protagonizado por dos bloques: Estados Unidos-GAFAM y China-Huawei/BATHX. Aunque vinculadas a Estados nacionales, estas entidades operan más allá de fronteras e instituciones, delineando un nuevo régimen de poder global en el que la Nueva Aristocracia Financiera y Tecnológica es la personificación que conduce el proceso. Hoy, esta nueva aristocracia impone la velocidad de 10 gigabits por segundo como ritmo de producción y acumulación.

* José Pagliero Ingeniero Mecánico (UNRC). Investigador del Observatorio de Ciencia y Tecnología (OECYT) asociado a la plataforma Pueblo y Ciencia.


 

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