INFORME 7J Que viva el periodismo: nuestra respuesta a los ataques a la prensa
El rol que cumple el periodismo en una democracia está bajo ataque directo. Las razones no son ningún secreto: cuando se ha logrado coartar la capacidad del periodismo de informar a la opinión pública sobre los manejos del poder, actuar con impunidad es más fácil.
En tiempos así, la función misma del periodismo es considerada enemiga por tres motivos:
● Cuando el aumento de la desinformación y las noticias falsas erosiona nuestra realidad compartida, el periodismo garantiza un flujo de noticias e información confiables que la opinión pública necesita para tomar decisiones, ya sea sobre la política, su economía personal o sus vidas.
● Mientras que la polarización tensa al extremo nuestras relaciones sociales, el periodismo fomenta ese entendimiento mutuo que permite que una nación diversa y dividida se comprenda. La información veraz tiende puentes entre los reclamos y necesidades sociales y el poder que debe asumirlos y resolverlas.
● A medida que la creciente desigualdad socava la confianza de la sociedad, el periodismo plantea preguntas difíciles y expone verdades ocultas, permitiendo que la ciudadanía exija respuestas e identifique claramente a los responsables de darlas. Si el periodismo está diseñado para ser un perro guardián, el objetivo ahora es domesticarlo
para que se convierta en un perro faldero.
¿Cómo intentan lograrlo?
La primera parte de la estrategia consiste en sembrar la desconfianza y fomentar el acoso a periodistas y a sus organizaciones. Se trata, en gran medida, de una campaña verbal que busca desmoralizar y cansar a través de la apología del odio. Hoy en día, quienes informamos sobre personas poderosas o investigamos temas controvertidos recibimos una catarata de amenazas y mensajes intolerantes. Ese ruido en las redes sociales puede extenderse rápidamente al mundo real. Y por más que nos hayamos preparado para esos ataques, nos preocupamos enormemente cuando las amenazas se extienden a nuestros hijos que están en la escuela, a nuestros familiares que están en su trabajo, y a nuestros padres que están en casa.
El objetivo no solo es asustarnos.
Es adoctrinar a la gente para que nos deteste y desconfíe de nosotros.
Es adoctrinar a la gente para que nos deteste y desconfíe de nosotras.
Es condicionar a la gente para que crea que merecemos cualquier cosa que nos pase.
A corto plazo, esto tiene un efecto disuasorio, obligando a preguntarse si se justifican las inevitables consecuencias de investigar un caso. A largo plazo, lo que se genera es un clima propicio para extinguir la libertad de expresión plural y diversa, que no es un derecho exclusivo de la prensa, sino de toda la sociedad. Cuando el periodismo es atacado la víctima es el Estado de Derecho.
La segunda parte de la estrategia es usar los tribunales para castigarnos. Hasta la demanda más intrascendente es costosa e invasiva, y defenderse consume mucho tiempo. Desgasta y erosiona la reputación de las personas y del oficio.
La tercera parte de la estrategia apunta a la sustitución. No basta con atacar a las y los periodistas: buscan reemplazarnos con propagandistas, quienes simulan desempeñar un papel periodístico, cuando en realidad lanzan preguntas fáciles a los funcionarios y repiten fielmente los argumentos del partido gobernante.
La cuarta parte de la estrategia es física: golpearnos, gasearnos, atropellarnos con las fuerzas de seguridad cuando estamos cumpliendo nuestra tarea. El objetivo es impregnar la cobertura de noticias de miedo real y concreto.
La quinta parte de la estrategia es someternos con salarios miserables y condiciones laborales de total precariedad y multiempleo que generan remuneraciones de pobreza.
No somos la oposición de nadie.
Tampoco somos los aplaudidores de nadie.
Nuestra lealtad es con la verdad y con una opinión pública que merece conocerla.
El miedo es contagioso, pero también el coraje.
Este 7 de junio, juntas, juntos, más que nunca y como cada día, queremos y debemos
expresar aquello que nos impulsa a ejercer este oficio maravilloso, que es también un
trabajo que tiene derechos y una vocación que merece respeto.
Que viva la libertad de expresión.
Que viva el periodismo.
Que viva la democracia.
PA Informe 7J