El biogás, una solución a la contaminación avícola en El Salvador
Edgardo Ayala
Aunque incipiente y con escasos jugadores, el sector avícola en El Salvador va dando pequeños pasos hacia la producción ambientalmente sostenible, al usar sus desechos biológicos para generar biogás y, con ello, electricidad, en una ecuación que beneficia al entorno natural, a las comunidades y las propias granjas. El Granjero es la segunda mayor compañía productora de huevos en el país, con más de un millón de gallinas distribuidas en sus ocho granjas, y tras una inversión de 2,5 millones de dólares, creó la subsidiaria Renig para construir en 2017 una planta de biogás.
Un año después empezó a procesar 200 000 toneladas anuales del estiércol de las gallinas y otros desechos orgánicos. Ese excremento es la materia prima para producir biogás, el combustible para generar electricidad, que luego la empresa inyecta a la red eléctrica nacional. “Pensé que los biodigestores eran los más adecuados porque uno resolvía el problema medioambiental, eso de inmediato, pero también había por lo menos una posibilidad de ser rentable”, señaló Bernhard Waase.
“Allá por 2010 o 2012, discutimos sobre qué hacer con todo el estiércol de las gallinas, porque la forma que la manejaban, los avicultores del país y yo diría en el mundo entero, es que se tiraba al aire libre”, dijo a IPS Bernhard Waase, director de Renig, localizada en La Labor, dentro del distrito de Jayaque, en suroccidental departamento de La Libertad. En ese asentamiento rural se localizan al menos cinco de las ocho granjas de El Granjero, que se dedica exclusivamente a la producción de huevos.
Una solución ambientalmente amigable
La contaminación ambiental generada por el sector avícola ha sido el foco de tensiones entre comunidades rurales que han vivido cerca de los perímetros de las granjas que llegaron a instalarse a sus territorios, o que crecieron en los alrededores cuando las empresas ya estaban ahí, como fue el caso de El Granjero, fundada en 1968.
“Cuando la empresa se estableció, no había ni una casa cerca, era totalmente despoblado”, señaló Waase, mientras bebía un café expreso, antes de mostrar a IPS las instalaciones de la planta. Pero de todos modos estaba el asunto de la contaminación del entorno. “Pensé que los biodigestores eran los más adecuados porque uno resolvía el problema medioambiental, eso de inmediato, pero también había por lo menos una posibilidad de ser rentable”, comentó Waase, en referencia a la posibilidad de generar energía eléctrica.
El sector avícola del país produce anualmente unos 1200 millones de huevos y 342 millones de libras de carne de pollo, según cifras de la Asociación de Avicultores de El Salvador. Pero, pese a ser clave en la generación de alimento para el país, su peso en el producto interno bruto (PIB) es bajo, apenas 0,79 %, aunque dentro del PIB agropecuario aporta 16 %.
En el sector avícola son pocas las empresas que han optado por invertir para dar una solución ambiental al problema de los desechos biológicos. Una que sí lo ha hecho es el Grupo Campestre, uno de los mayores productores de pollos, que invirtió siete millones de dólares para montar su planta de biogás y procesar las 40 000 toneladas de desechos biológicos que generan anualmente sus granjas, la planta de procesamiento y los restaurantes de pollo frito que el consorcio posee en todo el país.
La producción de biogás a nivel nacional es ínfima, en comparación con los otros segmentos de las energías renovables, y de hecho la porción es tan pequeña que no aparece en la matriz energética nacional, en la que predominan la hidroeléctrica, con 33,7 %, la geotérmica, con 23 % y el gas natural, con 16 %. Mientras, la fotovoltaica alcanza 8,5 % y la eólica apenas representa 2,1 %.
En los últimos años ha habido un notable interés en El Salvador, de seis millones de habitantes, para incentivar la producción de energías limpias, renovables, las que representan ya 70 % de la matriz energética del país, según cifras oficiales.
El ejecutivo de Renig sostuvo que producir electricidad a partir del biogás resulta costoso y complejo, pues no se trata solo de invertir en las instalaciones y en el personal, sino que el proceso en sí es complicadísimo. “Es caro por el equipo y por la operación de producir. No es como la solar, eso es juego de niños: tenés el terreno, ponés los paneles, hacés las conexiones que cualquier estudiante de la universidad lo hace, y ya”, afirmó Waase.
La complejidad de producir biogás también se debe a que se está lidiando con bacterias, que son seres vivos que pueden comportarse diferente y afectar la producción del gas, explicó Melissa Ruiz, responsable del digestor y de los procesos secundarios. A veces las bacterias se enferman, comentó, y hay que cuidarlas con dedicación.
“El digestor funciona como nuestro estómago y las bacterias son muy sensibles a los elementos que nosotros les damos, como pasa con nosotros: si de repente comemos mucha carne, o una dieta desbalanceada nuestro estómago se resiente, y andamos decaídos o nos enfermamos, pues lo mismo pasa con el digestor”, afirmó Ruiz a IPS.
Una planta ecológica
Una vez que El Granjero decidió apostarle a la producción de biogás, por medio de su subsidiaria, comenzó a trabajar en los detalles técnicos, operativos y financieros de lo que sería la planta Renig, donde se levantaría un biodigestor de 92 metros de largo, 17 de ancho y cinco de profundidad, con una capacidad de 5,300 metros cúbicos de volumen.
El biodigestor es la estrella de cualquier planta de biogás. Adentro, las bacterias se encargan de descomponer los desechos biológicos de las granjas, para el caso de El Granjero, del estiércol de las gallinas. Ese proceso de descomposición genera gases, entre ellos el metano, que se convierten en el combustible para mover los dos motores de la planta, con una capacidad para generar 425 kilovatios. De no ser usados en la producción de electricidad, esos gases subirían a la atmosfera y se convertirían en parte del problema del calentamiento global.
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), el metano es un poderoso gas de efecto invernadero y su capacidad de calentamiento es 80 veces más potente que la del dióxido de carbono. Ese gas es también el principal contribuyente a la formación de ozono a nivel del suelo, un contaminante atmosférico peligroso, cuya exposición causa en el mundo 1 millón de muertes prematuras cada año.
El biodigestor de la planta Renig comenzó a producir biogás en 2018, pero a generar electricidad solo lo hizo en 2021 debido a que fue ese año cuando participó en una licitación gubernamental para producción de energías renovables. De modo que el biogás producido en ese periodo que no se generó energía tuvo que ser “quemado” para evitar que los gases subieran a la atmósfera, por medio de una antorcha de combustión, que la compañía tuvo que adquirir por 40 000 dólares.
“Esta antorcha básicamente quemó todo el biogás, y pensé: estoy quemando pisto (dinero), literalmente. Desde febrero del 2021 esta antorcha no se ha encendido, porque estoy generando energía”, sostuvo Waase.
El negocio va lento, pero seguro
Dos años antes, en 2019, Renig ganó el contrato de la licitación para inyectar 0,85 megavatios a la red nacional, una cantidad modesta, pero importante considerando que ha sido el punto de partida como referencia, la planta de biogás Nejapa, construida en 2011 y operada por AES El Salvador, a un costo de 58 millones de dólares, posee una capacidad instalada de seis megavatios.
Waase sostuvo que, en términos medioambientales, la planta ha cumplido con el objetivo primordial, el de evitar la contaminación, y eso es ya motivo de celebración y orgullo, ya que pocas empresas grandes del sector avícola han dado ese paso, y específicamente del rubro huevos, El Granjero es la única que tomó la decisión de hacer esa inversión.
No obstante, en términos financieros, las expectativas no se han cumplido del todo. “Desde el punto de vista ambiental ha sido un éxito total, pero financieramente hablando es mucho más complicado. No hemos perdido ni un año, pero no estamos ni cerca de lo que nos habíamos planteado en cuanto al retorno”, aseguró.