Uruguay: la brecha se amplía
Economía Política
En el año 2012, el Banco Mundial ingresó a Uruguay y Chile en su selecta lista de Países de Alto Ingreso. Esta es una clasificación puramente económica, basada en el nivel de Ingreso Nacional Bruto (INB) por habitante, por lo cual no considera como se distribuye este promedio en cada país.Para dicho año, el INB por habitante mínimo requerido para calificar al grupo de Altos Ingresos fue de 12.475 dólares (a precios constantes de 2015), al cual Uruguay superó por un 9%. Dicho registro se alcanzó luego de un intenso crecimiento económico que lo aumentó un 48% en solo 8 años.Si bien Uruguay no pudo mantener el ritmo de ese proceso, permaneció en el listado de países de altos ingreso del Banco Mundial[i], pero ello no ha significado que las diferencias con los restantes integrantes del grupo se acorten. Por el contrario, la brecha con los países desarrollados se ha mantenido al nivel al cual había aumentado en la crisis 1982-83.En efecto. Si la comparación la realizamos a través del Ingreso Nacional Disponible (IND)[ii] por habitante, el cual depura al INB del efecto de las transferencias de ingresos netos entre residentes y no residentes (que siempre son negativas), podemos observar (ver gráfica 1) un descenso a largo plazo del valor del IND por habitante de Uruguay con respecto al consolidado de Países de Alto Ingreso, con la excepción del período 2004-2016 cuando se logra recuperar el nivel del principio del ciclo económico actual, en 1998.Concretamente, el ingreso nacional disponible repartido entre todos los uruguayos apenas alcanzaría al 45% del valor que disponen los habitantes, en promedio, de los países de alto ingreso (Uruguay incluido). Tal como lo caracterizó André Gunder Frank, una y otra vez repetimos este proceso de “desarrollo del subdesarrollo”.La CEPAL en su base de datos nos informa que en lo que va del siglo XXI, Uruguay ha transferido recursos por 1.000 millones de dólares promedio anual. Solamente en el período 2020-2024, por la suma de 15.516 millones de dólares, el 60% de lo transferido desde el año 2000. Son variados los mecanismos a través de los cuales nuestros países transfieren al exterior buena parte de los ingresos generados en las actividades económicas domésticas.Los intereses de la deuda, pública y privada, contraída con instituciones financieras no residentes en el país es uno de los más conocidos. En el sector estatal usualmente es un reflejo del déficit fiscal público, especialmente cuando el gasto público para financiar la diversificación productiva y la productividad del trabajo es insuficiente. El financiamiento del gasto público, hoy en fértil debate, también influye, especialmente cuando es muy relevante la ausencia del aporte de aquellos con más posibilidades para hacerlo.Las remesas de utilidades de empresas extranjeras hacia sus casas matrices es otro motivo de la disparidad entre lo realmente producido y el ingreso disponible. Las corporaciones cada vez son más fuertes frente a los estados, en base a una multiplicidad de opciones de inversión que la división y la no integración de las economías del continente le proporcionan. La poca investigación propia, pública, pero sobre todo privada, coloca a los países en una desventaja tecnológica clara a la hora de negociar proyectos de inversión.En el comercio internacional de bienes y servicios opera un mecanismo de precios, los términos del intercambio, como lo definiera Prebisch, que transfiere recursos cotidianamente entre los países exportadores de bienes agropecuarios (alimentos y materias primas) y los países que los industrializan o los utilizan como insumos energéticos para producciones de alto valor agregado.Aquí nuevamente opera la falta de unión de los primeros, tal vez el único objetivo concreto en que ha logrado avanzar las instituciones de integración latino-americana (Celac, Unasur, Mercosur). Poco ha avanzado la transversalidad del continente en comercio, transporte, infraestructura, tecnología y energía para construir una potencialidad negociadora del fuste necesario para contrarrestar este mecanismo.Los propios uruguayos con dinero suficiente como para especular en el exterior han transferido una cifra equivalente al 77% del valor que produce el país en un año. Así está difícil. Y luego son lo que dicen que no se debe gravar la riqueza.También podemos referirnos a la transferencia de ingreso a EEUU causada por el monopolio de la moneda global, el dólar. Es lo que se denomina señoreaje, una ganancia derivada del poder de emitir dinero, que surge de la diferencia entre el valor nominal de la moneda o billete (su capacidad de compra) y el costo de producirlos. Tengamos en cuenta que en 2023 el costo de producir un billete de 100 dólares costaba 8,6 centavos de dólar.La diferencia es el señoreaje, con el cual EEUU financia una parte de su presupuesto sin necesidad de recaudar impuestos. De ahí uno de los fundamentos por los cuales los BRICS quieren independizarse del dólar, como reserva de valor en sus bancos centrales y como moneda de intercambio.BRICS es el acrónimo de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, países que constituyeron a partir de 2010 una asociación política y económica de gran dimensión estratégica, por los recursos naturales que poseen, por su enorme población, por su participación en el comercio mundial, que sin duda lo hacen el referente principalísimo del multilateralismo que enfrenta la dictadura global norteamericana. Con más razón aún si consideramos que a partir de enero 2024 se integraron al grupo Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos.En forma similar a como lo vimos para el caso uruguayo y latinoamericano, los países BRICS en conjunto han tenido un crecimiento económico superior a la media mundial, pero su distancia, la brecha, con los principales países desarrollados se mantiene -excepto en el caso de China- y se agranda.En el gráfico 2 hemos realizado la comparación de los ingresos disponibles promedio en los BRICS con los del grupo G7, principal referente de los países más ricos, e integrado por EEUU, Canadá, Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y Japón.Con la tendencia que muestra el gráfico, solamente China tendrá oportunidad de alcanzar el nivel de desarrollo humano (IDH) de las economías capitalistas altamente desarrolladas en el año 2048. Si las transferencias de ingresos que hemos mencionado disminuyeran, ese objetivo se alcanzaría en el año 20038. Queda claro que el objetivo central de los BRICS se establezca en reducir las desigualdades inherentes a la hegemonía imperialista estadounidense.Se necesitan pues mecanismos para frenar el saqueo de recursos del Sur Global y canalizarlos hacia una estrategia de desarrollo que retenga, y redistribuya, efectivamente el valor agregado por el trabajo nacional, evitando endeudarse cuando hay recursos propios que se evaden hacia actividades especulativas, que la inversión extranjera abandone su carácter de enclave económico y podamos capturar conocimiento, empleos calificados, sinergia con el contexto económico nacional.En el plano regional, una integración transversal que sume recursos, energía, infraestructura, transporte y comunicaciones, conocimientos y mercados, para reducir nuestra dependencia de los mercados globales y de los términos del intercambio siempre desfavorables.Gráfica 1Gráfica 2