Uruguay, Rendición de Cuentas 2024: gastaron más y mal
Gabriela Cultelli
Aunque sin mucha sorpresa, fue aprobada la Rendición de Cuentas correspondiente al año 2024 con los votos del Frente Amplio y cabildo abierto (negociación mediante). Lo de “sorpresa o no sorpresa”, es una expresión subjetiva en torno a que no me sorprende en lo más mínimo la poco seriedad y el manoseo de indicadores tales como déficit fiscal y por tanto endeudamiento externo con que se manejó Arbeleche, el Ministerio de Economía anterior y por tanto, la coalición gobernante entre el 2020 y el 1 de marzo de 2025 en Uruguay.
La “limpieza” de los números
Es sencillo de entender para el lector. Lo que se hizo para el 2024 mayormente fue transferir pagos y por tanto gastos para el año 2025. O sea, gastos obligados tras la adquisición de bienes o servicios, en vez de pagarlos en el 2024, se pasó parte o totalmente el pago para el 2025, reduciendo el déficit fiscal para ese año y después… ¡que se arregle el gobierno próximo! De esta manera mostraban un déficit del 3,3%.
“En efecto, en 2024 se difirieron gastos por una magnitud inusualmente elevados, lo que produjo un doble efecto: redujo de forma artificial el déficit fiscal registrado en ese año e incrementó el correspondiente a 2025.” manifiesta la Rendición de Cuentas. El gráfico siguiente deja esclarecida la situación, pues no se trata de no diferir pagos de un año para otro, se trata del nivel elevadísimo con que se hizo:
Pero hay más. Se obtuvo de las empresas públicas, adelantos en el pago de impuestos, o sea ingresos que correspondían al año 2025, fueron adelantados para el año 2024. Al respecto señala la Rendición de Cuentas que “Adicionalmente, la administración saliente solicitó adelantos de pagos de impuestos a las empresas públicas —que corresponden a 2025— lo que mejoró el resultado fiscal de 2024 a costa de empeorar el de 2025” y no es por desconfianza…
Pero después de lo vivido en los 5 años pasados y por más que la exministra intente explicar lo inexplicable, podría llegarse a entender como un procedimiento, al menos, dudoso, o que lejos de aclarar, obscurece. El gráfico siguiente (tomado de la Rendición de Cuentas 2024) muestra la acción combinada de ambos factores (gastos 2024 transferidos al 2025 + ingresos 2025 adelantados al 2024):
Un 4,6% de déficit global del sector público consolidado que, observando su acción acumulada en estos 5 años, llevó a un aumento del endeudamiento público importante, sumado a un leve crecimiento del PBI que solo en el último año superó el 3%.
El mayor endeudamiento en términos absolutos y relativos obligó a la presentación de una Rendición de Cuentas únicamente para atender obligaciones atrasadas, y que compromete al país en pagos mayores por intereses y por amortización de deuda, comprometiendo desde ya un próximo artículo para tratar este tema exclusivamente. Es, por tanto, insólito o irresponsable, que la actual oposición derechista mayormente, se haya negado a votar lo que emanó de su propio período de gobierno.
Así fue como la Rendición de Cuentas tuvo que aprobar en el artículo uno, un resultado deficitario por $117.432:202.000, y otro déficit extrapresupuestal por $ 6.444:603.000; en su artículo 3 necesitó habilitar gastos al Ministerio de Salud Pública para atender la deuda con proveedores y ordenar así la provisión de medicamentos, técnicas y procedimientos terapéuticos.
Más un cuarto artículo que asigna a ASSE $ 2.600:000.000 para gastos de funcionamiento emergentes; y sumar un artículo 5, para cubrir gastos diferidos en el Ministerio de Transporte por U$S 144:000.000 emanados del diferendo con el Consorcio Grupo Vía Central relacionados al Contrato de Participación Público-Privada del proyecto Ferrocarril Central. En síntesis, gastaron más y no resolvieron nada, y para peor no quisieron votar su propio entrevero.
Otros elementos preocupantes
En muy apretada síntesis, dado lo ajustado de un artículo, conviene retomar algo ya planteado en Mate Amargo relativo a la inversión necesaria para el crecimiento y desarrollo, su estructura productiva, de propiedad y la financiación necesaria.
Si bien esta Rendición plantea: “El gobierno que asumió la conducción del país a partir del 1° de marzo de 2025 se propone como objetivos centrales la dinamización del crecimiento de la economía —a través del impulso a la inversión privada y la mejora de la inserción internacional del país—, y el fortalecimiento del sistema de protección social, con especial foco en la infancia, con el fin de mitigar la pobreza, la desigualdad y la exclusión social. A su vez, buscará mejorar los resultados en materia de seguridad ciudadana, todo ello en el marco de una gestión fiscal responsable”, preocupa el hecho que esto dependa de una inversión privada.
Una in versión privada que no vendrá en un mundo que lejos de aplacar dificultades todo indica que se acrecientan, ejemplo de ello es el impacto que tendrá la suba de los precios del petróleo en la economía mundial y la nuestra, en el marco de una política externa no integracionista o que se enfoque en acrecentar nuestras fortalezas en la región.
Parte de ello, parecen ser las expresiones relativas a la política económica vecina (Argentina), donde se podría interpretar que en el análisis se desvirtúa la unidad entre la economía y la política, siendo esta última una variable endógena al análisis.
Es que la economía es una ciencia que comenzó su desarrollo planteándose necesidades políticas para el crecimiento como fue el caso de los mercantilistas, y luego los fisiócratas con un esquema de reproducción que hace a la producción y distribución de la riqueza, continuando por Smith (“La Riqueza de las naciones”) y Ricardo (“Los principios de la Economía Política y la Tributación”); y el propio Marx que llega a las formas de existencia y por tanto de reproducción del Capital.
A partir de ahí y con posterioridad se abren grandes brechas en los caminos, pero hasta los neoclásicos plantean como objeto de la economía, la distribución de recursos escasos ante necesidades múltiples, y los más recientes institucionalistas agregan, aunque con cierta vulgaridad, el papel de las instituciones, el estado y por tanto la política. Es decir plantear la economía sujeta a tres o cuatro equilibrios macroeconómicos que hacen a la situación de algunos mercados, no parece ser el camino apropiado, y la historia (como criterio de la verdad) ya nos mostró sus consecuencias.