Chile | Movilización de comunidades mapuche logra detener la tala de araucarias en peligro de extinción

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Pueblo mapuche. Trawün histórico detiene la destrucción de araucarias: Unidad de las comunidades mapuche pehuenche y habitantes del territorio salvan al pewen”

La reciente decisión del Ministerio de Obras Públicas de revertir la tala de 96 araucarias autorizada por las resoluciones 594 y 595 de CONAF no puede ser entendida como un simple acto de voluntad institucional. Es, por el contrario, el resultado directo de la movilización y unidad de las comunidades mapuche-pehuenche, quienes, en un histórico trawün realizado el 2 de agosto en el Rewe del lof Kmkeñ, hicieron escuchar con fuerza su voz frente al intento de intervención en su territorio.

Durante años, las decisiones sobre estos territorios han sido tomadas desde fuera, desde escritorios lejanos que desconocen no solo la geografía, sino también la espiritualidad, la historia y el vínculo profundo que los pueblos mantienen con la tierra. La tala del pewen no era solo un daño ambiental. Era una amenaza directa al corazón espiritual, cultural y material de un pueblo. Por eso, la resolución que permitía la destrucción de 96 araucarias no era un detalle técnico, sino una agresión profunda.

Frente a esto, las comunidades no optaron por el silencio ni por la resignación. Optaron por la organización, por la palabra colectiva, por levantar su voz desde el Rewe. Allí se reunieron lonkos, werken, machi, dirigentes y familias, para declarar, con absoluta claridad:

“Como territorio pewenche de Lonquimay no aceptamos la tala del pewen que ha sido nuestro sustento espiritual, alimenticio, cultural y económico desde nuestros ancestros hasta la actualidad. Consideramos que esta resolución es un violento atropello hacia nuestra espiritualidad y a nuestro pueblo mapuche.”

Fue esa claridad y esa fuerza la que obligó a las autoridades a retroceder. Que el Seremi de Obras Públicas anuncie en Icalma que no se tocará ni una sola araucaria, no es un favor ni un gesto aislado: es una conquista política de las comunidades. Es el resultado de una larga historia de defensa del territorio y de una práctica viva de autodeterminación.
Hoy se abre una nueva etapa. La promesa de retomar un proyecto vial que no afecte al pewen es un paso importante. No se trata solo de no talar árboles, sino de que la lucha por el extractivismo, y el despojo territorial de un pueblo que hoy sigue militarizado.

El trawün del 2 de agosto quedará en la memoria como un momento clave. Por la dignidad. Porque una vez más, las comunidades demostraron que el territorio no se entrega, que el pewen no se negocia, y que la unidad sigue siendo la herramienta más poderosa para defender la vida.

LA IZQUIERDA

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