Cinco mitos sobre la crisis de la izquierda en Bolivia
Por Sacha Llorenti *
He leído con mucha atención a muchas compañeras y compañeros, personas a las que quiero y respeto mucho, simplificar la situación de la crisis de la izquierda en Bolivia. Sé que esas críticas son de gente honesta, que nacen de auténticas preocupaciones y de la solidaridad con el pueblo boliviano.
Sin embargo, surgen una serie de puntos comunes que merecen una explicación dada las características únicas de Bolivia, sus organizaciones sociales y de su izquierda.
- La fractura de la izquierda es una pugna de ambiciones personales
No son los egos, la falta de generosidad o la mezquindad las que marcaron el rompimiento entre las organizaciones sociales y el gobierno de Luis Arce. Este es un reduccionismo que esconde un desconocimiento de lo que significa el Instrumento Político de las organizaciones sociales que llegaron a conquistar el poder político en Bolivia en diciembre de 2005.
Ese instrumento es la suma de las organizaciones indígenas y campesinas más grandes del país, en un país, no sobra decirlo, mayoritariamente indígena.
Esas organizaciones se estructuran en sindicatos, subcentrales sindicales, centrales provinciales, federaciones departamentales y confederaciones nacionales. Son esas estructuras las que debaten y deciden el curso del instrumento. No son decisiones personales ni caprichos son decisiones orgánicas que atraviesan la territorialidad boliviana.
Esas organizaciones fueron sistemáticamente atacadas por el gobierno de Luis Arce quien, producto de manipulaciones de la justicia, llegó a arrebatarles la sigla partidaria.
Entonces, el rompimiento con Arce, entre muchas otras razones, se da por su decisión de proscribir a todo el movimiento organizado en torno al Instrumento Político, por el catastrófico manejo económico y las graves denuncias de corrupción.
Además, esas organizaciones definieron que su candidato debía ser Evo Morales. Las movilizaciones y protestas en contra de la proscripción tuvieron como respuesta la represión, el atentado contra la vida de Evo y la toma violenta de varias sedes sindicales. Mientras se escriben estas líneas, todavía están en cárceles o en la clandestinidad decenas de dirigentes indígenas.
- Nadie buscó la unidad
Pese a que el gobierno de Luis Arce utilizó todo el repertorio de Lenin Moreno cuando éste proscribió a Rafael Correa, Evo Morales y las organizaciones sociales del Instrumento Político plantearon varias alternativas para impedir la implosión. Primero, se propuso la realización de primarias internas cerradas con la participación de la militancia del instrumento que superaba el millón de inscritos. Luego, ante el rechazo de esta, propuso la realización de primarias abiertas al estilo argentino. Esa propuesta también fue rechazada. Finalmente, Evo Morales propuso la realización de encuestas al estilo mexicano para la designación del candidato, con el compromiso de un apoyo pleno a quien fuera favorecido. Esa propuesta también fue descartada porque la intención fue, siempre, la anulación política a toda costa de Evo Morales y, por ende, de las decisiones orgánicas. Andrónico Rodríguez tampoco quiso la realización de primarias.
- La candidatura de Andrónico Rodríguez representaba al bloque popular
Andrónico era el joven político que podía representar mejor los intereses del bloque popular boliviano. Indígena, dirigente sindical, politólogo y presidente de la Cámara de Senadores era visto por todos como el heredero natural del legado político de Evo Morales.
Sin embargo, cometió el delito de lesa política de lanzar su candidatura a espaldas de las organizaciones sociales que conforman el Instrumento Político. Fue a través de una conferencia de prensa que la dirigencia indígena y campesina conoció que Andrónico había tomado la decisión individual de lanzar su candidatura, sin que haya sido producto de una decisión de las estructuras de esas organizaciones.
Fue una candidatura personal que provocó uno de los golpes más duros contra el Instrumento Político porque usurpó una representación que no le fue conferida, legitimaba la proscripción del movimiento popular y rompía con la lógica de toma de decisiones colectivas. Rodríguez fue expulsado de su sindicato y de su federación de campesinos. Su bajísimo porcentaje en las elecciones son una prueba de que su candidatura no contaba con respaldo popular. Para más inri, sus listas de candidatos tenían a gente claramente de derecha en ellas.
- El voto nulo es inútil
La decisión de hacer campaña por el voto nulo no fue una decisión individual ni caprichosa de Evo Morales. Fue una decisión colectiva que tardó en tomarse y que se basó en la lógica de que esas elecciones son ilegítimas porque se realizaban proscribiendo al mayor movimiento político del país. Pese a la brevedad de la campaña, el voto nulo alcanzó cerca del 20 por ciento de los votos, cuando el promedio de todas las elecciones anteriores se acercaba al 3,5. Fue un voto de protesta, un voto disciplinado, un voto que demuestra que las organizaciones sociales siguen siendo el alma y la esencia de la izquierda boliviana.
- Es el ocaso de Evo Morales y de la izquierda boliviana
Los resultados electorales demuestran que la izquierda boliviana está basada en las organizaciones sociales indígenas y campesinas, que el líder indiscutible continúa siendo Evo Morales y que ahí está la verdadera oposición a las derechas que asumirán el poder político en noviembre próximo.
Así como sucedió después del golpe de Estado, fueron esas organizaciones y ese liderazgo los que lograron recuperar la democracia. Después de la serie de golpes que esta vez vinieron desde el gobierno de Arce y la ruptura de Rodríguez, serán esas organizaciones las que marquen la ruta que deberá seguir el movimiento popular y revolucionario en Bolivia.
Nota final sobre las equidistancias
Un llamado para las izquierdas latinoamericanas: no puede haber equidistancias entre quienes traicionan y los traicionados, entre quienes intentan destruir a nuestras organizaciones políticas y quienes las defienden, entre quienes proscriben y quienes son proscritos, entre quienes intentan asesinar a nuestros compañeros y quienes son las víctimas, entre quienes encarcelan a dirigentes indígenas y quienes son encarcelados. Nuestras equidistancias ante las injusticias son armas de nuestros enemigos.
Como bien decía José Martí: “Los hombres no pueden ser más perfectos que el sol. El sol quema con la misma luz con que alumbra. El sol tiene manchas. Los agradecidos ven la luz. Los desagradecidos ven las manchas”.
*Sacha Llorenti es boliviano, abogado, exministro y expresidente del Consejo de Seguridad de la ONU.