Colombia desafía a multinacionales carboneras y agita el tablero geopolítico con Israel
Por Alfio Finola y Jose Pagliero *
La reciente ofensiva del gobierno colombiano contra las exportaciones de carbón a Israel encendió un conflicto de alto voltaje entre la Casa de Nariño, la residencia oficial de la presidencia de Colombia, y las empresas mineras. Lo que para el presidente Gustavo Petro es una medida ética ante el genocidio en Gaza, para las multinacionales Drummond (EEUU) y Glencore (Suiza) es una intromisión ideológica que pone en jaque contratos, inversiones y relaciones internacionales. En medio de una disputa abierta, los buques salen del país a pesar de las órdenes presidenciales, ante una amenaza latente de ruptura contractual.
Así, la tensión alcanzó su punto máximo el pasado 24 de julio, cuando Petro denunció públicamente la salida de un nuevo cargamento de carbón rumbo a Israel, desafiando su decreto presidencial de casi un año de antigüedad. Ordenó a la Armada detener cualquier embarque con ese destino y llamó a sindicatos, comunidades indígenas y a la ciudadanía suiza a bloquear a las carboneras. En paralelo, exigió a la justicia colombiana y a la suiza que procese a los directivos de Glencore y Drummond por “ayuda al genocidio”.
El carbón como arma diplomática
Colombia es el quinto exportador mundial de carbón térmico y el tercero de coque metalúrgico. Solo en 2024 exportó más de 70 millones de toneladas por un valor superior a US$7 mil millones. De ese total, entre el cinco y el siete por ciento fue a Israel, país que en 2023 importó más del 50% de su carbón desde Colombia, con compras valuadas en hasta US$450 millones.
El decreto presidencial, firmado en agosto de 2024, prohibió expresamente las exportaciones de carbón a Israel. Sin embargo, entre septiembre y abril, los envíos continuaron y se despacharon 1,24 millones de toneladas, equivalentes a unos US$100 millones. Esto ocurre porque la norma no incluye sanciones efectivas, y las empresas apelan a la autonomía contractual y a acuerdos comerciales previos.
Petro acusa a las carboneras de financiar indirectamente la ofensiva militar israelí sobre Rafah, en la Franja de Gaza, al proveer un recurso energético esencial. “Con el carbón colombiano hacen bombas para matar a los niños de Palestina”, denunció el mandatario en la red social X en 2024 cuando firmó el decreto. La declaración fue replicada, criticada y discutida en todos los medios, pero marcó un importante giro ya que por primera vez, un país latinoamericano bloquea una exportación estratégica por razones políticas vinculadas a un conflicto internacional.
Con el carbón colombiano hacen bombas para matar los niños de Palestina https://t.co/YXqGFSoKC0
— Gustavo Petro (@petrogustavo) August 18, 2024
Las empresas responsables bajo la lupaEl sector minero colombiano está dominado por oligopolios de multinacionales extranjeras. Drummond Company, de origen estadounidense, controla el 52 % de las exportaciones nacionales. Glencore, a través del consorcio Cerrejón en La Guajira, maneja cerca del 34 %. Ambas compañías han sido cuestionadas por su impacto ambiental, el trato a las comunidades locales y, en el caso de Drummond, su vinculación con la represión sindical en el departamento del Cesar.Las dos firmas siguieron operando pese al decreto. La Asociación Colombiana de Minería rechazó los planteos del presidente Petro tratandolas como “estigmatizaciones” y argumentó que las restricciones afectarían la seguridad jurídica, el empleo y la inversión extranjera. Además, exfuncionarios y exportadores colombianos, se sumaron a la tensión a favor de las empresas multinacionales al abonar al eje de que el carbón colombiano no se utiliza directamente para fines militares y que el decreto genera un precedente riesgoso para la industria.Choque de poderes y consecuencias globalesEl caso tiene implicancias que trascienden lo comercial. Petro aprovechó la instancia de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) para llamar al embargo total contra Israel y reforzar la política exterior colombiana como una “diplomacia de los derechos humanos”. La respuesta del empresariado fue el silencio o la acción por fuera de cámaras. La de Israel, fue reforzar acuerdos con otros proveedores, como Australia y Sudáfrica.En el fondo, el conflicto revela dos modelos en disputa. Por un lado, el Estado colombiano busca orientar sus relaciones internacionales y la economía hacia una posicion clara contra el genocidio en Palestina por parte del Estado de Israel y por el otro, las empresas trasnacionales cuyo interés es maximizar ganancias a cualquier costo. Mientras tanto, los barcos siguen saliendo, las regalías siguen entrando, y la confrontación entre el gobierno y las carboneras escala sin resolución visible.En definitiva, la postura del gobierno colombiano tiene importante valor ético, coherente con el derecho internacional y los derechos humanos. Es una voz necesaria como protesta activa frente al conflicto en Gaza. Se advierte que el decreto tiene fisuras jurídicas aprovechadas por empresas mineras, lo que debilita su eficacia. Pero se encamina al fortalecimiento del decreto con claridad legal al revocar o revisar oficialmente convenios comerciales, se convoca a solidaridad social y se busca presión pública nacional e internacional contra el genocidio.La controversia en torno al embargo de carbón a Israel revela la tensión entre política ética y pragmatismo económico en la gestión del gobierno de Petro. Más allá del debate sobre su efectividad inmediata, la medida posiciona a Colombia como un actor que busca articular su política comercial con posturas de condena a violaciones de derechos humanos. Este episodio marca un momento clave para el futuro de la política exterior colombiana, que enfrenta el desafío de conjugar valores, soberanía y sostenibilidad económica en un escenario interno y global cada vez más conflictivo. Hasta el momento, Petro se mantiene firme, y el martes 29 publicó en su cuenta de X “Un expresidente propuso ayer volver a hacer un acuerdo con Israel. Eso se hará solo si Israel deja de matar niños y respeta al pueblo Palestino y sus soberanía nacional”.
Un expresidente propuso ayer volver a hacer un acuerdo con Israel.
Eso se hará solo si Israel deja de matar niños y respeta al pueblo Palestino y sus soberanía nacional.https://t.co/bJ9vc4Sd8j
— Gustavo Petro (@petrogustavo) July 29, 2025
*Jose Pagliero. Ingeniero mecánico. Alfio Finola. Geógrafo, Dr. En Cs Sociales. Ambos son miembros del OECYT y analistas de NODAL.