El nuevo desafío para el futuro
Por Edgardo Meneghello*
El sistema capitalista está atravesando una nueva fase de digitalización y financiarización que está conduciendo a su fuerza
laboral hacia un nuevo tiempo y espacio del trabajo y de la producción; la virtualidad y/o la digitalización del conjunto total de las relaciones sociales.
Con la irrupción de la inteligencia artificial (IA) y el avance acelerado que está teniendo en nuestra sociedad, se vuelve cada vez más difícil predecir qué puestos de trabajo del presente o qué nuevos empleos surgirán.
Lo cierto es que estos requerirán un alto nivel de sabiduría, práctica y habilidades específicas, lo que implica que los trabajos no calificados y los sectores con alto desempleo no se resolverán fácilmente mediante la creación de nuevas ocupaciones. Lo peor que podemos hacer es no involucrarnos o interesarnos en temas tan importantes que puede afectar nuestro futuro.
No cabe duda de que la irrupción de las tecnologías digitales ha transformado profundamente los dispositivos y mecanismos de poder en las sociedades burguesas, llegando al punto de poner en crisis a los Estados-nación tradicionales como mediadores y articuladores de intereses encontrados. Las pantallas ya no son sólo dispositivos de entretenimiento o comunicación, sino que se han convertido en nuevas fábricas, extensiones de nuestro cuerpo, mediando nuestras relaciones laborales, afectivas e incluso nuestra percepción de la realidad. Este fenómeno, acelerado por la inteligencia artificial, el metaverso y la economía de plataformas, redefine constantemente los límites entre lo público y lo privado, entre el tiempo productivo y el ocio, mientras genera nuevas formas de desigualdad y control social.
En otras épocas, un trabajador rural que perdía su empleo podía reconvertirse y adaptarse a tareas en fábricas o supermercados. Sin embargo, en la agenda del futuro esto no será tan sencillo: la automatización y el uso de robots harán que muchos trabajos desaparezcan o se transformen profundamente.
Incluso, en muchos casos resultará más sencillo crear nuevos empleos que formar personas capacitadas para desempeñarlos. Como también crece la figura del precariato como una consecuencia de la flexibilidad e inestabilidad como una nueva forma de dependencia, desprotección social en plataformas como una nueva forma de explotación
Según el Informe sobre el Futuro del Empleo 2025 del Foro Económico Mundial, que recoge datos de más de 1.000 empresas de 22 sectores y 55 economías, se prevé la creación de 170 millones de nuevos puestos de trabajo y el desplazamiento de otros 92 millones para el año 2030. Algunos de los empleos que crecerán con mayor rapidez se darán en las áreas de tecnología, datos e IA, pero también en sectores esenciales como el reparto a domicilio, la prestación de cuidados, la educación, la agricultura y la ganadería.
Esto plantea un escenario de escasez de mano de obra calificada y un incremento en la tasa de desempleo. Entre las capacidades que crecerán con mayor rapidez de aquí a 2030 figuran las tecnológicas (manejo de big data, IA y ciberseguridad), para atenuar lo antes planteado hay que vigorizar habilidades humanas como el pensamiento crítico y creativo, la resiliencia, interacción, comunicación y adaptación que se logra con el trabajo en equipo y liderazgo. Cerca del 40% de las capacidades requeridas para desempeñar los puestos de trabajo deberán cambiar, y el 63 % de los empleadores ya identifican ese desfase como su principal obstáculo.
Si la fuerza de trabajo mundial estuviera representada por un grupo de 100 personas, 59 necesitarían mejorar o readaptar sus capacidades de aquí a 2030, y 11 probablemente no se beneficiarían de estas transformaciones. Esto equivale a más de 120 millones de trabajadores en riesgo de despido a medio plazo.
Desde la Unión Internacional de trabajadores/as por la innovación y el desarrollo tecnológica, de la que somos miembros, estamos trabajando para una regulación de la IA, porque advertimos que ningún empleo estará completamente a salvo de la automatización. Dicha transformación del mercado laboral comenzó con la pandemia, al ampliarse el empleo online, remoto e hibrido. La IA y la robótica seguirán evolucionando, planteando desafíos incluso para trabajadores con años de experiencia. Por ejemplo, una persona de 40 años que hoy hace un esfuerzo sobrehumano para sostener su empleo, quizás en una década deba redoblar ese esfuerzo para mantener su puesto. Muchos trabajadores todavía aspiran a sostener el mismo empleo toda su vida, pero esa posibilidad es cada vez más incierta. Y todo cambio genera estrés: hoy ya atravesamos una epidemia global de estrés.
Otro gran desafío será la organización del trabajo y la defensa de los derechos laborales. Los sindicatos enfrentarán mayores dificultades para representar a trabajadores autónomos, temporales o con escasa estabilidad. Mantener derechos consagrados en la legislación laboral y en convenios colectivos será una tarea compleja. También preocupa que los algoritmos reproduzcan sesgos discriminatorios, afectando a personas y comunidades ya marginadas.
Estamos frente a una nueva resolución estructural con mucho dinamismo e inestabilidad pare predecir cuál será el balance final, es fundamental generar legislaciones que protejan y garanticen los derechos de quienes trabajan, asegurando condiciones dignas frente a los desafíos del mundo digital, automatizado y cambiante que se impone.
El Objetivo es instaurar garantías de nuevas y buenas prácticas, como así también la responsabilidad, transparencia de las nuevas tecnologías con base de algoritmos en respecto de bien común, estado de derecho con justicia social porque el derecho del trabajo protege la dignidad de la persona, la dignidad del trabajo y la dignidad en el trabajo.
SE PUEDE estamos a tiempo.
La lucha de los trabajadores y trabajadoras por el trabajo es, en el fondo, una lucha por el poder: …el poder de decidir sobre las condiciones laborales y sobre el rumbo de nuestras vidas…
Edgardo Meneghello diplomado Derecho Laboral. Derecho Sindical. Trabajo Infantil y Adolescente con Enfoque de Derechos. Trabajo, Sindicalismo y Derechos Humanos.*