Leonardo Loza, senador y secretario ejecutivo de la Confederación Sindical de Comunidades Interculturales de Chimoré: “Nos proscribieron para entregarle Bolivia a la derecha”

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“Nos proscribieron para entregarle Bolivia a la derecha”

Por Mariano Vázquez

El senador boliviano Leonardo Loza brindó esta entrevista exclusiva a SANGRRE, en la que se refirió a la inminencia de las elecciones generales en Bolivia, la proscripción de Evo Morales, la “traición” de Andrónico Rodríguez y el futuro del país ante un eventual triunfo de la derecha y sin representantes del evismo en la Asamblea Legislativa Plurinacional por primera vez en el siglo XXI.

Senador del Estado Plurinacional de Bolivia por Cochabamba, Leonardo Loza es uno de los hombres de mayor confianza de Evo Morales y también secretario ejecutivo de la Federación de Comunidades Interculturales de Chimoré, una de las organizaciones que conforman el Pacto de Unidad campesino-indígena-originario. Esta coalición ha sido fundamental en la transformación del Estado boliviano, al impulsar la participación de las mayorías históricamente sojuzgadas y excluidas por la República, los gobiernos oligárquicos y las dictaduras, avanzando hacia su inclusión como sujetos plenos de derecho durante los gobiernos del Movimiento Al Socialismo (MAS).

El Pacto de Unidad está conformado por la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), la Confederación Nacional de Mujeres Indígenas Originarias Campesinas de Bolivia “Bartolina Sisa”, la Confederación Sindical de Comunidades Interculturales de Bolivia (CSCIB), la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (CIDOB), y el Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (CONAMAQ).

¿Cómo califica la situación política en Bolivia hoy?

Es la peor. Considero que nunca antes se había vivido una situación así, ni siquiera en tiempos de dictadura. No solo se está proscribiendo a personas, sino que también se está proscribiendo al movimiento indígena. Hay proscripciones abiertas contra organizaciones políticas con vigencia electoral en Bolivia. Son formas de dominación que se aplican al mejor estilo colonial.

El gobierno actual, por el simple hecho de querer proteger su mala gestión, su corrupción, su injusticia, ha decidido aplicar políticas de proscripción contra candidatos, organizaciones y partidos políticos. En ese marco, el gobierno allana el camino para que la derecha –yo diría la ultraderecha– vuelva al poder en Bolivia. Aquellos que fueron parte de dictaduras y de gobiernos neoliberales que privatizaron nuestros recursos naturales hoy nuevamente son candidatos. El gobierno tiene acuerdos con ellos, ha protagonizado y fabricado traiciones al interior del movimiento indígena, solo para afectar al hermano Evo Morales.

Bolivia está viviendo un momento muy particular. Tengo casi cuarenta años y nunca había visto unas elecciones bajo condiciones tan arbitrarias, tan injustas, tan poco transparentes. Todo ha sido preparado para volver a entregar Bolivia a quienes siempre nos robaron, y seguramente ese saqueo se consolidará con la enajenación de nuestros recursos naturales.

¿Y cuál va a ser la estrategia electoral? Porque ante la proscripción se fundó un nuevo instrumento político, pero el Tribunal Constitucional no aceptó esa candidatura. ¿La idea es ir hacia el voto nulo? ¿Habrá representación del “evismo” en la Asamblea Legislativa Plurinacional o la estrategia será también el voto nulo para esa instancia?

Primero, nos robaron el MAS. Segundo, nos acercamos a varias organizaciones políticas con vigencia electoral, pero, solo por acordar con nosotros y proponer al hermano Evo como candidato, también fueron proscritas. Hasta hace pocos días teníamos alguna esperanza de, por lo menos, tener representación parlamentaria, pero, bajo chantajes, también bajaron esas candidaturas.

Entonces, ¿tampoco habrá representación de este movimiento político en el próximo periodo 2025-2030?

Exactamente. A todos con quienes llegábamos a acuerdos, incluso para candidaturas uninominales, plurinominales, senadores o diputados, también los bajaron. Así que nuestra participación será nula en estas elecciones. Quizás con mucha pena decimos que no vamos a tener parlamentarios, pero sí vamos a tener la gran mayoría del pueblo de nuestro lado: batallando, luchando, peleando en las calles, en las plazas, donde sea. El pueblo lo tenemos. Somos mayoría. Si hoy preguntas en Bolivia “¿por quién quieren votar?”, seis o siete de cada diez te dirán: “Quiero votar por Evo Morales”. Esa gente va a seguir luchando. Como lo hicieron nuestros abuelos, ahora nos toca a los hijos. No nos vamos a regalar ni vender por un diputado o un senador.

Desde que se inició el proceso de cambio con la victoria de Evo Morales en 2005, el MAS tuvo o la mayoría o los dos tercios en la Asamblea Legislativa. Estamos hablando de un nuevo periodo, que además comenzará en el bicentenario de Bolivia, sin representación del movimiento campesino-indígena-originario. Es la anulación de una identidad política en el país.

Totalmente. Es muy fuerte y muy grave lo que ha hecho el gobierno del señor Luis Arce. Nosotros no fuimos parte de la refundación de Bolivia y ahora, en el bicentenario, tampoco somos parte. Nos excluyeron a la fuerza, utilizando y manipulando a jueces y fiscales con mucho dinero, para proscribir al movimiento indígena. Eso ocurrió al mejor estilo colonial, neoliberal, extranjerizante: pisotearon nuestros derechos fundamentales.

Pero vamos a seguir en la batalla. El MAS está enterrado por culpa de este gobierno. Y puede desaparecer, porque el sistema electoral boliviano establece que si una sigla no alcanza el 3% de los votos, desaparece. El partido más importante del siglo XXI en Bolivia, el único con presencia nacional, puede desaparecer. Y todo por capricho del gobierno. Nosotros ya tenemos otro camino político. Hemos creado nuestra propia organización. Evo va a dar esa batalla. Nosotros vamos a dar esa batalla. El movimiento indígena-originario-campesino-popular no se va a rendir ni va a decir “hasta aquí llegamos”. Nuestra lucha no es por curules. Nuestra lucha es mucho más grande.

No puedo dejar de preguntarle por Andrónico Rodríguez. Era vicepresidente de las Seis Federaciones del Trópico de Cochabamba y se lo señalaba como el sucesor de Evo, como parte del proceso de cambio. Pero ahora va con una candidatura propia. ¿Cómo se vive esto en esta cuna donde él se formó y fue hasta hace una semana el segundo de Evo?

No solo se formó aquí: esta región lo formó y lo cuidó. Lamentablemente, él traicionó. Decidió, como cualquier vulgar neoliberal, venderse a los patrones de siempre, entregarse a los políticos tradicionales. Se fue. Pero nosotros no lo necesitamos.

Él intentó dividir al Trópico de Cochabamba, incluso a su federación –de la cual era ejecutivo hasta hace poco–, pero no lo logró. Fue apartado, expulsado, excluido. Para nosotros, Andrónico es solo otro político más, un vendido más, como los que siempre hubo en la historia indígena de nuestro país. Desde que llegaron los españoles, hubo indígenas que se fueron con los opresores. Y él está en esa misma bolsa. Traicionó.

En mi anterior visita titulé mi crónica “Fortaleza Trópico”, en referencia a este bastión de defensa de Evo Morales. Han sido años difíciles, pero podrían venir años aún más duros con la derecha en el poder. ¿Cuál es la estrategia para seguir protegiendo este espacio y al expresidente?

No solo el Trópico de Cochabamba –del que también es parte nuestro hermano Evo– está atento. Toda Bolivia está atenta a cómo cuidarlo, cómo protegerlo. Quizás la geografía y las distancias impongan obstáculos, pero el pueblo boliviano está pendiente de su vida, tanto personal como política.

Hace veinte o treinta años, en esta región mataron a varios de nuestros hermanos por defender la vida, el territorio y la hoja de coca. Durante los catorce años del gobierno del hermano Evo, no hubo asesinatos; construimos hospitales, escuelas, puentes, carreteras. Ampliamos la frontera productiva. Pero en estos últimos cinco años hemos vivido una guerra judicial y mediática.

Sabemos que cualquiera de nosotros puede ser asesinado, secuestrado o desaparecer en cualquier momento. La vida del hermano Evo corre peligro. Pero estamos organizados y preparados, no solo en el Trópico, sino en todo el país.

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