Argentina | El pacto Milei-Trump: dólares prestados, soberanía hipotecada

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Argentina | El pacto Milei-Trump: dólares prestados, soberanía hipotecada

 

El viaje de Javier Milei a Estados Unidos para reunirse con Donald Trump y el secretario del Tesoro, Scott Bessent, dejó en claro el rumbo de la política exterior argentina. Se trata de apostar todo a una relación privilegiada “carnal” con Washington, incluso si el costo es mayor dependencia financiera.

En Nueva York, entre aplausos en redes sociales y fotos protocolares, se gestó lo que algunos analistas ya bautizaron como el pacto Roca-Runciman financiero del siglo XXI. El planteo oficial fue directo a asegurar respaldo financiero inmediato.

Horas después, el presidente Javier Milei agradecía el apoyo de los Estados Unidos, tras el anuncio de un paquete de asistencia financiera que incluye un swap de USD 20.000 millones, la compra de bonos y la promesa de colaboración inmediata en la gestión de pagos de deuda.

“Gracias presidente @POTUS y Sr. secretario Scott Bessent por su firme apoyo y la confianza en el pueblo argentino. Valoramos profundamente la amistad con Estados Unidos y su compromiso de fortalecer nuestra asociación sobre la base de valores compartidos. Juntos construiremos un camino de estabilidad, prosperidad y libertad. MAGA!”, posteó el mandatario en la red social X y pasó luego a cumplir obedientemente los mandatos del gobierno de Estados Unidos. La primera medida fue restablecer las retenciones a las exportaciones.

Una medida que el gobierno había anunciado el lunes, “ con el objetivo de generar mayor oferta de dolares”..

“Estamos trabajando con el gobierno argentino para poner fin a las exenciones fiscales para los productores de materias primas que conviertan divisas”, reveló el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, en un comunicado.

Horas más tarde, la Agencia de Recaudación y Control Aduanero, informó por la red social X: «Arca informa que se ha alcanzado la registración del cupo de siete mil millones de dólares previsto por el decreto 682/2025, por lo que se ha dado de baja la opción de registración de las Declaraciones Juradas de Venta al Exterior (DJVE) que se encuentren amparadas por el beneficio del citado decreto. A partir de ahora, solo podrán registrarse DJVE bajo el esquema vigente anterior al decreto 682/2025».

Así, la medida de las retenciones cero impuestas por el gobierno, que duró tan sólo 48 horas, terminó de revelarse como una estafa, sobre todo para los medianos y pequeños productores, diseñada para favorecer a los grandes productores.

El hecho, aparece como un hito en el que queda expuesta la vocación del gobierno por favorecer a los sectores concentrados en un capítulo que no podrá obviarse de los libros de historia económica argentina, en el que, de manera insólita, un presidente de Estados Unidos decidió apoyar económicamente a un gobierno argentino casi acabado, de cara a un proceso electoral en el que podría terminar de hundirse.

En la práctica, se trata de la misma artillería financiera que Estados Unidos desplegó en 1995 para rescatar a México tras la llamada Crisis del Tequila. La comparación no es casual. En aquel entonces, México debió comprometer sus ingresos petroleros como garantía y aceptar la supervisión del Congreso estadounidense. Se estabilizó, sí, pero al costo de perder grados de autonomía y soberanía. Hoy la Argentina corre el riesgo de repetir la fórmula. Un posible alivio inmediato a cambio de condicionalidades implícitas.

Durante el encuentro entre mandatarios,  la euforia de los mercados no tardó en aparecer. El riesgo país cayó casi cuatrocientos puntos, el dólar retrocedió en todas sus variantes y los bonos saltaron más de veinte por ciento. Para el oficialismo, fue la prueba de que la estrategia funciona. “Fue algo histórico”, dijo Caputo, emocionado hasta las lágrimas, tras el encuentro con Trump. Sin embargo, no se puede administrar la economía a base de endeudamiento externo y entrega de soberanía. Porque los dólares del Tesoro, igual que antes los del Fondo Monetario Internacional (FMI), no cambian la economía de fondo, la inflación, la caída del consumo y el cierre de empresas persiste.

El apoyo estadounidense también se tradujo en gestos políticos. Trump calificó a Milei como “ganador” y le dio un respaldo explícito para la reelección; no sabemos si confundió el objetivo de las elecciones de octubre o se adelantó 2 años a la campaña 2027. El gobierno argentino celebró el posteo como una victoria diplomática. Pero más allá del marketing político, lo central es que este alineamiento implica ceder márgenes de maniobra en temas sensibles: desde la política exterior en Asia Occidental hasta la negociación sobre Malvinas. El agregado del ministro de Defensa, Luis Petri, a la comitiva encendió interrogantes sobre eventuales acuerdos militares en el sur del país. ¿¿¿Vendrá la ansiada base militar en la Patagonia???

Mientras tanto, en Buenos Aires, la contradicción se hace evidente. La misma semana que se discutió un auxilio financiero de decenas de miles de millones de dólares, el Congreso aprobó leyes de emergencia en discapacidad, universidades y salud pediátrica con costos fiscales menores al 0,3 por ciento del Producto Bruto Interno. El Gobierno, alega no tener fondos para esas políticas, pero sí apuesta a resignar soberanía a cambio de dólares para estabilizar el tipo de cambio.

El “pacto Caputo-Bessent” es otro capítulo de valorización financiera. La historia reciente enseña que estos paquetes suelen favorecer siempre primero a grandes acreedores y fondos de inversión. El caso mexicano mostró que los recursos se destinaron prioritariamente a rescatar a bancos y bonistas, mientras los costos sociales se socializaron. Dicho de otra forma, se fugaron todos los dólares.

Hoy la Argentina enfrenta un dilema similar ¿A quién rescatarán primero con el apoyo norteamericano? ¿A la economía de la gente o a los mercados que celebran cada anuncio? La decisión de hipotecar la política económica a decisiones tomadas en Washington es evidente.

El cierre de este viaje a EE.UU. mostró la foto que Milei buscaba, aplauso internacional, euforia financiera y un guiño de Trump. Pero la película completa recién empieza a rodar. En estas condiciones el país va camino a un nuevo ciclo de dependencia disfrazado de breve estabilización. En definitiva, no se trata sólo de cuántos dólares llegan, sino de qué precio se paga y quién lo termina pagando.

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