México | Tejer soberanía desde abajo: a un año de la llegada de Claudia Sheinbaum – Por Susana Ochoa

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Tejer soberanía desde abajo: a un año de la llegada de Claudia Sheinbaum – Por Susana Ochoa

 

A un año de la llegada de Claudia Sheinbaum a la Presidencia de México, el mayor logro de su gobierno ha sido mantener el rumbo sin pausas ni concesiones, en medio de un escenario geopolítico complejo. Su apuesta es clara: cooperación sin subordinación, soberanía sin aislamiento.

En el frente internacional, México ha dado pasos firmes para equilibrar nuestra posición frente a nuestros vecinos del norte. No se trata de romper con Estados Unidos —algo indeseable si pensamos en los millones de mexicanos y familias que viven ahí—, sino de construir márgenes de autonomía que nos permitan enfrentar mejor el declive de una potencia que nos sigue condicionando y que utiliza a nuestro país y el tema de seguridad como pretexto para agudizar sus políticas de seguridad y de autoritarismo. El sur se puede convertir en nuestro norte. Ahí están las alianzas con Brasil para garantizar investigación en medicina, con Centroamérica para defender el Corredor Biocultural de la Gran Selva Maya y con América Latina para afirmar un horizonte compartido de soberanía y dignidad regional.

Al interior, el sello de este primer año ha sido un estilo de gobernar que busca involucrar a las comunidades, no solo administrarlas. El presupuesto histórico destinado a los pueblos indígenas es un ejemplo. A lo largo del año se realizaron asambleas en las que las comunidades decidieron directamente cómo invertir los recursos del FAISPI (Fondo de Aportaciones para la Infraestructura Social), es decir, sobre el poder real de transformar su propia infraestructura. En cada asamblea, además, se designó a mujeres como tesoreras: uno de los sectores históricamente más discriminados quedó encargado de administrar el dinero público. Un mensaje claro de emancipación en un año que fue nombrado como el Año de las Mujeres Indígenas.

Este estilo de gobierno atraviesa todas las estrategias que la presidenta presenta en la ahora llamada “Mañanera del Pueblo”. Siempre priorizando a los más pobres, Claudia Sheinbaum busca una soberanía no entendida solo en términos de un Estado frente a otro, sino como soberanía del pueblo de México sobre sus derechos más elementales. Ejemplo de ello son los proyectos de turismo comunitario o iniciativas aparentemente sencillas como las carreras y maratones México Imparable, donde son las comunidades quienes organizan los eventos deportivos. No se trata únicamente de generar turismo, sino de abrir espacios para que la gente se organice. Lo mismo ocurre en el terreno económico: sin apostar por cambios abruptos, se siembran semillas de un nuevo sentido común. Programas como Alimentación para el Bienestar y las Tiendas del Bienestar marcan el rumbo: ¿para qué depender de un Walmart o de supermercados extranjeros que concentran ganancias, si el Estado puede comprar directamente a los productores y vender sin intermediarios a la población?

El desafío es enorme. Los próximos cinco años exigirán inteligencia, determinación y responsabilidad para profundizar este camino. No se trata solo de sostener un proyecto desde el gobierno, sino de tejer soberanía desde abajo: en las comunidades, en las redes de solidaridad, en la militancia cotidiana de quienes creemos en la Cuarta Transformación. En próximas columnas trataré de exponer las políticas que quizá no son tan visibles o taquilleras, pero que están profundizando un proyecto de nación realmente emancipatorio.

“Por nuestro pueblo, por nuestra patria vale la pena dar cada hora, cada minuto y cada aliento de nuestros días”.
Claudia Sheinbaum, 1 de septiembre. Primer Informe de Gobierno.

*Susana Ochoa, militante de la 4ta transformación en la Secretaría de las Mujeres

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