SOUTHDEC 2025: ¿y los intereses nacionales peruanos? – Por José F. Cornejo

Compartir:

Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

José F. Cornejo *

El pasado 22 de agosto, el Comando Conjunto de las FFAA peruanas, dio a conocer una nota de prensa, en donde anunciaba la participación del jefe del Comando Conjunto de las FFAA, General del Ejército David Guillermo Ojeda Parra, junto con los líderes militares más importantes de Sudamérica, en la Conferencia Sudamericana de Defensa (SOUTHDEC 2025), que se desarrolló en la ciudad de Buenos Aires – Argentina.

Además de su participación en esta conferencia, organizada por el Comando Sur (SOUTHCOM), uno de los 11 comandos de combate del Departamento de Defensa de los EE. UU. , se realizó una reunión bilateral entre el Jefe del CCFFAA y el Jefe del Comando Sur de los Estados Unidos, Almirante USN Alvin Holsey, la cual tuvo como objetivo profundizar la cooperación bilateral entre ambas instituciones castrenses, a fin de continuar laborando como aliados estratégicos contra las diferentes amenazas que perturban la paz y el desarrollo de la región.

Según el tono de la nota de prensa del Comando Conjunto de nuestras FFAA, se trató simplemente de una reunión multilateral más de jefes militares para discutir temas de “seguridad regional”. Pero tomando en cuenta el contexto político y geoestratégico en que se realizó esta conferencia nos encontramos con una fotografía muy diferente, ante la cual, es imposible no levantar algunas serias preguntas sobre dónde se posiciona el Perú en estos momentos de grandes convulsiones geopolíticas y dónde reposan nuestros intereses nacionales.

Según los medios de prensa argentinos, los representantes diplomáticos y militares de los EE. UU. expusieron en la Conferencia SOUTHDEC 2025 los planes de la administración Trump para nuestra región. En la línea que ya había trasado su antecesora Laura Richardson, en su intervención el almirante Holsey, se lanzó en un vehemente ataque al Partido Comunista Chino y a la presencia económica de la República Popular China en nuestra región, acusándolos de avanzar de manera sistemática en “imponer su modelo autoritario”.

El almirante Holsey afirmó que China “busca apropiarse de nuestros recursos estratégicos y desplegar infraestructura de uso dual-desde puertos hasta estaciones espaciales- que podrían emplearse para proyectar poder, interrumpir el comercio y desafiar la soberanía de nuestros países”.

El almirante Holsey estuvo acompañado del Subsecretario de Defensa para la Defensa Nacional y Asuntos Hemisféricos de la administración Trump, Roosevelt Ditlevson. El subsecretario de Defensa Dietlevson, al hacer uso de la palabra fue muy impetuoso para trasmitir las exigencias trumpistas a los países sudamericanos: «Bajo la conducción del presidente Trump y del secretario Hegseth, el Departamento de Defensa está recuperando el espíritu guerrero de nuestras tropas, reconstruyendo nuestras fuerzas y restableciendo la capacidad de disuasión. Nuestra misión es sencilla: paz a través de la fuerza. Es una gran noticia para el pueblo estadounidense, y también para nuestros socios en este hemisferio».

Reiterando los ataques a la República Popular China, hechos por el Almirante Holsey, el subsecretario Dietlevson reclamó una acción mancomunada dado que, según la nueva doctrina trumpista para Latinoamérica, la seguridad del hemisferio declaró, es una responsabilidad compartida.

Pregunta a nuestro Comando Conjunto. ¿Es parte de nuestra “alianza estratégica” con los EE. UU. considerar a la República Popular China como “una amenaza que perturba la paz y el desarrollo de nuestro país”? ¿Considera el Comando Conjunto de nuestras FFAA al puerto de Chancay como “una infraestructura dual que amenaza nuestra soberanía” como afirmó el Almirante Hosley? ¿Sumarnos sin cortapisas a la creciente disputa geopolítica de los EE. UU. en contra de China es actuar en concordancia con nuestros intereses nacionales?

El otro tema de la Conferencia SOUTHDEC 2025 y para la cuál los representantes de la administración Trump reclamaron también una acción conjunta y decidida fue lo relacionado con la lucha contra el narcotráfico y las bandas criminales transnacionales. A inicios de su mandato, en febrero de este año, el presidente Trump calificó como organizaciones terroristas a 8 carteles de la droga en América Latina, y amenazó con utilizar la fuerza militar para atacar a los carteles mexicanos.

A inicios de este mes, medios de prensa de los EE. UU. dieron a conocer que el presidente Trump habría firmado una orden secreta autorizando la intervención de las FFAA de los EE. UU. para combatir estas bandas criminales a quienes considera una grave amenaza a su seguridad nacional. En días recientes la fiscal general Pam Biondi, acusó al presidente Nicolás Maduro de ser el jefe de una banda criminal, el Cartel de los Soles, y uno “de los mayores narcotraficantes del mundo”, aumentando el monto de la recompensa a quienes proporcionen informaciones para su captura de US$ 25 millones a US$ 50 millones.

Como si esta retórica demonizadora de Venezuela y sus gobernantes no fuera suficiente, la vocera de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, en un tono despótico señaló que, bajo ordenes del presidente Trump los EE. UU. están dispuestos a utilizar todos los medios de su poder para detener el ingreso de la droga en su territorio.  Luego añadió soberbiamente que, “Maduro no es un presidente legítimo, es un fugitivo, líder de un cartel narcoterrorista”. Poco después de estas declaraciones agencias de noticias anunciaban el envío de 3 destructores navales y 4 mil efectivos de marines hacia las costas venezolanas.

A la fecha no se conoce muy claramente sus intenciones, si se trata de iniciar un bloqueo naval o simplemente de una maniobra de intimidación y recaudación de inteligencia, dado que la mayoría de los expertos militares descartan que en estos momentos los EE. UU. estén interesados en elevar su política de hostigamiento y desestabilización a Caracas a un nivel abiertamente bélico.

La Conferencia Southdec 2025 en Buenos Aires se realizó casi paralelamente al inicio del despliegue naval de los EE. UU. hacia las costas venezolanas. Es a todas luces claro que fue una conferencia para tratar temas de seguridad desde la óptica y los intereses de la administración Trump en nuestra región.  Según los medios argentinos, el subsecretario de defensa Roosevelt Dietlevson, fue muy explícito en manifestar la urgencia de un apoyo sudamericano a estas maniobras militares en contra de Venezuela a las que, por el momento, solo habrían respondido afirmativamente Ecuador y Argentina.

En nuestro país la satanización de Venezuela ha llegado a niveles delirantes, a tal punto que, un diario de centro democrático como La República publicaba una carátula sensacionalista con el mapa de Venezuela rodeada de los navíos americanos anhelando una invasión exitosa y el pronto fin del gobierno de Maduro. Pero, por más animadversión que se tenga contra el gobierno de Venezuela, aplicar una lógica de “far west”, como lo pretende Washington para abordarlo, es aceptar que en el momento actual en la escena internacional ya no existen más marcos legales establecidos por las Naciones Unidas para resolver los diferendos entre los países y sólo queda el recurso al uso brutal de la fuerza militar y las guerras sin fin.

Con el agravante, que el problema de Venezuela no tiene sólo una arista continental sino mundial, como hemos constatado tras las intervenciones críticas de la República Popular China y de Rusia, a las maniobras navales de los EE. UU. frente a Venezuela. Pregunta: ¿El Comando Conjunto de nuestras FFAA está dispuesto a aceptar las consecuencias que el territorio sudamericano se convierta en un escenario de guerra abierta más del conflicto geopolítico global entre Washington, Beijing y Moscú?

Durante las maniobras injerencistas en contra de Caracas del primer mandato del presidente Trump, el año 2019, en dónde también se articuló un intento de intervención militar regional, los militares brasileños bajo la presidencia Jair Bolsonaro, un aliado más que incondicional de Trump, manifestaron su oposición a cualquier tipo aventura militar en territorio venezolano. Muy conscientes de dónde radican sus intereses nacionales, más allá de sus convicciones ideológicas, el vicepresidente de Brasil, el general Hamilton Mourao, salió a declarar públicamente que Brasil no apoyaría una intervención militar para forzar la salida del presidente Maduro: “Lo que se busca en Venezuela es una solución que evite decisiones de esa naturaleza”.

Pregunta: ¿Es demasiado pedir que el jefe del Comando Conjunto de nuestras FFAA, general David Ojeda Parra, salga declarar públicamente que el Perú no apoyará una intervención militar en Venezuela por ser esta una medida contraria a nuestros intereses nacionales?

*Magister en Filosofía, analista internacional.

Otra Mirada


 

Más notas sobre el tema