Uruguay: bajo crecimiento, con más empleo y menor ingreso
En un contexto de bajo crecimiento económico, los tres primeros meses del gobierno encabezado por el Presidente Yamandú Orsi, cuarto período del Frente Amplio, el empleo aumenta y el desempleo disminuye. De acuerdo con la Encuesta Continua de Hogares del Instituto Nacional de Estadística (INE), a julio de este año hay 16.000 personas con empleo más que en febrero, y 21.000 personas menos desempleadas. Sin embargo, el ingreso real (poder adquisitivo) de los hogares se redujo en -2,5% con respecto al primer trimestre del año, y el salario real promedio de julio descendió -0,1% con respecto al de febrero.
De acuerdo al Indicador Mensual de Actividad Económica (IMAE) elaborado por el Banco Central del Uruguay (BCU) al segundo trimestre de 2025 el crecimiento económico interanual (con respecto a igual período de 2024) creció 1,8%, anticipando un magro resultado para el PIB en el primer semestre 2025. En forma similar la Industria Manufacturera creció 1,6%, pero el consumo de los hogares habría disminuido, y el volumen físico de las exportaciones descendió -2,1%.
Como expresamos más arriba, el empleo ha crecido, y el desempleo disminuido. Resta ver si lo hace con las mismas características de los últimos años, esto es, en base a empleos de baja calidad. Como podemos ver en el cuadro No. 1, en el período más extenso de creación de empleo en el quinquenio del gobierno multicolor, el 56% de los nuevos empleos fueron de baja calidad, es decir de personas subocupadas –que trabajan menos horas de las que pudieran realmente trabajar- o sin registro en la seguridad social (BPS), lo que habitualmente se define como empleos informales.
Esta característica de la ocupación, que acompañó a toda la administración Lacalle Pou, fue sin duda una de las razones de la mayor concentración del ingreso en nuestro país y de un nivel salarial inferior al de 2019 en casi toda su gestión.
En lo que va del cuarto gobierno del Frente Amplio, a julio de 2025, el panorama ha cambiado. El aumento del empleo se ha dado en ocupaciones sin restricciones, es decir, en el empleo formal, con una esperanzadora tendencia que apoyaría a los restantes esfuerzos que deberán hacerse para redistribuir el ingreso, fundamentalmente a favor de la clase trabajadora, donde se concentra más del 90% de la población en Uruguay. Recién comienza la 11ª Ronda de Salarios, y las políticas de empleo están a la espera del debate presupuestal.
Algo similar ha ocurrido con el empleo diferenciado por sexo. Mientras en el período agosto/22 – febrero 2025 el 60% de los empleos adicionales correspondieron a población masculina, desde febrero a julio de este año, el 70 % de los nuevos empleos benefició a mujeres. Algo promisorio en cuanto al empleo de la mujer, si atendemos a la problemática de los hogares encabezados por mujeres, por ejemplo, pero también un desafío, porque dichos empleos sufren la discriminación a través de un salario inferior.
Estos cambios no parecen obedecer a políticas implementadas al respecto, además del corto período de gobierno transcurrido, lo cual alienta a considerar como mantener sus beneficios y regular sus complicaciones. Por ejemplo, del mayor empleo que hemos dado cuenta para los últimos cuatros meses, corresponde en su totalidad a personas mayores de 25 años (con descenso en los más jóvenes), una problemática que se arrastra desde hace mucho tiempo. En el año 2012, el empleo en los jóvenes menores de 25 años llegó al 40%, hoy disminuyó al 32%
Por sector económico, el aumento reciente del empleo principalmente se dio en las actividades de servicios –comercio, información y comunicación, administración pública y enseñanza- y en la agropecuaria. Por otro lado, la pérdida de empleos se dio en la industria manufacturera, electricidad, gas y agua e industria de la construcción, justamente donde se ubican las mejores remuneraciones.
En lo que hace entonces a la distribución del ingreso, ya habíamos adelantado un descenso del ingreso de los hogares en el segundo trimestre (abril-junio) de este año, coincidente además con la variación interanual de -2,2%. Esta baja de ingresos familiares fue más intensa en el Interior del país (-4,5%) que en Montevideo (-0.3%), y especialmente en las zonas urbanas del interior (localidades de más de 5.000 habitantes) donde los ingresos fueron más afectados (-5,4%). Sin duda que al término del primer semestre la inflación –aunque reducida- ya ha erosionado los ingresos fijos que predominan en los hogares uruguayos, con lo cual la ronda de salarios va a tener que manejarse.
El principal ingreso fijo, el salario real, descendió -0,4% en el segundo trimestre del año, influido por la caída de las remuneraciones públicas (-0.6%), y se ubica en el nivel de enero 2024, y 2,6% por encima del salario real de febrero 2020, antes de asumir Lacalle Pou como presidente (ver gráfica del anexo).
La pérdida en el salario real de los funcionarios públicos se ubicó en el Gobierno Central (-1,1%) y en las empresas públicas (-0.4%), mientras que los funcionarios de los gobiernos departamentales vieron incrementados sus salarios con respecto al primer trimestre en 1,1%. De allí que la negociación salarial en el ámbito del gobierno central se ha vuelto más conflictiva. En el sector privado, la ronda salarial se encara desde una pérdida promedio de -0,4%, donde solamente la construcción y la enseñanza exhiben una recuperación. El resto de los sectores muestra una pérdida promedio de casi un 1% en el segundo trimestre 2025 con respecto al primero.