20 años de: ¡No al ALCA! Construyendo Alternativas
Por Juan Alfredo González
Hace 20 años derrotamos, en una gran batalla, el proyecto neocolonial de EEUU; que, consistía en convertir nuestro continente en un Area de Libre Comercio (ALCA) bajo su exclusivo dominio. Para realizar este “Acuerdo de LC”, también, exigía la militarización (bases del Comando Sur) continental y reformas de los Estados nacionales, con el objetivo de transformar estos Estados de derechos en Estados liberales colonizados. Reformas de achicamientos estructurales, con financiamiento (vía endeudamiento) del Banco Mundial; y, privatizaciones (desnacionalizaciones) financiadas por el FMI.
Este proyecto de dominación colonial no tiene nada de nuevo ni novedoso en nuestra América. Los fundamentos de sus derechos de dominio territorial, vienen imponiendo desde el inicio mismo de la conquista y colonización continental. Cuya disputa, entre los imperios europeos, por el dominio territorial del “nuevo mundo”, fue asumido por EEUU luego de dos guerras mundiales en el siglo XX.
EEUU, desde su inicio como Estado independiente, asumió su expansión revolucionaria (republicana liberal), proyectando la conquista y colonización continental bajo su dominio, angloamericano, definida por la “Doctrina Monroe” de, “América para los americanos”. Su derecho de dominio continental está basado, en las falsedades políticas, ideológicas y teológicas de la “civilización occidental”. Falsedades de “raza superior”, de “pueblo-nación elegida”, del derecho a la libertad sin límites para el dominio de territorios; que significa, explotación de sus bienes naturales, el sometimiento de los pueblos y la explotación del trabajo esclavo.
Por esto, no se trató solo de un rechazo, el No al ALCA de los movimientos populares de todo el continente, sino la decisión de parar definitivamente, el colonialismo en nuestro continente. Se hizo, asumiendo la lucha histórica de liberación de los pueblos, convocándonos a la “construcción de Alternativas soberanas”, en la integración de los pueblos.
La Alerta sobre el significado del “proyecto colonial escondido detrás de los Tratados de Libre Comercio”, nos dio la “resistencia zapatista de los pueblos indígenas de Chiapas- México”. Fue, el 1 de enero de 1994, defendiendo hasta con las armas su territorio de la selva Lacandona contra el TLCAN (Tratado de LC de América del Norte). El ALCA, era la extensión del TLCAN a todo el continente, bajo la hegemonía total de EEUU.
Resistencia de los pueblos
A partir de aquel grito zapatista, iniciamos el proceso de Unidad de los movimientos de trabajadores, sindicales y sociales, campesinos, indígenas, mujeres, juventud, estudiantes, intelectuales, productores, cooperativas, empresarios pymes, de todo el continente, estableciendo la resistencia a la colonización neoliberal. La resistencia no fue solo con la movilización popular en las calles, ante cada política neoliberal impuesta, sino dando en cada una de ellas, la batalla cultural contra las falsedades de la dominación. Por ello, la confluencia en la Unidad, de múltiples organizaciones sociales de resistencia a los distintos ejes políticos del proyecto de dominación neocolonial fueron dando respuestas, con proyectos alternativos de soberanía, principalmente, a los tres “Acuerdos de la dependencia”: la Deuda Externa, la militarización y los TLC. Reafirmando el derecho de los pueblo a vivir libremente de acuerdo a su Cultura; al derecho a la convivencia democrática para el buen vivir y el cuidado ambiental, de la casa común.
Este proyecto ALCA, en definitiva provocó la Unidad de los movimientos populares, conformando la Alianza Social Continental (ASC), generando el revivir de las ideas de integración de los pueblos de la Patria Grande; y, el reverdecer de las luchas independentistas históricas de los pueblos, asumiendo nuevos procesos constituyentes, tanto revolucionarias como reformistas, del ALBA y de la ASC.
De aquí surge, la convocatoria a una segunda y definitiva independencia, realizado en la confluencia de objetivos con los presidentes que lideraron el rechazo institucional al ALCA. Con ella, se, abrió una década de construcción de esta Unidad hacia el sueño de Patria Grande (Latino-indo-afroamericano) con UNASUR y la CELAC. Pero, no pudimos avanzar en las transformaciones sistémicas y de nuevos paradigmas civilizatorios.
Nuestro proceso argentino
Los movimientos populares argentinos, principalmente de Trabajadores, sindicales y no sindicales, cumplimos un rol protagónico en la lucha contra el ALCA. Fundamentalmente, por nuestra identidad histórica revolucionaria democrática, definida en nuestros dos procesos independentistas. La primera, con San Martín, Belgrano y Artigas, en la luchas de liberación de los pueblos y los procesos constituyentes de 1815 y 1816. La segunda, con la constituyente del 49 de la Soberanía política, independencia económica y Justicia Social; que, marca nuestra identidad de soberanía popular, contraria al proyecto de dominación neocolonial de este tiempo, del imperialismo occidental.
Nuestra identidad regional, confronta, en toda su dimensión política, social, económica y cultural, con el “colonialismo civilizatorio occidental” histórico y actual. La construcción del republicanismo democrático Federal de nuestra región histórica del cono Sur, se fortaleció culturalmente en la Unidad política social que derroto al ALCA. Que, se expresó en la Cumbre de los presidentes de la OEA, por los presidentes de los países del MERCOSUR (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay) más la Bolivariana de Venezuela.
Ante la derrota, EEUU inicio su contraofensiva
En aquella, III Cumbre de los Pueblos de América, los movimientos sociales, dimos cuenta que estábamos ante una crisis sistémica de carácter civilizatorio. Que, enfrentamos una crisis moral en la “civilización occidental”; provocada y planificada por EEUU y la OTAN, no solo por su ofensiva permanente militar, sino por la “batalla cultural”, sosteniendo sus falsedades en cuanto a su derecho a la dominación colonial. El fracaso de la globalización marca el proceso de la decadencia imperialista occidental, producto de la resistencia de los movimientos populares en el mundo y la reconstrucción de proyectos soberanos, de Pueblos-naciones con identidades culturales históricas, milenarias.
Esta construcción, definida por China, Rusia, India, Brasil y Sudáfrica, marca la pérdida de la hegemonía del imperialismo occidental en cuanto a su proyección global de dominio; como, potencia económica, financiera, productiva y del desarrollo científico tecnológico. Este nuevo bloque de poder, proponen el establecimiento de un nuevo orden mundial, multipolar, de convivencia más democrática.
Por esto, el proyecto ALCA fue una decisión de EEUU, para reafirmar su dominio en América ante el avance, principalmente de China, por su expansión comercial y financiera en el territorio.
Pero, la derrota del proyecto ALCA inició la constitución de las naciones del Sur americano como bloque independiente, soberano, avanzando en una Unidad del Sur continental con el objetivo de sumarse al proyecto multipolar con el BRICS.
Por ello, EEUU-OTAN inició una contraofensiva, profundizando su acción violenta no solo militar, sino principalmente político cultural. Definiendo, la contraofensiva sobre toda resistencia a la dominación y mucho más, hacia los intentos de soberanía de las naciones expresadas en la construcción de UNASUR y la CELAC. Contraofensiva que, significa una nueva planificación destructiva de líderes y movimientos populares, basado en el quiebre moral de estas identidades populares.
Desde el inicio de la conquista, la colonización en nuestro continente fue impuesto con genocidio sobre los que resisten y a luchadores patriotas; pero, la tarea política y de inteligencia, fue puesto en el objetivo del quiebre ético moral en las propias identidades populares, generando la cultura cipaya de traidores a la patria.. En nuestra América del Sur, esta acción planificada, logró luego del genocidio (Plan Cóndor) de dictaduras cívicos militares, el quiebre ético moral político, instalando gobiernos cipayos neoliberales en la década de los noventa.
La contraofensiva consiste en la profundización de esta batalla cultural; activando nuevos golpes institucionales (llamados blandos), a través de una nueva planificación en los términos de “guerra fría”, ahora centralizado en “poder judicial” (Lawfere); que, ejecuta su violencia política con las “fuerzas de Seguridad” y con el reconocido “periodismo de guerra”. Esta judicialización de la política, retroalimenta la crisis moral de la cultura cipaya, institucionalizando un neo-terrorismo de Estado.
Con este, nuevo “Plan Cóndor”, han logrado victorias de violencia institucional contra los sistemas democráticos de los países constructores de UNASUR. Victorias basadas en la acción destructiva de nuestros movimientos y liderazgos, planificada con estrategia de los servicios de inteligencias y el dominio de los medios de comunicación, más aún ahora, con la disputa del desarrollo tecnológico e IA. Estrategia exitosa en los dos países líderes del Cono Sur, Brasil y Argentina; que, lograron la condena y prisión de sus máximos líderes populares; y, además, instalar presidentes cipayos, continuadores de las políticas de las Dictaduras y de los neoliberales de los 90; quienes expresan, la violencia extrema neofascistas de este tiempo de decadencia civilizatoria occidental.
Desafíos para avanzar en la integración y soberanía de los pueblos
La identidad regional, de soberanía de los pueblos está en recuperación; así, lo expresan los triunfos populares en México, Colombia, Brasil, Uruguay y ahora, el desafió principal es la recuperación del Estado de derecho en Argentina. De aquí, la importancia de entender y asumir que no se trata de la disputa de un plan o modelo económico, sino de una disputa profundamente cultural, de soberanía de los pueblos; cuyo objetivo fundamental es restituir un Estado de derecho, constitucionalmente democrático, en nuestro Sur continental.
Como hace 20 años el mundo mira que pasa en Argentina, es la misma disputa. Pero, ante su pérdida de hegemonía global, toda la acción geopolítica de EEUU, esta puesta en sostener su dominio sobre “occidente” y su confrontación es con la gran potencia emergente, China. Argentina es clave en esa disputa y el gobierno de Milei, más que cipayo, es lo mejor que tienen, impensado, en su estrategia de dominio en el Sur continental.
Así como en el Brasil, el ex – Presidente Bolsonaro está preso por su intento de golpe de Estado, en Argentina, la recuperación real del Estado de derecho constitucional, es imprescindible, y debemos realizarlo, con juicio político y penal, no solo al presidente Milei sino a todos los funcionarios partícipes de los autogolpes, realizados con el Decreto “desconstituyente” 70/2023 y el “Estatuto de coloniaje” del RIGI aprobado con la Ley Bases. Quienes según los artículos 36º y 29º de la Constitución Nacional, son “infames traidores a la Patria”. Este juicio tiene la dimensión política del juicio a la Junta militar, porque representa la necesidad de condena a los cívicos partícipes de los golpes institucionales pendiente. Sin esta determinación, no hay recuperación de la ética política y la moral en nuestro pueblo
Es a partir de estos “Actos de fuerza” que ejecutaron todas las políticas destructivas del Estado de derechos, la violencia genocida contra trabajadores, jubilados, discapacitados, … ; y, la entrega de nuestra soberanía, con el infame e indigno lineamiento a EEUU – Israel.
Sin esta acción patriótica, será imposible desconocer el ilegal, ilegitimo e inmoral endeudamiento externo con el FMI y, ahora, con el “tesoro de los EEUU”; no podremos recuperar el oro de nuestra reserva y los capitales fugados; no podremos desconocer y rechazar la instalación del comando Sur en nuestro territorio.
No alcanza con recuperar el Congreso nacional para recuperar la Democracia; resulta imprescindible, como hace veinte años, la movilización y organización popular. Requerimos, reconstruir nuestra convivencia democrática en la integración de los pueblos, para sumarnos en la construcción de un mundo multipolar, de respeto a la diversidad cultural y el cuidado ambiental de la casa común; garantizando así, la vida en el planeta.
Este vigésimo aniversario de la derrota del ALCA nos convoca a la gesta patriótica de la derrota definitiva del colonialismo occidental, retomando nuestro camino revolucionario democrático, de pueblos libres y soberanos. La violencia extrema de las clases dominantes, en profunda crisis moral, avanza impunemente en la acción genocida del fascismo; históricamente, la fortaleza cultural de los pueblos, sobreviven y trascienden, a los proyectos genocidas de la dominación.
La enseñanza del proceso victorioso de hace 20 años fue la construcción democrática de la Unidad de los movimientos populares por su liberación y soberanía. En las conclusiones de aquella III Cumbre de los Pueblos de América están las respuestas de Alternativas para la recuperación política; que, deben ser actualizados a nuestra realidad, a partir de la reconstrucción de la convivencia democrática, de un nuevo proceso constituyente de liberación y Soberanía popular.
¡Es tiempo de Vencer, convenciendo!
Por: Juan Alfredo González, ex Secretario General de ATE
