Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.
Marcelo Valverde Morales *
La crisis que atraviesan los glaciares por el cambio climático en el llamado Antropoceno se traduce en un riesgo latente de crisis de agua y eventuales desastres en los poblados cercanos.
Entre 1799 y 1804 Alexander Von Humboldt y el botánico Aimé Bonpland realizaron su famosa expedición por el continente americano con fines científicos. En ella durante los años de 1801 a 1802 en su estancia en el Virreinato de Nueva Granada, ambos científicos junto al ecuatoriano Carlos Montúfar (posterior prócer de la independencia sudamericana) realizaron la ascensión al Chimborazo. En su recorrido, estos tres personajes llegaron a una altura de 5.875 metros.
Fue a partir de este ascenso que, en 1807, Humboldt realizó la ilustración del Chimborazo “Geografía de las plantas de los Andes”. Esta imagen tuvo como objetivo mostrar la distribución de las plantas, la altitud y el clima, como una expresión de la relación entre la geografía y los organismos del entorno (perspectiva ecosistémica). En ella se pueden apreciar también las cumbres nevadas (constituidas por glaciares) de dicho volcán, demostrando el maravilloso contraste ecosistémico y paisajístico de su cumbre. El mismo se ubica en el actual Ecuador.
Este paisaje que presenció e ilustró Humboldt y que aún se puede contemplar en la Cordillera de los Andes, es literalmente milenario. Su presencia antecede la llegada de los seres humanos al continente. Es por esta presencia antiquísima que sorprenden los recientes resultados expuestos en la “Revista Science”, donde a partir de una investigación conjunta de científicos, se demuestra que los glaciares andinos han retrocedido a su tamaño más pequeño en 11.700 años de antigüedad (tiempo en el que tuvo lugar la última era de hielo). En el caso de los glaciares peruanos, por ejemplo, se trata de una perdida de cerca de un 35% entre las décadas de 1990 y 2020.
La crisis que atraviesan los glaciares por el cambio climático en el llamado Antropoceno se traduce en un riesgo latente de crisis de agua y eventuales desastres en los poblados cercanos. En el caso de los glaciares andinos en territorio peruano, existen registros históricos de numerosos aluviones.
Esto también puede traducirse en una crisis por faltante de agua, pues de estas fuentes se abastecen millones de personas en diferentes ciudades cercanas a la Cordillera de los Andes. Esto según el informe “The future of the Andean Water Towers”, presentado en la Conferencia de UNESCO de marzo 2025.
Pero junto a los glaciares se están viendo en riesgo también practicas culturales tradiciones y actividades productivas. Un ejemplo de esto se encuentra en Juan Ushca, yerno de Baltazar Ushca (ya fallecido), quien es actualmente el último hielero del Chimborazo. Este oficio consiste en ascender hasta 4.000 metros para extraer bloques de hielo los cuales se utilizan posteriormente para el comercio.
El escenario a futuro es tan crítico, que más al sur de los Andes, en la Patagonia, el mítico glaciar Perito Moreno, que recibe un promedio de 700.000 visitantes al año, está experimentando un retroceso posiblemente irreversible. Pues según un estudio de la revista “Communications Earth & Environment” se ha demostrado que el mítico glaciar va disminuyendo en los últimos años.
¿Cuántas experiencias, costumbres, memorias y sueños irán a cambiar junto al paisaje de Nuestra América? Del Chimborazo, además de la ilustración de Humbolt, nos queda un poema de Bolivar, su famoso “Mi delirio sobre el Chimborazo”, escrito en 1822. De él comparto un fragmento:
“Yo venía envuelto con un manto del Iris, desde donde paga su tributo el caudaloso Orinoco al dios de las aguas. Había visitado las encantadas fuentes amazónicas, y quise subir al atalaya del universo. Busqué las huellas de la Condamine y Humboldt; seguílas audaz, nada me detuvo; llegue a la región glacial; el éter sofocaba mi aliento. Ninguna planta humana había hollado la corona diamantina que puso las manos de la eternidad sobre las sienes excelsas del dominador de los Andes.
Yo me dije: este manto del Iris que me ha servido de estandarte ha recorrido en mis manos regiones infernales, surcado los ríos y los mares y subido sobre los hombros de los Andes; la tierra se ha allanado a los pies de Colombia, y el tiempo no ha podido detener la marca de la libertad. Belona ha sido humillada por el resplandor del Iris, ¿y no podré yo trepar sobre los cabellos canosos del gigante de la tierra?
Sí podré! y arrebatado por la violencia de un espíritu desconocido para mí que me parecía divino, dejé atrás las huellas de Humboldt empañado los cristales eternos que circuyen el Chimborazo”.
Desde la trinchera de ideas de Nuestra América queda mucho por aportar y construir en este contexto ecológico y paisajístico tan cambiante. La Ecología Política Latinoamericana va abriendo una ruta que desde la academia podemos fortalecer, pero la tarea es ardua ante esta desaparición silenciosa.
*Investigador y docente del Instituto de Estudios Latinoamericanos, Universidad Nacional, Costa Rica