La COB: entre nuevas fuerzas y el legado de lucha
Concluyó el congreso de la Central Obrera Boliviana, principal organización sindical de los trabajadores del país. El congreso se realizó en medio de susceptibilidades por la dirigencia saliente a la cabeza de Juan Carlos Huarachi, quien pidió la renuncia de Evo Morales durante el golpe de Estado del año 2019 y mediante prorrogas de mandato conservó la cabeza nacional durante 8 largos años. Su salida no solo significa un cambio de gestión más dentro del movimiento obrero boliviano, sino que vino acompañado de profundas críticas y propuestas novedosas salientes del congreso.
En primer lugar, por primera vez en la historia de la COB y del movimiento obrero boliviano sale elegida la tesis política de un sector diferente al de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia, en este caso del sector fabril. Este cambio de discurso que se ha dado es fruto también de un mediano periodo de luchas que viene sosteniendo el sector fabril nacional en cuanto ha sido de los más afectados por la crisis económica generada por el gobierno de Jeanine Añez y que vino acompañado de despidos masivos, terciarizaciones, congelamiento de salarios y ataque a las libertades sindicales durante los últimos 6 años. Los fabriles en la presentación de su documento lograron representar una voz más plural que solo las demandas históricas del sector minero asalariado y que, con el apoyo de sectores como constructores, petroleros, profesores rurales y campesinos, logró la aprobación de su documento.
Junto con el cambio discursivo dado, también el congreso afronta la crítica de la entrega desmedida de la dirigencia saliente al gobierno de turno. Aunque esta crítica viene de todos los frentes, desde trotskistas enemigos del Proceso de Cambio, un grueso del conflicto vino de parte de trabajadores que cuestionaron el apoyo al gobierno de Luis Arce y la indiferencia al gobierno de Añez. La visión de una COB que frente huelgas y movilizaciones laborales por congraciarse con un presidente que ni siquiera lo toma para los gabinetes políticos, la planificación económica o la representación política electoral fue parte de las cuestionantes y que revivió los debates de qué es ser parte del poder y el rol político-sindical de la máxima institución de la clase obrera en el país.
En medio de las discusiones también se vio una constante aspiración de los sindicatos a “volver” a tener el protagonismo que tuvo la COB durante el siglo pasado. No podemos olvidar que la Central Obrera Boliviana fue en la práctica el corazón de las luchas políticas y antimperialistas del país durante la segunda mitad del siglo XX, centralidad perdida durante el neoliberalismo y la falta de adaptación a los nuevos tiempos con el surgimiento del movimiento indígena en la década de 1990 y 2000. Pero más que escucharse lamentos sobre la historia pasada, como paso durante varios congresos, se trató más bien de una búsqueda de reaglutinar todo nuevamente, de agrupar a las fuerzas laborales asalariadas y no asalariadas como campesinos y economía popular. Esto también representa un cambio dentro de las ultimas líneas emanadas de los congresos y reaviva las intenciones de superar las brechas políticas surgidas al interior del bloque nacional-popular boliviano.
Parte de esta superación de las brechas es la de haber conformado una comisión de asuntos campesinos que, entre otras tareas, plantea la reunificación histórica entre el movimiento obrero nacional y las organizaciones sindicales campesinas. A diferencia de los planteamientos del siglo XX donde se consideraba al campesinado nada más que pequeña burguesía de clase media (por su propiedad de los medios de producción) que debía seguir a la clase obrera, los planteamientos de este congreso fue reconocer los errores históricos de la dirigencia obrera al menospreciar la capacidad combativa y de transformación nacional que planteó y logró el movimiento campesino durante los últimos 30 años. En ese sentido la reorganización junto con las confederaciones rurales pasa por una idea de iguales. Esto cambia el discurso político frente al campesinado en por lo menos 40 años de historia sindical boliviana y apunta a reagrupar a las dos grandes fuerzas sindicales de la historia boliviana, la obrera y la campesina.
Finalmente, el congreso nos deja la tarea de tener un partido popular boliviano nuevamente. En medio de la desgarradora guerra interna en el Movimiento Al Socialismo y los ataques llevados a cabo por el gobierno con la proscripción de Evo Morales, la clase obrera ve la necesidad de volver a aglutinar las fuerzas populares del país. No se trata de un partido solo de los obreros, sino un partido nacional, que vele por los oprimidos en todas sus formas y busque la toma del poder. A diferencia de otros años, la experiencia en la gestión que vivió el movimiento obrero durante los 14 años del gobierno de Morales les permite pensar las transformaciones concretas que puede buscar el país. El Estado ha dejado de ser una forma abstracta que puede hacer todo a ser un conjunto de instituciones palpables que se las puede tomar para llevar a cabo el desarrollo nacional y las mejoras de las condiciones de vida. Esto representa un potencial pocas veces antes visto en el país para proponer una nueva agenda política encaminada a cumplir las aspiraciones del pueblo boliviano.
El congreso cierra a una semana de las elecciones nacionales de segunda vuelta entre dos candidatos de la burguesía. La segunda vuelta también significó para los trabajadores años de lucha. Ellos no ven en la elección una representación si quiera moderada en materia política y económica a los intereses de la clase obrera, mas, al contrario, ya han asumido la posición de lucha que otras dirigencias sindicales todavía no. Es en este sentido que la COB se muestra como la primera representación popular que asume la tarea de luchar contra el ajuste, el desempleo, la deuda y la entrega de los recursos naturales que, principalmente el candidato Jorge “Tuto” Quiroga plantea llevar adelante para “sacar” al país adelante. Solo queda ver los resultados del domingo 19 de octubre. Pero esta elección encontrara a sindicatos en pie de lucha, dispuestos a defender las conquistas nacionales y de no ceder ante los ataques de una derecha pro burguesa y por imperial.