Ámsterdam: miles marchan en apoyo al pueblo palestino
Unas 250 000 personas, según los organizadores, se congregaron en una manifestación que exigió al Gobierno neerlandés “medidas concretas para detener el genocidio israelí”.
Una marea de personas vestidas de rojo llenó este domingo (05.10.2025) las calles de Ámsterdam para exigir al Gobierno neerlandés «medidas concretas para detener el genocidio israelí y la ocupación de Palestina». Los organizadores de la manifestación de la «línea roja» (Rode lijn), entre los que había grupos judíos, indicaron que cerca de 250 000 personas desfilaron durante varias horas por la capital de Países Bajos.
«Mientras nuestro Gobierno siga negándose a tomar medidas concretas para detener el genocidio israelí y la ocupación de Palestina, saldremos a la calle en masa», dijeron las organizaciones a través de un comunicado, denunciando que «Países Bajos sigue apoyando incondicionalmente a Israel, a pesar de las violaciones del derecho internacional y de las más de 65 000 muertes en Gaza».
Oxfam, Amnistía Internacional y otras asociaciones pidieron también a los responsables políticos que «demuestren su determinación y utilicen todos los medios económicos y diplomáticos a su alcance para aumentar la presión sobre Israel». Miembros de varios partidos políticos, entre ellos del Partido Laborista, verdes, y del Partido por los Animales, también asistieron a la manifestación, según medios locales.
Primer ministro responde
El primer ministro neerlandés, Dick Schoof, respondió a la protesta masiva a través de un mensaje en redes sociales en el que dijo comprender «la ira, la preocupación y la sensación de impotencia» de los manifestantes, añadiendo que su Gobierno «ha abogado enérgicamente por un cambio de rumbo por parte del Gobierno de (Benjamin) Netanyahu y ha aumentado gradualmente la presión para lograrlo».
Además, Schoof se mostró «esperanzado» por el llamado plan de paz del presidente estadounidense Donald Trump y aseguró que el Gobierno «evalúa constantemente cómo pueden actuar de la manera más eficaz posible, solos o junto con socios internacionales, tanto en público como entre bastidores».
Además, el viernes 3 de octubre más de 300 instituciones culturales y más de 870 artistas de Países Bajos y Bélgica declararon un «boicot cultural» a Israel en protesta por lo que califican como un «genocidio» contra los palestinos en Gaza y la ocupación prolongada de Cisjordania.
Una multitud inunda Tel Aviv para presionar por la liberación de los rehenes: “Netanyahu, es ahora o nunca”
Los manifestantes aplauden a Trump y abuchean al primer ministro israelí. Los familiares con cautivos en Gaza admiten que nunca han sentido tan cerca su regreso.
El caso de Herut Nimrod es, probablemente, el más duro de todos los familiares de los 48 últimos rehenes en Gaza. Su hijo Tamir, con doble nacionalidad alemana-israelí, es uno de los dos únicos cautivos, junto con el nepalí Bipin Joshi, cuya suerte se desconoce. Su única pista es el vídeo de su captura, con vida, el 7 de octubre de 2023. Nada más desde entonces, salvo una cifra soltada por el presidente estadounidense, Donald Trump, que parecía indicar que los servicios secretos sabían que está muerto, pero no se lo decían.
Israel sitúa a 20 con vida (por información de inteligencia o porque el propio Hamás los ha mostrado hablando en sus vídeos propagandísticos) y da por muertos a otros 26, así que —tras dos años de espera— a Herut se le llenan los ojos de lágrimas al imaginarse abrazando en unos días a su hijo, gracias al plan para Gaza del presidente de EE UU, Donald Trump, que ha pisado el acelerador y convertido en una posibilidad real (la liberación inminente de todos los rehenes) lo que apenas dos semanas antes parecía una quimera.
“Ya hubo acuerdos antes, pero esta vez parece distinto”, cuenta en la plaza de la protesta que este sábado ha congregado a una multitud en Tel Aviv para presionar por la liberación de los rehenes. “Sí, me puedo imaginar abrazando a Tamir. No sé en qué condición está, pero espero que haya sobrevivido y que sepa que estamos haciendo lo posible por liberarlo. De lo que estoy seguro es de que lo primero que querrá es un abrazo de su madre”.
Nimrod admite que los socios ultranacionalistas de Netanyahu ya han intentado en el pasado boicotear el fin de los bombardeos (en su búsqueda por vaciar Gaza de palestinos y recolonizarla con judíos), pero cree que Netanyahu “mantendrá su palabra”, que una mayoría del Gobierno y de la sociedad israelí apoya el pacto y, sobre todo, que Trump ha decidido que sucederá. “Todo el mundo árabe está detrás y espero que presione a Hamás para aceptarlo. Sé que piden cambios, pero espero que los mediadores puedan resolver las diferencias y ver a nuestros hijos pronto de vuelta en casa”, afirma. Simbólicamente, su nombre, Herut, significa en hebreo “libertad”. Su esperanza ahora es que esta manifestación —que se celebra cada sábado cuando concluye la jornada sabática al caer el sol— sea la última.
Todos parecen conscientes de la importancia del momento. Y nadie quiere decirlo tajantemente, por miedo a una nueva decepción, pero este sábado un ambiente distinto marca la manifestación. Una multitud inunda la plaza y los accesos. Son, seguro, decenas de miles, más que en anteriores ocasiones. Por megafonía aseguran que la policía calcula 200.000 asistentes, un éxito en un país de 10 millones de habitantes.
La sensación imperante es que esta vez sí es la definitiva. Y que “todos” (uno de los cánticos que todos corean en la protesta junto con la palabra “ahora”) volverán a casa en los próximos días, aunque la mayoría sea ya en ataúdes, solo para que sus seres queridos puedan velarlos. “Es ahora o nunca. Y tiene que ser ahora, señor primer ministro”, lanza a Netanyahu desde el estrado Lior Ashkenazi, un popular actor implicado en la causa desde el principio. En las pancartas se puede leer “Socorro, ya van dos años” o “Amamos a Trump”.
Einav Zangauker, la “pesadilla” de Netanyahu —como ella mismo se definió al entender cómo le había mentido sobre su voluntad de traer a su hijo Matan— se llevó un largo aplauso al subir al escenario. Se ha convertido en un símbolo y dispara contra el primer ministro, cuyo nombre abuchea el público. “Hamás ha aceptado el acuerdo. El fin de nuestro sufrimiento depende y recae en los hombros de una sola persona: Netanyahu, ¡devuelve a todos, ahora!”.
Aquí, el jefe de Gobierno israelí es el malo que ha venido evitando el acuerdo. En los discursos trasluce el miedo a que ceda a sus socios de Gobierno ultraderechistas (que critican el acuerdo, pero al menos de momento permanecerán en la coalición) y torpedee el diálogo sobre la implementación del acuerdo, que empezará este mismo lunes en Egipto.
El bueno es, sin duda, Trump. Se plasma en carteles con la palabra gracias en inglés y banderas de EE UU. La sensación general es que solo él, aunque sea para ganar su ansiado Nobel de la paz y con sus formas excéntricas y autoritarias, ha logrado lo que no hizo su predecesor, Joe Biden. Ashkenazi le agradece desde el estrado haber “logrado un consenso entre izquierda y derecha” en torno al asunto de los rehenes.
“Nada de esto habría pasado”
El ex rehén argentino-israelí en Gaza Luis Har, uno de los pocos rescatados en una operación militar, ha acudido a la manifestación a mostrar su apoyo y solo tiene palabras de agradecimiento a Trump. “Para mí es muy importante, saber que Trump hace algo por nosotros, porque si no fuese por él, no hubiese pasado absolutamente nada”, asegura entre abrazos y saludos.
Har conoce el riesgo de vender la piel del oso antes de cazarlo: se quedó fuera de un primer canje, en 2023, en el que salieron las tres familiares mujeres con las que fueron capturados, todos con doble nacionalidad argentina e israelí. Así que aboga por esperar un poco para no ilusionarse “demasiado”. “Hasta que no vea a todos los rehenes aquí, no lo creo, para no desilusionarme nuevamente, como todas las veces anteriores”, dice antes de insistir en que va a ser un regreso “muy duro para todos”. Él estuvo cinco meses privado de libertad, pero en apartamentos y sin sufrir violencia física, según contaba el año pasado en una entrevista con este periódico. Los últimos 20 rehenes vivos llevan, en cambio, dos años cautivos y han pasado más tiempo en túneles, en medio de una hambruna provocada por Netanyahu, lo que se ve en sus deteriorados cuerpos en los vídeos propagandísticos de Hamás.
Gil Dickman tendría muchos motivos para odiar, pero concentra sus energías en lograr la liberación de los 48 rehenes restantes. “No quiero que ninguna otra familia viva lo que ha vivido la mía”, resume. Su prima, Carmel Gat, estaba en la lista de rehenes vivas en 2024, durante las negociaciones de un alto el fuego que Netanyahu alargaba artificialmente para garantizar su supervivencia política. En septiembre de ese año, los captores de Gat y de otros cinco rehenes los asesinaron a disparos, al detectar un conato de rescate de las fuerzas especiales israelíes. Era un intento de Netanyahu de evitar las negociaciones y colgarse la medalla de otro rescate de película. Arreciaron las protestas. En enero de 2025, Dickman vio salir con vida a las mujeres que compartían lista con su prima. “Y, de verdad”, subraya, “que no podía estar más contento”.
Dickman no echa las campanas al vuelo, pero no teme señalar lo obvio por miedo a una futura decepción. “Nada está terminado hasta que está terminado, pero soy bastante optimista. Trump le ha dicho tanto a Netanyahu como a Hamás que ha llegado el momento”, afirma. “Estoy muy contento y optimista. Eso sí, es una pena que no haya llegado antes. Y es algo que ni olvido ni perdono”.
Hamás acepta liberar a todos los rehenes pero pide “negociar los detalles” del plan de Trump para Gaza
Trump dice que la respuesta de la milicia indica que “está preparada para una paz duradera” e insta a Israel a “detener inmediatamente los bombardeos”.
Hamás ha entregado este viernes a los mediadores su respuesta al plan de paz para Gaza del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. En un comunicado, ha asegurado que acepta liberar a los últimos rehenes aún retenidos en la Franja, 48 (solo 20 de ellos con vida), pero pide “iniciar inmediatamente negociaciones a través de los mediadores para debatir los detalles”. También se muestra conforme con que un gobierno tecnocrático palestino administre el territorio, pero elude en su respuesta cuestiones espinosas como el mecanismo internacional de supervisión, presidido por Trump, o el desarme de la milicia.
La Casa Blanca ya ha anunciado que dará un mensaje institucional al respecto desde el Despacho Oval, pero, mientras, Trump ha publicado un mensaje en su red social Truth en el que celebra la respuesta del grupo islamista: “Basándome en la declaración que acaba de emitir Hamás, creo que están preparados para una paz duradera. Israel debe detener inmediatamente los bombardeos sobre Gaza, para que podamos rescatar a los rehenes de forma segura y rápida. En este momento, es demasiado peligroso hacerlo. Ya estamos discutiendo los detalles que hay que resolver. No se trata solo de Gaza, se trata de la paz tan ansiada en Oriente Medio”.
Trump había impuesto en esta misma jornada a Hamás una cuenta atrás para que aceptara su plan de paz de 20 puntos que presentó públicamente el pasado lunes, ya con el visto bueno del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, que introdujo cambios de último minuto en el borrador definitivo. En otro mensaje en Truth, el republicano había dado al grupo palestino un ultimátum que terminaba a las 18.00 horas del domingo, hora de Washington (00.00, hora peninsular española), para que respondiera y amenazaba con un “infierno” si no aceptaba la propuesta. “Habrá paz de un modo u otro”, escribió.
La debilitada Hamás, sin apenas aliados y presionada también por los países árabes para aceptar el plan de Trump, busca evitar en su respuesta motivos para que Israel y EE UU desencadenen ese “infierno”. De hecho, no solo agradece los “esfuerzos árabes, islámicos e internacionales” para poner fin al conflicto, sino también expresamente los del presidente de EE UU.
El movimiento islamista acepta la liberación de los últimos rehenes “de acuerdo con la fórmula de intercambio incluida en la propuesta del presidente Trump, siempre que se den las condiciones para el proceso”, que en el documento son la “suspensión de todas las operaciones militares, incluidos los bombardeos aéreos y de artillería”.
En su comparecencia ante la prensa con Netanyahu, tras su reunión en el Despacho Oval, Trump señaló que, si Hamás aceptaba su propuesta, tendría un máximo de 72 horas para entregar a todos los rehenes a la vez.
Una vez liberados, Israel excarcelará a 1.700 gazatíes detenidos en los arrestos masivos efectuados por el ejército israelí en Gaza desde el 7 de octubre de 2023, entre ellos todas las mujeres y niños, y 250 presos condenados a al menos una cadena perpetua por el uso de la violencia en el marco del conflicto palestino-israelí. Son casi todos (cerca de 300) los encarcelados a perpetuidad, aunque en anteriores canjes Israel ha elegido quiénes, descartando aquellos que el nacionalismo palestino ha encumbrado como héroes.
Por cada cadáver de rehén israelí entregado, el Gobierno de Netanyahu hará lo propio con los restos de 15 gazatíes sin vida, cuyos restos retiene. La milicia ya había aceptado antes entregar todos los rehenes (como en el alto el fuego por fases que rompió Netanyahu el pasado marzo a fin de continuar con la invasión) y dejar la administración de Gaza en manos de otro Gobierno.
Hamás no menciona uno de los puntos más polémicos: el organismo internacional que presidirá el propio Trump y en el que participará el ex primer ministro británico Tony Blair para supervisar al Ejecutivo local. Se limita a aprobar “la entrega de la administración de Gaza a un organismo palestino de tecnócratas independientes, con base en el consenso nacional palestino y el apoyo árabe e islámico”. El plan de Trump señala que “Gaza será gobernada por un Gobierno transitorio temporal de un comité palestino tecnocrático y apolítico, responsable de la gestión cotidiana de los servicios públicos y los municipios”.
Para añadir confusión a los “detalles” que pretende negociar Hamás, uno de sus dirigentes, Musa Abu Marzuk, ha desgranado justo después posiciones que chocan directamente con el plan de Trump. Entre ellas, que el grupo no se desarmará “mientras dure la ocupación israelí” y que formará parte del “marco nacional palestino integral” que debata el futuro de Gaza. El plan acordado por Israel y EE UU es claro: Hamás no desempeñará “papel alguno en el Gobierno de Gaza, directa, indirectamente o de ninguna forma”.
Abu Marzuk tampoco acepta el organismo de supervisión que presidirá Trump y que no aparece mencionado en la respuesta oficial al plan. “Nunca permitiremos a nadie que no sea palestino controlar a los palestinos”, dijo antes de nombrar directamente a Blair. “No puede convertirse en gobernador de Gaza”, dijo, porque “destruyó Irak”, en referencia a su apoyo en 2003, cuando lideraba el Ejecutivo británico, a la invasión estadounidense.
Es la primera respuesta oficial de la milicia palestina a una propuesta de paz que solo incluye un plazo concreto: el de 72 horas para la liberación de los rehenes israelíes aún cautivos en Gaza. El lunes, Hamás afirmó que no había tenido acceso al documento antes de que la Casa Blanca diera a conocer los 20 puntos definitivos, retocados en el último momento para adaptarlos a las exigencias israelíes. El plan de paz, de apenas tres folios, se publicó inmediatamente antes de una comparecencia conjunta de los dos dirigentes.
El miércoles, fuentes de la milicia citadas por medios saudíes, reclamaron que el plan incluya plazos concretos para la retirada de las tropas israelíes de Gaza, una de las principales demandas a la que Hamás ha condicionado en el pasado cualquier posible tregua. El grupo islamista también venía aspirando a conservar parte de su armamento y reclamaba una enmienda al plan de Trump que distinga entre armas ofensivas, que entregaría, y defensivas, que pretende conservar. Ninguna de esas demandas aparece en su respuesta.