¿Quiénes son los jóvenes de la Generación Z que están tomando las calles? – Por Diego Lorca

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¿Quiénes son los jóvenes de la Generación Z que están tomando las calles?

La Generación Z —nacida entre 1990 y 2010— se ha convertido en la protagonista de un cambio de época. Con edades que hoy oscilan entre los 13 y los 30 años, son los primeros verdaderos nativos digitales, una generación que nunca conoció un mundo sin internet, redes sociales ni smartphones. Esa condición marca no solo su forma de comunicarse, sino también su manera de concebir el trabajo y de protagonizar protestas que, en distintos puntos del planeta, cuestionan tanto a gobiernos como a corporaciones.

En el plano laboral, los jóvenes de esta generación expresan demandas que desbordan el paradigma clásico del empleo asalariado. No basta con un salario a fin de mes y una jornada laboral de 8 horas, la posibilidad de que su trabajo contribuya a causas sociales y ambientales es tan relevante como la remuneración. De allí que conceptos como sostenibilidad, diversidad y justicia social ocupen un lugar central en sus expectativas. Valoran la autonomía, la flexibilidad horaria y geográfica, el aprendizaje continuo y la salud mental como ejes irrenunciables. En otras palabras, desean un empleo que les permita desarrollarse sin sacrificar bienestar.

Sin embargo, la realidad laboral que enfrentan dista mucho de esos ideales. El informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) “Tendencias mundiales del empleo juvenil” advierte una brecha de 79 millones de puestos de trabajo faltantes para la juventud, de los cuales el 91% corresponde a mujeres. En los países en desarrollo, dos de cada tres jóvenes están atrapados en empleos informales, mal remunerados o que no se corresponden con su nivel educativo. La desocupacion tambien afecta mucho mas a jóvenes, mientras el promedio mundial se encuentra en un 5%, en jóvenes esta asciende a mas del doble con un 12,4% y un 13,6% para latinoamerica, segun el último informe de la OIT llamado “Perspectivas sociales y del empleo en el mundo: Tendencias 2025”.

La precarización y el pluriempleo no es solo estadística, es una experiencia cada ves mas frecuente para millones de jóvenes que saltan entre prácticas profesionales sin sueldo, contratos temporales y plataformas digitales que ofrecen ingresos fragmentados e inestables. Aquí es donde se conecta la situación de la Generación Z con la nueva arquitectura del trabajo. Como advertiamos en nuestra última nota “El trabajo de plataforma rediseña una nueva arquitectura del trabajo”, el modelo industrial clásico —con contrato formal, empleador identificado, lugar físico de trabajo y derechos laborales conquistados— está siendo reemplazado por esquemas digitales en los que la relación laboral se enmascara bajo la figura de “colaboradores independientes” o “emprendedores”.

La llamada “autonomía” que prometen las plataformas es, en la práctica, una autonomía ficticia, los trabajadores dependen de algoritmos que asignan tareas, pagos, evalúan y sancionan, sin transparencia ni posibilidad de defensa, lo que importantes actores del sector denominan “opacidad algoritmica”. El costo de las herramientas y tiempos muertos corre tambien por cuenta del trabajador, mientras la empresa se disfraza de mera intermediaria.

Este giro afecta de lleno a la Generación Z, para muchos de sus integrantes, el empleo formal no solo es escaso, sino que resulta poco atractivo porque implica largas jornadas con sueldos que no alcanzan a cubrir necesidades básicas. De allí que se vuelquen a la monetización en redes sociales, el trabajo freelance o las aplicaciones de reparto y transporte, aun sabiendo que esas alternativas carecen de derechos consolidados. Como señala el Director de Investigaciones de NODAL, Lucas Aguilera, lo que cambió es la concepción del trabajo mismo, la aspiración ya no es tanto el “empleo estable” sino la capacidad de generar ingresos múltiples, flexibles, a costa de mayor incertidumbre, hemos pasado de las fábricas a las plataformas como nuevo locus standi.

Este choque entre aspiraciones ideales y la realidad material, también explica por qué la Generación Z se ha vuelto un actor clave en las calles. A lo largo de 2025, los ejemplos se multiplican, en Nepal, miles de jóvenes salieron a protestar contra la prohibición de redes sociales, exigiendo libertad de expresión y transparencia política que terminaron con la renuncia del primer ministro KP Sharma Oli. En Marruecos, el movimiento GenZ 212 movilizó a multitudes contra el gasto estatal en estadios, en un país donde faltan empleo, salud y educación. En Madagascar, los cortes de agua y electricidad encendieron la furia juvenil, que derivó en protestas masivas contra la corrupción y los servicios deficientes. En Turquía, estudiantes universitarios enfrentan medidas autoritarias y detenciones arbitrarias al igual que en Indonesia. En Francia, el movimiento “Bloquons tout” encabeza huelgas y bloqueos contra los recortes presupuestarios. La Generación Z también se levanta en Latinoamérica y Perú es su principal escenario de protesta ante una reforma previsional regresiva y un gobierno carente de legitimidad social. En todos estos casos, los jóvenes son el motor de la movilización, desafiando a gobiernos y reclamando una vida digna.

Todas las protestas antes mencionadas han sido fuertemente repirmidas dejando un saldo de varios muertos, heridos y detenidos. La policía de  Nepal utilizó fuerza letal para reprimir las protestas juveniles el 8 de septiembre de 2025, en las que  murieron al menos 19 personas y más de 300 resultaron heridas, según informó Human Rights Watch. En Madagascar, Amnisty Internacional reportó 22 asesinatos y mas de 100 heridos. Finalmente, en Marruecos la represion policial dejo un saldo de 2 manifestantes asesinados y decenas de detenidos.

Un símbolo novedoso pero recurrente en estas manifestaciones es la bandera de “One Piece”, un manifestante en Perú declaro a la prensa: “Todos los jóvenes entienden cuál es la referencia… es una referencia de un animée que nos enseña lo importante que es luchar por la justicia y salvar a un país de la corrupción”.

El territorio digital ocupa un rol central en la organizacion de la protestas como venimos observado hace ya varios años, en este caso, se utilizaron plataformas como Instagram, TikTok y Discord para convocar, difundir y disputar el sentido de la protesta. Las redes sociales son el campo de batalla desde el cual se irradian consignas, simbolos, formas de lucha, donde se intercambian conocimientos. En un analisis mas profundo, en las redes se produce el poder que se realiza en las calles, ocupan el lugar que en la organizacion política tradicional tenian los partidos politicos, sindicatos y demas organizaciones de la sociedad civil.

 

La Generación Z no se limita a esperar pasivamente un lugar en el mercado laboral que probablemente no llegue, interpela al sistema con sus valores y, cuando es necesario, lo confronta con su protesta. Al mismo tiempo, su inserción en la “gig economy” muestra que un conflicto central del trabajo en el siglo XXI será el reconocimiento de la laboralidad en contextos mediados por algoritmos. Pero lo que está en juego, no es solo una relacion laboral, sino el sentido mismo del trabajo como actividad humana y social frente a la lógica del capitalismo digital.

 

En definitiva, los jóvenes de la Generación Z son tanto hijos de la precarización como impulsores de nuevas formas y posibilidades de imaginar el trabajo. Su demanda de propósito, flexibilidad y justicia social convive con una realidad de empleos inestables y protestas callejeras. Si el siglo XX estuvo marcado por la consolidación del empleo asalariado y la acción sindical, el siglo XXI parece tener en esta generación el germen de un nuevo capítulo en la lucha entre trabajadores y capitalistas.

 

*Diego Lorca, Director del OITRAF (Observatorio Internacional del Trabajo del Futuro) y analista de NODAL.

 

 

 

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