A un año de desaparición de Julia Chuñil – Por Red de Psicólogas por Julia Chuñil

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A un año de desaparición de Julia Chuñil

Por Red de Psicólogas por Julia Chuñil

Nos preocupa la inacción del Gobierno y el silencio cómplice de todos y todas quienes aspiran a dirigir el país, quizás, por elecciones. Callar es revictimizar, negar la empatía y perpetuar el trauma, como también una estrategia de resguardo político antiético y violento.

Expresamos nuestra profunda preocupación por la salud mental colectiva ante el hecho violento y abusivo ocurrido con la defensora ambiental mapuche Julia Chuñil Catricura quien desapareció bajo amenazas de un empresario poderoso y cuyo cuerpo podría haber sido quemado. Fue una noticia que se supo, pero el Estado y la TV callan. No se investigó. No se habló. Esto impacta la salud mental de todos y envía una señal alarmante: pueden ocurrir crímenes horribles como la desaparición y no pasa nada, igual que en Dictadura.

A casi un año de este horrible crimen, observamos con inquietud una investigación que revictimiza a los hijos, allanándolos, inculpándolos, pero sin tocar al acusado. Para colmo, cuando se hizo público que podría haber sido quemada, un medio de comunicación, Canal 13, lanzó un reportaje, con hijos y familiares que estaban sufriendo, que los inculpaba directamente a ellos y no al sospechoso principal. Esto es violencia sistemática que merma la salud mental y reactiva traumas país aún no resueltos. Recordemos que el pueblo mapuche ha sido violentamente atacado, asesinado y sus líderes hechos desaparecer sin que la prensa lo hable ni la Justicia los busque. Violeta Parra lo denunciaba en sus canciones.

Como psicólogas, hoy decimos basta y llamamos a la Justicia a que respete las leyes y tratados. Las leyes existen para proteger y dar seguridad básica, y, con hechos como estos, las condiciones mínimas de salud mental no están.

Chile es un país donde existió una dictadura cívico-militar con 40.157 víctimas y quedan aún 1.100 personas desaparecidas. Tenemos una historia social de trauma que no se habla, pero todos sabemos existe. Hay desaparecidos de dicha dictadura, activistas, defensores ambientales y mapuches, de los cuales nunca se habló, no se supo qué ocurrió ni hubo justicia. El trauma sólo puede sanar cuando los delitos son nombrados. El estrés postraumático de miles de sobrevivientes y sus familias sigue vivo en una ciudadanía que aún teme ser castigada por pensar, defender derechos, alzar la voz. La desaparición de Julia reabre esa herida colectiva: una madre sin cuerpo, un duelo imposible y una comunidad atrapada en silencio.

Creemos que no es sano normalizar que existan dos justicias en Chile: mapuches y no mapuches, y sólo obtienen justicia quienes tienen poder y dinero. El resto, pareciera estar expuesto. La impunidad, el silencio y la complicidad de los poderes, sólo crea una sociedad donde, en efecto, la tasa de problemas de salud mental es altísima, como también los crímenes violentos.

El Ciudadano


 

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