Cambios en el gabinete de Milei: ganadores y perdedores
Por Emilia Trabucco *
La nueva configuración del gabinete de Javier Milei confirma que las disputas centrales del poder argentino no transcurren entre oficialismo y oposición, sino dentro del propio gobierno; una guerra abierta entre el Círculo Rojo Digital, encabezado por Santiago Caputo, y el Círculo Rojo Analógico, representado por los viejos lobbies empresariales y políticos —Rocca, Eurnekian, Ratazzi, Macri—. En el medio, el bloque Karina Milei-Clan Menem, articulador de la lumpenpolítica que reaparece con ropajes libertarios, y que hoy controla la estructura visible del Estado, posicionado como ganador después de la contienda electoral.
El poder real dentro del gobierno se reconfigura así en torno al Clan Menem, con Karina Milei como eje articulador y persona de máxima confianza e influencia sobre el presidente, acompañada por “Lule” Menem, el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem y el armador bonaerense Sebastián Pareja. Esa constelación es lo que denominamos el círculo mafioso, una red que combina herencia menemista, oportunismo extremo y una concepción patrimonial del Estado.
La llegada de Diego Santilli al Ministerio del Interior —ex dirigente del PRO, hombre formado en el PJ durante los años 90, cuyo padre fue presidente del Banco Nación de Menem— expresa con nitidez esa continuidad. Santilli hizo toda su carrera dentro del Estado, nunca en el sector privado. Su nombre apareció en los Pandora Papers con sociedades offshore en Islas Vírgenes y Florida, y su campaña de 2021 fue financiada, según confesó Leonardo Cositorto, con 32.500 dólares provenientes de la red ZOE. El propio Cositorto —hoy condenado por estafa y asociación ilícita— declaró que también aportó a la campaña presidencial de Milei en 2023 (Matías Caciabue, 3/11/25).
Esa trama mezcla política tradicional, financiamiento ilícito y redes de poder. Santilli se convierte así en el nexo entre la vieja “lumpenpolítica” menemista y el nuevo dispositivo libertariano. Su rol es doble: tender puentes con los gobernadores para exhibir gobernabilidad y garantizar los votos necesarios para avanzar en la reforma laboral regresiva que exige el gobierno norteamericano. Aunque Macri lo felicitó públicamente destacando su identidad de “dirigente del PRO”, lo cierto es que ambos tienen internas de larga data y Santilli ya respondería al armado violeta, en un modus operandi similar al de Patricia Bullrich, que espera ser la presidenta del bloque libertariano en el Senado.
Mientras tanto, Santiago Caputo, el asesor plenipotenciario, conserva poder dentro del gobierno, sin firma. Opera sobre áreas estratégicas: la SIDE, la Aduana, ARCA, el Ministerio de Salud (donde se oficializó la renuncia de la vice, Cecilia Loccisano, lo que se lee como otro golpe de Caputo contra Macri) y otros espacios de decisión. Es el embajador en las sombras del lobby norteamericano, el traductor local de las exigencias de Washington y de las corporaciones tecnológicas que sostienen la estructura digital del gobierno.
Santiago Caputo mantiene vínculos directos con Barry Bennett, jefe político puesto por Trump a Milei y lobbista republicano en América Latina, así como con el embajador Peter Lamelas, empresario estadounidense de origen cubano vinculado a la llamada “Mafia de Miami”, quien acaba de presentar sus cartas credenciales para instalarse en el país. Ambos forman parte de una red de lobby contratada a través de Leonardo Scatturice, empresario que concentra contratos con el Estado mediante las firmas OCP Tech y Tactic Global. Este entramado, además, gestiona la relación privilegiada con el Comando Sur y con fondos de inversión asociados a OpenAI, Amazon y JP Morgan.
La designación de Alejandro Lew, ex CFO de YPF y hombre del JP Morgan, como secretario de Finanzas en lugar de Pablo Quirno puede ser leída como otro golpe contra Macri y todo el Círculo Rojo “Analógico” (Pampa Energía, Techint-Tecpetrol, PAE-Bulgheroni). Lew, cercano al ministro de economía Luis Caputo, desplazó a un funcionario de confianza de Macri y de Guillermo Francos, mostrando que el control de las finanzas del Estado se inclina hacia el eje Caputo-EEUU (Clarín, 31/10/25). Lew fue además el responsable del desabastecimiento de combustible en octubre de 2023, en plena campaña electoral de Sergio Massa, estando a cargo de las compras externas en YPF.
El sector energético, con YPF en el centro, continúa siendo uno de los principales campos de disputa. Marín, actual CEO de la compañía y ex directivo de Tecpetrol, fue mencionado por Macri como su frustrado candidato a la Jefatura de Gabinete, un intento fallido que expone su pérdida de peso político y empresarial. El ex presidente busca, al menos, garantizar para sí mismo y para los integrantes de la “Oligarquía Diversificada” -en los términos de Eduardo Basualdo- una participación más amplia en el control de vías navegables, de los negocios de YPF, especialmente en la Cuenca de Vaca Muerta, y del botín estratégico de la Vaca “Viva” (alimentos) y la Vaca “Blanca” (litio) (Aguilera, NODAL, 11/10/24). Sin embargo, el eje de poder se desplazó: la estructura financiera y diplomática articulada por Caputo logró ubicar a sus propios hombres en Finanzas y Economía, relegando al macrismo a un segundo plano. Por ahora.
La llegada de Manuel Adorni a la Jefatura de Gabinete completa la jugada. Vocero de Karina Milei, Adorni asume la coordinación política del gobierno con el mandato de blindar a la vicepresidenta de facto, Karina Milei, y mantener a raya al macrismo. Los gobernadores entienden su función: construir una fachada de orden para negociar una reforma laboral, previsional y fiscal de corte ultraneoliberal.
El malestar que hizo público Mauricio Macri en X por la salida de Guillermo Francos de la jefatura de gabinete parece explicarse por el desplazamiento de un hombre que venía trabajando en la conformación de una coalición de gobierno que lo incluyera al ex presidente-empresario, a esta altura el mayor representante político de esa Oligarquía Diversificada, rebautizada como “Círculo Rojo Analógico”. La ruptura de esa estrategia deja a Macri fuera del núcleo de decisión y acentúa su aislamiento en el mapa del poder.
En privado, dirigentes del PRO reconocen que la salida de Guillermo Francos y el ascenso de Santilli y Adorni sellan “la toma del gobierno por el clan Menem” (La Nación, 2/11/25). Queda conocer quién ocupará el Ministerio de Justicia: Cúneo Libarona ya anunció que dejará la cartera, lo que traería el ascenso de Sebastián Amerio, hoy viceministro de justicia, hombre de Santiago Caputo, por lo que Karina Milei le habría pedido al actual ministro retrase su salida.
Los cambios en el gabinete, luego de una elección que dio una victoria a la fuerza oficialista, parecen responder entonces a la estrategia de fortalecer una identidad política propia encabezada por Milei, de la mano de su hermana y del Clan Menem.
En términos políticos, la Argentina asiste a una coexistencia de tres centros de poder:
El Círculo mafioso o la “Lumpen política” de Karina Milei-Menem, que administra la caja y los vínculos territoriales;
El Círculo Digital de Santiago Caputo, que controla comunicación, inteligencia y lobby externo;
El Círculo Analógico de Macri y los viejos empresarios, jugadores de la denominada “Oligarquía Diversificada”, que pugnan por recuperar influencia en la energía y la obra pública.
La “no designación” de Caputo en el Ministerio del Interior no se interpreta como una derrota, sino como una maniobra calculada: conservar el poder sin asumir responsabilidad institucional, a pesar de que las internas con la hermana presidencial parecen ir en ascenso. Macri difícilmente asimile de manera pacífica la pérdida de territorio. Todo indica que el Círculo Rojo analógico intensificará la disputa en los próximos movimientos.
La escena actual muestra un Estado administrado como corporación y una política reducida a disputa de consorcio entre fracciones del poder económico. En ese marco, se debate el rumbo de un proyecto narco-capitalista: bajo el relato de convertir a la Argentina en el “cuarto polo de inteligencia artificial”, avanza un programa de colonización absoluta, sostenido en el yugo de las finanzas y el extractivismo salvaje de los recursos estratégicos del país. Caracterizar así, más allá de las luchas intestinas, el proyecto que avanza permite comprender el verdadero sentido del reordenamiento en curso.
En ese esquema, el pueblo —desalojado completamente de la política de Estado y parcialmente desplazado de la configuración de la dirigencia opositora— queda fuera de toda decisión real, mientras la degradación de las condiciones de vida del pueblo trabajador se vuelve el dato estructural del nuevo orden.
Las fisuras que comienzan a hacerse visibles en la reconfiguración del nuevo “partido del orden” revelan algo más profundo que una simple disputa interna: reflejarían además la profundización de la contradicción entre Régimen y Pueblo. La pregunta que se impone (y la acción que urge) es cómo construir una fuerza política y social que no solo se limite a resistir, sino que recupere la iniciativa, se identifique con el pueblo trabajador que dice representar y trace un horizonte de humanidad posible. Como lo expresó Juan Domingo Perón desde la proscripción y el exilio, “Que nuestro pueblo pueda tomar el poder y así instaurar la era del gobierno de los oprimidos -la clase trabajadora- única capaz de realizar una política de paz y felicidad para nuestro pueblo”.
*Psicóloga, Magíster en Seguridad. Analista de la Agencia NODAL y del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE) en Argentina. Directora del Área de Universidad, Género y Trabajo del IEC-CONADU.
